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Orlando Gutiérrez-Boronat: “El objetivo es uno solo: rescatar la nación cubana”

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Orlando Gutiérrez-Boronat: “El objetivo es uno solo: rescatar la nación cubana”
Orlando Gutiérrez-Boronat: “El objetivo es uno solo: rescatar la nación cubana”

MIAMI, Estados Unidos. – Nacido en La Habana siete años después del triunfo de la Revolución, Orlando Gutiérrez-Boronat, líder del Directorio Democrático Cubano, es hoy una figura central en la lucha por la libertad de Cuba.

Durante décadas, Gutiérrez-Boronat ha sido un pilar en el exilio cubano, encabezando iniciativas para apoyar a la resistencia dentro de la Isla y abogar por la democracia en foros internacionales. Sin embargo, su organización ha sido objeto de acusaciones relacionadas con el supuesto mal manejo de fondos, el uso indebido de recursos, e incluso de “traición” por sus llamados a las Fuerzas Armadas cubanas a sumarse a un cambio democrático.

En esta conversación, Gutiérrez-Boronat responde a las críticas y explica cómo el Directorio maneja los fondos recibidos, la transparencia de sus auditorías y las estrategias detrás de sus proyectos. Además, reflexiona sobre los cuestionamientos a su estrategia de involucrar a sectores del régimen en la transición y defiende su compromiso con la causa cubana.

―¿Qué recuerdo tienes de tu infancia? ¿Cuándo y cómo emigra tu familia?

Nací en La Habana en 1965. Por parte de madre vengo de una familia con profundas raíces en el oriente del país que vivió en Cuba por siglos. Por parte de padre, mi familia es pinareña, muy trabajadora y de excelente virtud. Viví en la Isla hasta casi los seis años, pero conservo recuerdos muy claros de esa época. Por ejemplo, guardo la memoria de una abuela que me llevaba a misa, mi barrio.

También recuerdo como, antes de irnos de Cuba, mi padre me llevó a los principales lugares de La Habana porque él estaba seguro de que no iba a regresar. Nunca olvidaré esa caminata por la ciudad: Capitolio, Malecón, los grandes monumentos… Todo eso se me ha quedado guardado en el alma.

Después de años intentando pedir el permiso de salida (al ser mi padre ingeniero se lo dificultaban más), dejaron a mi familia partir a España. Era un niño y allí me deslumbraron las luces de Madrid, los juguetes, el chocolate. Tuvo un impacto en mí descubrir ese mundo, pero sobre todo la manera en la que me educó mi madre, una excelente pedagoga, que me inculcó la apreciación por la cultura clásica, la historia.

Pasamos un año en España hasta mudarnos a Nicaragua. Entonces estaba en el poder el presidente Somoza que dejó entrar tantos cubanos. En mis memorias guardo un pueblo de gente afable que nos acogió. Vivimos por un año más allí, en una colonia cubana de exiliados. La mayoría eran tabaqueros de Pinar del Río que mi padre conocía porque nuestra familia es de Guane.

Finalmente, logramos llegar a Estados Unidos, donde me he desarrollado. Crecí dentro del exilio, en Miami. Pienso en inglés y hablo inglés, soy bilingüe, pero me educaron dentro del espacio espiritual de Cuba, dentro de una familia muy grande y unida. Una familia de la cual estoy muy orgulloso porque ha hecho una labor increíble por mantener los valores, tradiciones y la identidad de nuestra Cuba real. Crecí bebiendo sus valores y aprendiendo a amar a Cuba, de donde tengo recuerdos gratos porque la unidad familiar hacía más llevadera la escasez, la represión, el miedo.

¿Qué los llevó a salir de Cuba?

―Mis padres no querían que su único hijo se criara en un sistema comunista donde no había libertad y controlaban hasta tu mente. Un episodio que nos impulsó a salir fue una especie de tarea de la escuela que era llenar un cuadrito con el que se formaba la cara del Che. Eso molestó a mi madre que lo tiró a la basura y exclamó “No respetaban ni a los niños”.

Ella quería proteger mi mente de ese adoctrinamiento, al igual que mi padre. Por eso tomaron la decisión de sacarme. Mi abuelo paterno, a pesar de que yo era su único nieto varón, estuvo de acuerdo en que no quería que fuese educado bajo el comunismo sino como un hombre libre. Le dijo a mi papá que me sacara de allí, aunque eso significara no verme crecer. Nunca más lo vi pues murió poco después.

