LA HABANA.- Como “joven comunista”, Eduardo Enríquez Blanco salió a las calles a “defender la revolución” el 11 de julio de 2021 (11J). Ese día, miles de manifestantes, en su mayoría de forma pacífica, marcharon en todo el país para exigir libertad, fin de la dictadura y del comunismo en la Isla. Él también salió pero como represor.
Enríquez Blanco era entonces un joven ingeniero de DATYS, empresa para el desarrollo de aplicaciones, tecnologías y sistemas perteneciente al MININT (Ministerio del Interior). Su trabajo, según explicó un reporte de la televisión cubana, consistía en brindar soporte a los software que se utilizan en las diferentes líneas dentro de la institución, así como las utilizadas en el aeropuesto y las oficinas de identificación.
El 11J, “traspasó su trinchera y, como joven comunista, con toda su convicción e ideales, estuvo una vez más donde el deber lo necesitaba”, sostuvo el entrevistador.
Sin embargo, menos de 2 años más tarde, Enríquez Blanco fue a vivir a Miami, Estados Unidos, donde residen miles de exiliados de esa dictadura que Eduardo Enríquez Blanco defendió el 11J.
La información fue compartida a Cubanet por una persona conocida del joven, y que prefirió el anonimato por temor a represalias. Además, este diario lo pudo corroborar tras una rigurosa revisión de las redes sociales de Enríquez Blanco. Desde su perfil de Facebook, Eduardo Enríquez Blanco compartió al menos dos videos que lo ubican en Miami, al menos desde julio de 2023, y ha ubicado dicha ciudad como su lugar de residencia.
El 11J
Su experiencia confrontando a los manifestantes del 11J en Cuba la relató él propio Enríquez Blanco en una entrevista que publicara la televisión cubana catorce días más tarde. Según sus palabras, estaba en su casa viendo el fútbol cuando el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, convocara a los revolucionarios y comunistas a las calles a “defender la revolución”.
“Termino en Luyanó, en la esquina de 10 de octubre y Agua Dulce; cuando llegué allí, me paro al lado del grupo de los policías y, cuando les vi las caras _muchachos todos más jóvenes que yo_fue lo que me convenció que me tenía que quedar ahí con ese grupo de policías. No pasaron cinco minutos (…) y empezaron a tirarnos piedras, a tirarnos botellas, a agredirnos, a decirnos cosas y, sobre todo, a desafiar a aquel grupo de fuerzas del orden que estaban en ese momento; la policía empezó a avanzar, a tratar de dispersar aquella masa y fue cuando me hieren, primero con una piedra en un muslo, después me cortaron con una botella por la espalda, en la pierna tengo una lesión de siete puntos”, contó.
La intersección de las calles 10 de Octubre y Agua Dulce queda a unas cuatro cuadras de la esquina de Toyo, municipio de Diez de Octubre, provincia de La Habana, uno de los lugares donde más violentas fueron las confrontaciones entre los manifestantes y las autoridades. Hubo varios heridos y decenas de detenidos tanto en esa jornada como en la cacería de brujas que implementó el régimen en las semanas siguientes.
“Hubo un momento en que me di cuenta, seriamente, que mi vida corría a peligro, no solo cuando me vi el pie con sangre (…), pero sí vi escenas de policía heridos gravemente, policías con la camisa manchada de sangre, vi a un teniente coronel con una herida en la cabeza y eso fue lo que me hizo percatarme de que aquello que estaba pasando era muy feo y que sí corríamos peligro para nuestras vidas, pero no se podía tener miedo, fueron escena bastante violentas, fueron escenas que nunca se han visto en Cuba y que yo espero, sinceramente, que no se vuelvan a ver nunca jamás”, terminó Eduardo Enríquez Blanco su testimonio.
La exposición televisiva pretendía infundir un relato que mostrara a los agentes del orden y a las turbas del régimen como víctimas de la violencia de “delincuentes pagados desde el exterior”. Sin embargo, obviaron que, según miles de testigos, los videos de esas jornadas y organizaciones de derechos humanos, fueron los policías quienes iniciaron las confrontaciones y la violencia hacia los manifestantes ante el propio llamado de Díaz-Canel, y que incluso dispararon sus armas de fuego contra las multitudes desarmadas quienes, en casos como el de la esquina de Toyo, se defendieron con piedras.
Complicidad
La fuente consultada por Cubanet declaró que conoció a Eduardo Enríquez Blanco meses antes del 11J como parte del grupo de animalistas que en esas fechas protestaban frente a instituciones estatales exigiendo una ley de protección animal en Cuba.
“Me sorprendió verlo en la televisión nacional defendiendo al régimen y peor aún, respaldando la represión del 11J; fue entonces que me plantée si él estuvo realmente vinculado a los animalistas por convicción o infiltrado, porque en ese video se dice que trabajaba para el MININT, así que no lo dudo”, manifestó.
La mayor sorpresa llegaría cuando, a través de las redes sociales, la misma fuente constatara que se encontraba residiendo en Miami.
“¿Cómo logró salir de Cuba y llegar a Estados Unidos? No lo sé, tampoco me interesa, quizás esté cumpliendo alguna otra misión encomendada por el sin-casa (Díaz-Canel). Pero es demasiado indignante. Hay miles de jóvenes presos ahora mismo en Cuba, miles de familias sufriendo por protestar pacíficamente el 11J, mientras personas como él, cómplices de esta dictadura comunista, que reprimieron o formaron parte de las turbas represivas del régimen el 11J, hoy se encuentren disfrutando del capitalismo. Es, además, muy cínico e hipócrita”, añadió.
La información personal del perfil de Facebook de Enríquez Blanco lo muestra igualmente vinculado al Centro de buceo Cuba Blue Diving, el cual pormocionaba (la última publicación es de marzo de 2023 y el blog sostiene que están inactivos) turismo de buceo a Cuba. Enríquez Blanco no solo promociona la página sino que publicó varias fotos de él mismo buceando.
Para este artículo, Cubanet contactó a Eduardo Enríquez Blanco a través de chat en Messenger pero, hasta el momento de esta publicación, no había respondido a la solicitud de preguntas.
