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Otra polémica sobre Halloween en Cuba por premiar un disfraz nazi en el centro estatal Maxim Rock

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Otra polémica sobre Halloween en Cuba por premiar un disfraz nazi en el centro estatal Maxim Rock

El indulto de las autoridades cubanas a Halloween duró tanto como el deshielo y la prensa oficial ha regresado a 2014, cuando demonizaba la festividad, una de las más populares en EE UU, que se celebra formalmente el 31 de octubre. “Cada quien es libre de copiar hábitos ajenos a su tradición o de hacer suyos valores e imágenes vengan de donde vengan. Lo raro, y en mi opinión preocupante, es que desde instituciones, cuya misión social implica preservar valores identitarios, se promuevan tales prácticas”, escribía el periodista y miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) Pedro de la Hoz en Granma.

El texto no difiere mucho del que este lunes publica Cubadebate firmado por Randy Alonso. “¿Qué hace una institución estatal, más aún, cultural, organizando, promoviendo y desarrollando una celebración que no tiene nada que ver con nuestras tradiciones, ni con una fecha patria, ni con nuestros intercambios culturales legítimos con otros países, ni siquiera con lo más genuino de la rica y diversa cultura estadounidense, sino con su sentido más consumista y estéril?”, argumenta el director del grupo de medios estatal IDEAS.

Si el jurado quiso valorar la vestimenta más aterradora, el galardón bien pudo ser un acierto, pero la audacia ha costado al local un cierre temporal y previsibles sanciones

El texto alude a un hecho que se produjo este sábado en el Centro Cultural Maxim Rock, de La Habana, que organizó el pasado sábado un fiesta de Halloween en la que resultó premiado el disfraz de Adolf Hitler que lucía un concursante. Si el jurado quiso valorar la vestimenta más aterradora, el galardón bien pudo ser un acierto, pero la audacia ha costado al local un cierre temporal y previsibles sanciones, según informó este domingo en redes sociales el Instituto Cubano de la Música.

La entidad afirma que la decisión se ha tomado “dada la gravedad del hecho y la evidencia de la incapacidad de la institución cultural para preverlo”. Se realizará, en consecuencia, un análisis y tomarán medidas disciplinarias. Pero la nota va más allá del hecho puntual y aprovecha la polémica para volver a poner la festividad bajo la lupa. “El suceso (…) además de constituir una violación de las directivas para la programación cultural, vuelve a poner sobre la mesa el tema de los peligros de la colonización cultural”, dice el Instituto, que no se queda ahí.

“Incidentes lamentables como este, que violan flagrantemente la política cultural de la Revolución Cubana, vulneran la moral y los principios sobre los que se funda el proyecto social cubano y hieren la sensibilidad ciudadana antifascista, antirracista y antisionista, merecen todo nuesto repudio y recibirán la más enérgica respuesta del sistema institucional de la Cultura”, agrega.

Uno de los primeros en difundir la noticia fue Pedro Jorge Velázquez, El Necio, que publicó un post en Facebook replicado horas más tarde por Cubadebate. En él denunciaba lo ocurrido en el Maxim Rock horas antes, entre “aplausos y ovaciones” y subrayaba que el hecho había tenido lugar no en una mipyme, sino en un local estatal, aunque la advertencia se extiende a todos.

“Esto no es un ataque a la celebración del Halloween en Cuba. Creemos que no hay forma de prohibir ni detener esta práctica. Pero sí es un llamado a la corrección”

“Esto no es un ataque a la celebración del Halloween en Cuba. Creemos que no hay forma de prohibir ni detener esta práctica. Pero sí es un llamado a la corrección, atención y el trabajo político para que esta celebración no incluya disfraces como este. Ni en instituciones estatales ni en privadas”, expuso, antes de recordar que en países como Alemania hay consecuencias legales de las que la Isla debería tomar nota. La explicación es una verdad a medias puesto que si bien es cierto que en el país está prohibida la simbología nazi, hay excepciones con fines didácticos, la información, la enseñanza o el arte, además de un cierta flexibilidad en el ejercicio de la sátira, donde podría englobarse este caso.

Aunque Velázquez indica expresamente que no se está atacando a Halloween, tanto él como Randy Alonso recuerdan que el pasado año se produjo un hecho similar, cuando un grupo de jóvenes se disfrazó de miembros del Ku Klux Klan y la Uneac pidió un castigo penal para ellos.

Halloween o Samhain, celebrado la víspera de Todos los Santos, es una fiesta pagana de tradición celta con la que se marcaba el fin de la temporada de cosechas e inicio del nuevo año. Los emigrantes irlandeses la importaron a EE UU, donde se incorporó a la cultura popular con su propia iconografía y desde allí se ha vuelto a exportar a todo el mundo, especialmente a través de la industria cinematográfica.

Ese origen y los miles de personas que en la Isla se disfrazan cada año para disfrutar de una fiesta son ignorados sistemáticamente por las autoridades cubanas, que insisten en identificarla exclusivamente con ‘el imperio’ y ligarla a sucesos negativos, como la noticia publicada en Cubadebate de un tiroteo ocurrido en Tampa la misma noche en el que dos personas fallecieron y 18 resultaron heridas. El titular – Horror en la madrugada de Halloween– vincula un hecho frecuente en EE UU directamente con la festividad, a pesar de que el contenido no indica que haya nexo alguno.

En este contexto, y después de un intenso debate en la prensa oficial, llega este lunes la columna de Alonso, que insiste en que la celebración tiene poco que ver con la tradición cubana –a pesar de los nexos de la Isla con la céltica Galicia– y pide reflexión social por los “hechos que ocurren en la fecha”.

La columna de Alonso insiste en que la celebración tiene poco que ver con la tradición cubana –a pesar de los nexos de la Isla con la céltica Galicia– y pide reflexión social por los “hechos que ocurren en la fecha”

“La absorción acrítica por nuestra sociedad de un festejo foráneo, fruto de la penetración cultural globalizadora que llega e impone patrones por doquier, no implica en grado alguno que pueda ser asumida inconscientemente por las instituciones”, agrega el vocero del régimen, que advierte de la importancia de que no solo el Estado, sino los ciudadanos, se impliquen en el rechazo.

“Las batallas culturales, ideológicas, no se ganan por decreto. Pero no le añadamos al poder avasallador y dominante de la cultura imperial, sus prácticas conexas y sus fabulosos canales de difusión, la entrega de espacios para que se afiance en nuestros predios, colonice nuestras mentes, degrade nuestra cultura y pervierta nuestros valores”, zanja.

El artículo supone la cuadratura del círculo que comenzó a documentar en 2014 este diario. Un año más tarde, 14ymedio constató que el deshielo había dado alas a la festividad, que durante dos años y gracias a los comercios privados, comenzó a ganar impulso y a perder señalamiento, salvo en los sectores más ortodoxos del régimen.

Tras la llegada de Trump al poder y con el empeoramiento de las relaciones con EE UU la tregua a Halloween fue perdiendo fuelle, lentamente, hasta volver a ser vigilada por la Policía. Ahora, se denosta el festejo mediante el uso de hechos que, mejores o peores, no dejan de ser aislados.

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