―¿Por qué te involucras con la causa cubana?

―Mi historia familiar me creó a un compromiso con la libertad de Cuba que fue creciendo cuando comencé a leer historia, a tomar conciencia del crimen que habían cometido con el pueblo cubano quitándole su libertad.

Además, estaba motivado por gente de mi familia que se sumó a la lucha: mi primo Abel Calante Boronat fue fusilado en Cuba, mi otro primo Joaquín Boronat cumplió 18 años de cárcel en la Isla y Lucy Boronat era una activista destacada del exilio patriótico. Eso me llevó a sumarme a las organizaciones que luchaban por la libertad de Cuba a muy temprana edad.

¿Cómo y cuándo nació la idea del Directorio y que te inspiró para liderar esa organización?

―Inicialmente, la Generación del 30 aún tenía un papel importante en esa lucha, pero se necesitaba que más jóvenes participarán en ese esfuerzo. En mi caso, me incorporé a la Organización para la Liberación de Cuba, un movimiento de jóvenes del que me enorgullezco y donde era el miembro de menos edad.

Luego, en los años 80, cuando llegué a la universidad, se reorganiza la Federación de Estudiantes Cubanos. Eso creció rápidamente en la FIU y comenzamos a buscar unidad con otros muchachos en diferentes partes del mundo. El resultado fue el Congreso Internacional de Jóvenes Cubanos por una Cuba Libre en el año 90.

En ese encuentro hicimos la propuesta de continuar con la tradición de lucha de los directorios en la historia nacional. Así nació el Quinto Directorio en la lucha por la libertad de Cuba. Desde sus inicios había una estrategia muy clara: preservar la cultura nacional, contribuir a la unidad de las fuerzas de la resistencia, apoyar en lo posible a todo aquel en Cuba que estuviera luchando, crear un movimiento internacional por la democracia en la Isla, e informar al pueblo cubano con noticias veraces.

¿Cuáles son los proyectos actuales en los que trabajan?

―El Directorio ha sido un factor clave para unir a la resistencia que es algo que aterroriza al régimen ilegítimo y criminal cubano. Como iniciativa del Directorio, coordinamos el “Acuerdo por la democracia en Cuba”, que es un documento de 10 puntos fundamentales para la transición que ha suscrito la mayor parte de la oposición.

Unos años después del acuerdo se logró constituir la Asamblea de la Resistencia Cubana, que es un parlamento integrado por 52 organizaciones de la sociedad (más de la mitad están dentro de Cuba). En la Asamblea nos hemos enfocado en dos vertientes principales: la lucha internacional para privar de recursos a la dictadura y el apoyo a la resistencia dentro de Cuba y la promoción de un paro nacional.

Actualmente, tengo el honor de haber sido reelecto como secretario general de la Asamblea, que es un movimiento que ha unificado muchos proyectos con identidad propia. De nosotros jamás ha salido un ataque a un cubano que esté en la lucha, aunque nos hayan atacado. Podemos discrepar y cada cual tiene su estrategia, pero no difamamos ni agredimos.

Hoy el exilio es distinto al de la Generación el 30 a la que te sumaste. ¿Cómo se ha adaptado el Directorio a estos nuevos tiempos?

―La respuesta es tener la brújula claramente orientada. Desde el principio del Directorio hemos estado claros de que la esencia de nuestra lucha es Dios y el camino que Dios ha señalado.

Sabemos quién es el enemigo, y lo que el totalitarismo y el comunismo representan. Son una fuerza malévola y no podemos desviarnos. Como un láser hay que golpear a ese enemigo y enfocarnos en eso.

Seguir nuestro camino con la vista sobre el objetivo y no desviarnos sin importar cuál sea el ruido para crear división. La dictadura no quiere unidad. Yo crecí viendo un exilio de hombres y mujeres con un nivel de sacrificio y un compromiso con la lucha increíbles. Nuestros plantados y nuestra resistencia nos daban el ejemplo. Era un exilio de batalla y de lucha, centrado en su objetivo, donde había diferencias, pero sobre todo respeto y unidad. Esa unidad todavía existe y está en el seno de la Asamblea.

El objetivo es uno solo: rescatar la nación cubana, reconstruir la República, tener un país que sea digno para todos. Levantar un país que sea merecedor de los gloriosos antepasados que tenemos, que viva a la altura de lo que fueron los ideales de las guerras de independencia. Necesitamos un país donde los cubanos puedan volver. Cuba está muriendo.

