La organización jurídica independiente Cubalex denunció este 5 de septiembre que existe un patrón de agresiones de presos comunes a reclusos políticos ordenadas por las autoridades penitenciarias en varias prisiones del país.
Según un tuit de la ONG, en la Prisión Provincial de Pinar del Río el reo común Lewis Calas Herrera, que trabaja como supervisor de disciplina, es utilizado por el jefe de orden interior Lázaro Castillo Placencia y el teniente Nivaldo para golpear a otros reclusos.
#CubalexDenuncia: Lewis Calas Herrera, preso común que trabaja como “Disciplina” en la compañía No. 1 de la Prisión Provincial de Pinar del Río, es usado por el Jefe de Orden Interior Lázaro Castillo Placencia y el reducador Primer Teniente Nivaldo, para golpear a otros reclusos. pic.twitter.com/hwVXfluofp
— Cubalex (@CubalexDDHH) September 5, 2023
Indica la publicación que Calas pesa 200 libras, mide 1.80 metros y fue boxeador. Cubalex ha recibido denuncias de al menos 18 presos que han sido golpeados por él, siempre por orden de las autoridades y atacando del cuello hacia abajo. Las autoridades le pagan con visitas clandestinas donde recibe cigarros y comida.
Situaciones similares se han reportado en otras cárceles del país. El activista Yury Almenares denunció este tipo de agresiones en el Combinado del Este de La Habana.
Sobre este hecho, el activista Alberto Ortega Fonseca explicó que el régimen utiliza a los llamados “presos de disciplina” con historial de violencia para agredir a otros reclusos, especialmente políticos, como una especie de “mercenarios” contra el pueblo.
En declaraciones a ADN Cuba, señaló que este tipo de agresiones se han replicado en prisiones de La Habana, Quivicán, Camagüey y Holguín, donde se quitan derechos y castigan a presos políticos antes de enviar a los reclusos comunes a golpearlos por órdenes de la seguridad del Estado.
“Cualquier cosa que sucede a través de los presos políticos, de los familiares de los presos políticos, todo pasa por la seguridad del Estado”, enfatizó Fonse.
De acuerdo al opositor, el acercamiento de la reunión del G-77+China ha llevado al régimen a incrementar la represión en las cárceles para mantenerlos callados.
Este tipo de situaciones han sido denunciadas en el pasado por el activista. En junio Ortega Fonseca reportó un complot en la prisión de Quivicán, donde militares recibirían sobornos de presos comunes para que golpeen a los manifestantes del 11J que se encuentran encarcelados.
De acuerdo con el testimonio, los manifestantes fueron amenazados con golpizas e incluso muerte si volvían a protestar dentro de la cárcel.
Entre los oficiales señalados de corrupción se encuentran el segundo jefe Yuliesquis Menéndez Montero y el jefe de orden interior Alexis Figo Castellano, apodado “Fino”, quien estaría sobornando a reos para agredir a los prisioneros políticos.
La denuncia también responsabiliza a los oficiales Inaudis Reinoso Bel y Odesmel Alcea Díaz de permitir este tipo de agresiones. Según el reporte, el reo Lázaro Serera Núñez consume y vende drogas en la prisión, y se encarga de mantener la “disciplina” golpeando a presos políticos.
