LA HABANA, Cuba. – El prisionero Carlos Samir Cárdenas Cartaya ha sido víctima de la reiterada dilación de una intervención quirúrgica, según él mismo denunció vía telefónica el pasado 28 de febrero desde el centro penitenciario de máximo rigor Combinado del Este, ubicado en La Habana.
Cárdenas Cartaya refirió que desde el 4 de enero del presente año sufre de “horribles e interminables” dolores en el ojo izquierdo a causa de un implante ocular que deberían haberle extraído desde hace un año y cinco meses. El prisionero señaló asimismo que desde el 12 de enero se encuentra ingresado en el Hospital Nacional de Reclusos (HNR), adjunto a la instalación carcelaria, debido a que su condición ha empeorado.
El argumento dado por los médicos para dilatar el procedimiento quirúrgico, indicó Cárdenas Cartaya, es que las salas de cirugía del Instituto Cubano de Oftalmología “Ramón Pando Ferrer” están cerradas, que solamente están operando “casos de urgencia”, y que el suyo no lo es.
En relación a su caso el recluso destacó además que tanto especialistas del Hospital Universitario General “Calixto García” como del Hospital Nacional de Reclusos y del propio Instituto Cubano de Oftalmología coinciden en que es imperativo retirarle el implante, porque este “está afectando la córnea y los demás órganos de la cámara anterior”, al obstaculizar el drenaje ocular, con lo cual incrementa el riesgo de glaucoma.
Cárdenas Cartaya opina igualmente que el hospital Pando Ferrer le está dispensando un trato “cruel, indigno y vergonzoso para el sistema de Salud Pública” al dilatar indefinidamente la cirugía, además de otras formas de maltrato, como sucedió por ejemplo el día 5 de febrero en el Cuerpo de Guardia del centro de salud, cuando la enfermera de turno se negó a verificar, a pesar de sus intensos dolores, si la aguja con que le dispensaban el medicamento se le había salido de vena, como era el caso.
Como resultado, recalcó el prisionero, se le produjo una inflamación en la zona y no pudo recibir el medicamento adecuadamente, por lo que tuvieron que llevarlo otra vez para repetir el procedimiento en otra oportunidad.
En cuanto al fármaco en cuestión, la acetazolamida (empleado como diurético en el tratamiento del glaucoma y otros padecimientos), según agregó Cárdenas Cartaya, se trata de un preparado cuyo uso prolongado puede afectar el funcionamiento de los riñones.
Carlos Samir Cárdenas Cartaya, de 47 años de edad, se encuentra encarcelado desde el 1º de octubre del 2002. Fue condenado inicialmente a 15 años de cárcel por los delitos de actividad económica ilícita y estafa, a los que posteriormente se le agregaron otros cuatro años por atentado y un año y tres meses por desacato.
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