 Bajo esa ética es que luchamos y no nos vamos a desviar de ahí, aunque el régimen tiene la capacidad de hacer ruido, de dividir.

Un tema que han generado cuestionamientos recientemente es el uso de los fondos. ¿Cómo se distribuye el presupuesto del Directorio y a qué áreas se destina principalmente?

―El Directorio primero buscó la forma de organizarse para empezar la lucha y después buscó cómo financiar esa lucha. Una de las formas que hemos encontrado es la codificación que existe en la ley americana para la lucha por los derechos humanos en Cuba.

Conseguir ese tipo de respaldo a nivel federal es muy competitivo y riguroso porque en Estados Unidos existe un control financiero que atiende minuciosamente cómo se invierte cada quilo de dinero público que se gasta por la libertad de Cuba. Hay que responder a un orden contable y a un orden jurídico.

En ese contexto, hemos presentado propuestas que compiten por fondos. A veces hemos conseguido respaldo y otras no. Pero se ha corroborado el profesionalismo de la organización mediante los controles financieros y contables; y también que tenemos la capacidad para absorber esos fondos y gastarlos en lo que hay que gastarlos.

El Directorio tiene que hacer por lo menos dos auditorías anuales. Estamos bajo un sistema de auditoría permanente y riguroso, que significa que nos fiscalizan contadores fuera de la organización. Ellos inspeccionan todos los gastos, los recibos. Corroboran que el consumo de recursos se corresponda con el proyecto para el que nos aprobaron asistencia.

Para orgullo de los cubanos, en 30 años de recibir ese tipo de ayuda, el Directorio no ha tenido problema con una sola auditoría (y nos han hecho al menos 60).

¿Cómo proceden estas auditorías?

―En Estados Unidos la contabilidad es la esencia del sistema. Revisan que cada quilo vaya a lo que está destinado; el Gobierno crea una serie de controles en sus diferentes agencias para revisar eso. Nosotros hemos pasado las auditorías de las respectivas agencias federales que nos han dado ese tipo de ayudas.

Pero también nos han fiscalizado desde el Servicio de Rentas Internas de la Oficina General de Contabilidad, y desde los principales focos de contabilidad en Estados Unidos. Todo lo hemos pasado sin señalamientos.

¿Cómo se destinan los presupuestos actualmente?

―Lo dividimos en diferentes áreas: apoyo a la gente en Cuba, trabajo internacional y una estación de radio que se llama Radio República, la cual transmite información a Cuba siete días a la semana, durante 24 horas al día.

Esas han sido las principales áreas de trabajo para nosotros; y en diferentes momentos, los proyectos han recibido más o menos dinero de la ayuda federal.

Además del dinero expendido por el Gobierno de Estados Unidos, también hemos recibido generosamente mucho apoyo de esta comunidad por el cual estamos agradecidos. Hemos buscado la forma de financiar una lucha que hemos concebido y ejecutado nosotros mismos.

Nuestra prioridad es cuidar nuestra gente dentro de Cuba porque en la Isla es un crimen hasta estornudar en contra de la dictadura. Muchos cubanos han sufrido mucho, hasta la muerte, en esa disputa y nosotros no vamos a traicionar ese compromiso. También somos transparentes con quienes nos apoyan sobre cuál es el destino de esos fondos.

¿Existen pautas sobre cómo destinar los fondos?

―Una vez que tú recibes un fondo federal estás limitado respecto a cuánto puedes gastar en un hotel, en un viaje, en una comida. Eso está regulado por ley y no puedes violarlo. Esto es positivo para usar de manera responsable los recursos que generosamente la nación estadounidense destina a Cuba.

Además, existe una proporción, un criterio de cuánto puedes gastar en la administración de la organización y cómo tienes que invertirlo en la ejecución de los proyectos.

Lo que nosotros gastamos en la administración de la organización siempre está dentro de la categoría de “aceptable y recomendada” con relación al resto del proyecto. Eso quiere decir que muy poca gente hace mucho trabajo para que todo está rigurosamente bien.

Otro de los recientes cuestionamientos que ha recibido el Directorio son supuestos envíos a Centroamérica. ¿Puedes explicarnos esto?

―Además de todos los reportes financieros y auditorías que expliqué anteriormente, cada año las organizaciones sin fines de lucro en Estados Unidos deben presentar una declaración de impuestos.

