En el mundo de la música y el boxeo Boris Arencibia destacó por promover a artistas como Tekashi 6ix9ine y el ex campeón mundial de boxeo cubano Guillermo Rigondeaux. Sin embargo, tras su fachada de éxito y glamour, se esconde una red clandestina que podría llevar al promotor, de 50 años, a enfrentar una condena potencial de hasta 40 años en una prisión federal de Estados Unidos.
Recientemente, Arencibia estuvo envuelto en una polémica mediática, cuando organizó un festival de música en Cayo Santa María en Cuba, un evento en el que estaba involucrada la esposa del dictador cubano Miguel Díaz-Canel, Lis Cuesta, y que se pretendía que tuviera una frecuencia anual.
La caída de Boris Arencibia se desató cuando las autoridades desenterraron su participación en una trama siniestra de conspiración para entregar medicamentos adulterados e información engañosa. En consecuencia, el FBI lo arrestó a las 3 de la mañana del pasado viernes en su casa.
Las acusaciones incluyen también conspiración para traficar productos médicos con documentación falsa y conspiración para cometer lavado de dinero.
Desde 2013, Arencibia, un excampeón de judo cubano que abandonó una delegación deportiva de la isla en 1993, en Puerto Rico, supuestamente había extendido sus tentáculos hacia el oscuro mundo de la distribución de medicamentos a través de la corporación Quality Supplement Distributors. Esta empresa, que aparentemente estaba destinada a la distribución de suplementos nutricionales, se convirtió en la fachada perfecta para actividades ilegales, que ahora amenazan con llevarlo a prisión.
Las acusaciones son graves. Arencibia y sus cómplices están siendo señalados por la creación de compañías ficticias destinadas al comercio de medicamentos de mayoreo. Al parecer, la maquinaria de la conspiración se ponía en marcha al obtener ilegalmente medicamentos caros, que normalmente requieren receta médica para tratar enfermedades graves como desórdenes psiquiátricos, cáncer e infecciones de VIH.
El modus operandi de la red implicaba, supuestamente, conseguir estas sustancias de manera ilícita, muchas veces a través de robos y fraudes al sistema de salud. Sorprendentemente, se revela que, incluso, compraban los medicamentos a pacientes que los habían adquirido a precios significativamente reducidos del Medicare y Medicaid, socavando así el sistema de atención médica y explotando a aquellos que dependen de estos programas gubernamentales.
La denuncia oficial presentada ante el tribunal esboza un cuadro sombrío de la manipulación de documentos. Los acusados, según el documento judicial, alteraban etiquetas y documentos de origen para hacer que estos medicamentos robados parecieran legítimos. La venta se realizaba a cómplices que tenían el control de farmacias en Puerto Rico y otros lugares de Estados Unidos.
La magnitud de la presunta operación ilegal se evidencia en la extensión geográfica de la red de Arencibia. Las medicinas adulteradas llegaban a manos de cómplices, quienes, a su vez, las distribuían a farmacias en Puerto Rico y otros puntos estratégicos de Estados Unidos. Los pacientes, completamente ajenos al origen ilícito de los medicamentos, se convertían involuntariamente en víctimas de esta maquinaria criminal.
El caso, que ha dejado atónitos a muchos, arroja luz sobre la dualidad de una figura que, mientras impulsaba la carrera de artistas, también se hundía en las sombras del crimen organizado.
La defensa de Boris Arencibia está enfrentando una batalla cuesta arriba, ya que las pruebas presentadas por la fiscalía son contundentes. Con hasta 40 años de prisión en juego, la caída de este promotor podría marcar un precedente en la lucha contra el crimen organizado en el ámbito de la distribución ilegal de medicamentos.
El oscuro entramado de Boris Arencibia ha sido descubierto y ahora se enfrenta a la implacable mirada de la justicia.