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Pagando promesa a San Lázaro por 37 años

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Pagando promesa a San Lázaro por 37 años
Pagando promesa a San Lázaro por 37 años

Lazarito es un cubano natural de Pinar del Río que lleva 37 años arrastrando una pesada piedra por las calles de La Habana en cumplimiento de una promesa a San Lázaro. 

Cuando su hija era pequeña no podía caminar. Desesperado, Lazarito le hizo una promesa a San Lázaro: si su hija sanaba, él arrastraría una piedra en su honor cada 17 de diciembre, día de la celebración del santo. Su hija eventualmente pudo caminar y Lazarito, agradecido, comenzó a cumplir su promesa.

Así, cada año Lazarito toma la piedra y la lleva desde su pueblo natal, en Pinar del Río, hasta el Santuario de San Lázaro en La Habana. Recorre el largo camino pasando por cada pueblo, sin importarle el esfuerzo que le supone a sus más de 60 años.

El hombre planea seguir cumpliendo la promesa por el resto de su vida, porque considera que su fe movió al santo a realizar el milagro y este sacrificio es su manera de agradecer.

San Lázaro es una de las figuras más veneradas en la religiosidad popular cubana; el santo ocupa el segundo lugar después de la Virgen de la Caridad del Cobre como objeto de culto y devoción. Su imagen está asociada tanto al catolicismo como a la santería, por lo que es un símbolo de la fusión religiosa en la isla.

El origen del fervor a San Lázaro se remonta a los tiempos de la colonia española. Cuenta la leyenda que en 1578 unos marineros enfermos de lepra fueron sanados en el poblado de Rincón, cerca de La Habana, luego de invocar la protección del santo. Desde entonces se convirtió en protector de los afectados por esta enfermedad.

Con el paso del tiempo, su figura adquirió gran importancia también dentro de los ritos de la santería, como Babalú Ayé, orisha de las enfermedades contagiosas. Así, San Lázaro pasó a representar la esperanza de curación para los creyentes de ambas religiones.

Cada 17 de diciembre, miles de fieles cubanos acuden al Santuario de San Lázaro en Rincón para cumplir sus mandas o promesas. Muchos realizan sacrificios y penitencias como muestra de agradecimiento por los favores recibidos, como arrastrar piedras desde lugares lejanos.
 

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