Esa declaración de impuestos es pública, es transparente, está disponible para revisarla. En nuestro caso, la hace un contador fuera de la organización, en base a la auditoría de ese año o los reportes financieros.

Es importante explicar que el informe para el Servicio de Rentas Internas de Estados Unidos se hace según la regulación correspondiente. En este proceso hay que llenar un formulario para reportar los gastos que viene con respuestas preestablecidas.

Es decir, ellos no clasifican las naciones individualmente, sino que agrupan por regiones que pueden recibir ayuda humanitaria o cualquier tipo de ayuda por parte de los fondos públicos de Estados Unidos.

Cuba cae bajo la región Centroamericana y el Caribe. Entonces nuestros informes reflejan que se mandó X cantidad para Centroamérica porque en el formulario está claramente establecido que Centroamérica incluye a Cuba. Quien no entienda eso es porque no ha revisado la documentación, la cual es extremadamente fácil de obtener, o no entiende de contabilidad.

Entre los cuestionamientos que les han hecho se ha hablado específicamente de los viajes. ¿Por qué son una parte importante del trabajo del Directorio y qué resultados concretos han tenido para la causa cubana?

―Debo aclarar primeramente que ningún viaje que hicimos a Europa durante el 2024 lo pagó un fondo federal de Estados Unidos. Todo eso está sufragado por el sacrificio y la contribución del exilio cubano.

En cuanto a lo que me preguntan sobre los resultados, primeramente, hemos denunciado la participación del régimen en la guerra de agresión contra el pueblo de Ucrania. Hemos logrado pronunciamientos importantes por parte de gobiernos e instituciones europeas en contra del subsidio inmoral al régimen comunista de Cuba.

Nos han escuchado grupos de parlamentarios europeos. De todo esto hay evidencia, como videos de los discursos que hemos dado ante el Parlamento

Hay resultados muy concretos que no quiero dejar de mencionar: contribuimos a que el Parlamento Europeo votase el año pasado para eliminar ese subsidio al régimen comunista. También influimos en que varios gobiernos de la región europea se pronunciasen en contra del subsidio al régimen. Nos enorgullece que importantes foros y parlamentarios regionales también se sumaran a nuestra campaña.

Recientemente, trabajamos en que el Senado de Chile, el Congreso de Diputados de España y otras instituciones semejantes pidieran el fin de este subsidio. Este ha sido un año enormemente productivo para nuestra causa; y parte de la campaña inmensa del régimen comunista de Cuba contra nosotros es por estos resultados.

El mismo régimen que nos ha agredido físicamente, nos acusa de terroristas, amenaza a nuestras familias. La dictadura ha pedido nuestra extradición a los países, con los que tienen convenios. Nos han detenido en aeropuertos porque nos han declarado “terroristas”.

Nos atacan porque sienten la presión de nuestros esfuerzos y cada vez es más grande la voluntad popular de cambio en Cuba. De este lado estamos trabajando día y noche por ayudar a esa voluntad popular, pero también para privarles recursos a la represión. El régimen está consciente de eso. Saben que somos un gran obstáculo y la determinación que tenemos de contribuir a la libertad de Cuba.

La dictadura ha hecho todo lo posible para intensificar la campaña en contra nuestra e intentar neutralizar el apoyo internacional, pero no vamos a dejar de pelear porque tenemos un compromiso fundamental con nuestros muertos y también con los cubanos aún por nacer.

Además de su labor de lobby, promueven el paro nacional en Cuba y los proyectos de ayuda humanitaria ¿Puede hablarnos de esto?

―Este proyecto del Paro Nacional, que ha sido mayormente sufragado por fondos privados del exilio cubano, surgió como apoyo a una convocatoria que vino de las prisiones cubanas para animar al resto del pueblo a sumarse a la resistencia total contra régimen, a la no cooperación, a no participar en ninguna actividad. Una manera de neutralizar la represión es mediante la no participación y nosotros hemos respaldado esa iniciativa que puede ayudar en el derrocamiento del régimen.

En cuanto a las ayudas destinadas a los presos políticos, a veces hemos tenido fondos federales para ello y otras no. Pero siempre hemos mantenido un respaldo de los presos políticos. Dentro de los recursos que tenemos, eso ha sido una prioridad. No hemos podido ayudar a todos, pero sí a una gran cantidad tanto con apoyo logístico como visibilizando sus casos.

Nosotros jamás vamos a poner en peligro a ningún preso político ni a su familia. Tenemos un trabajo comprobado en el terreno de apoyo a las víctimas de la represión que se ha mantenido durante años.

Quiero agregar que el régimen comunista de Cuba le dedica millones y millones a mantenerse en el poder. Tienen cientos de embajadas, misiones diplomáticas, red de inteligencia. El dinero que no emplean para comprar comida para el pueblo, lo gastan en eso.

Nosotros hemos recibido un respaldo módico por parte de Estados Unidos. Por ejemplo, tres millones en un año para combatir internacionalmente el régimen, si no fuese por el esfuerzo, la militancia y la dedicación de los luchadores del Directorio, sería una cosa ridícula cuando lo comparas con todo lo que destina la dictadura.

Se te ha acusado de “traidor” por exhortar a los militares a promover el cambio. ¿Qué respondes?

―En toda transición exitosa a la democracia, en toda liberación exitosa del comunismo ha sido clave el papel de aquellos, sobre todo jóvenes dentro del aparato de las Fuerzas Armadas, que se unen al pueblo y que contribuyen al cambio. Eso ha sido una constante en todas las liberaciones del comunismo. Por tanto, tradicionalmente los líderes de la resistencia cubana han convocado a las FAR, a aquellos que estén dentro del Gobierno y que no hayan cometido crímenes de lesa humanidad y que tengan las manos limpias de sangre, que se unan a la resistencia.

Tenemos que hablarle a esa gente dentro del aparato que por X razón está ahí, pero quiere la libertad, quiere el cambio dentro de Cuba. Vamos a seguir haciendo ese llamado.

Jorge Mas Canosa, Huber Matos, Andrés Nazario y otros hicieron siempre esa convocatoria a las FAR, excluyendo a los que cometieron crímenes de lesa humanidad. ¿Por qué vamos a dejar de hacer eso y perder ese recurso? Supongamos que alguien discrepe de esta estrategia y quiera un cambio en Cuba sin que se involucre un cubano que haya estado en las filas del régimen (lo cual es difícil porque sabemos que el totalitarismo envuelve a la mayor cantidad de personas posibles).

Ahora bien, decirle a alguien “traidor” porque no compartas ese punto estratégico es quitarle el valor a la palabra. Traidor es ir en contra de la lucha, entorpecer la causa por liberar a Cuba

¿Cómo tú vas a utilizar eso, si estás luchando por la democracia, contra alguien que simplemente discrepa? Ese es el lenguaje del comunismo, del totalitarismo. Pese a las discrepancias, los mambises no se decían así porque había un sentido del honor y del significado de las palabras.

Yo he comprometido mi vida con la libertad de Cuba y lo he hecho a gusto. He conocido a personas excepcionales en este proceso y he sentido que estamos en la batalla por el bien.

Acusarme de traición es un acto injusto, un acto de difamación y de poca integridad moral. Yo quiero una Cuba nueva. Quiero una Cuba sin los Castro.

―¿Qué le dirías a aquellos que dudan en involucrarse en la lucha por la democracia en Cuba y que se sienten vencidos?

―Les diría que la verdad es un compromiso de vida. Eso nos enseñó José Martí. Esa es la gran lección de la filosofía occidental. Vale la pena vivir por la verdad. La verdad es Dios. Es el significado de las cosas y la dignidad humana. Es la libertad.

No abandones la lucha por tu nación. Esto no es una lucha política. Es una lucha por nuestra nación, nuestra cultura, nuestras tradiciones, quiénes somos como pueblo. Es una batalla por nuestro pensamiento, por nuestra capacidad de apreciar el bien y el mal. Es una lucha por nuestra alma individual y colectiva.

Entonces no abandones esta lucha porque tenemos que recuperar nuestro país. Creo que ahora es cuando más cerca hemos estado y es cuando más duro tenemos que empujar. Si no te gusta una organización, no participes en esa, busca otra; pero siempre que disparen al enemigo. Busca la forma de contribuir a derrocar ese régimen.

―¿Qué mensaje le gustaría enviarle a los cubanos que siguen en la Isla?

―El año pasado la Asamblea emitió el Proyecto de Salvación Nacional, que es un proyecto para los dos primeros años después de la liberación. La transición a la democracia es la devolución plena de la soberanía al pueblo de Cuba en ejercicio de la facultad de poder público.

Este programa de Salvación Nacional contempla elecciones libres multipartidistas, el fin del comunismo y la recuperación de la República. A lo que aspira es a constituir un gobierno que exista como empleado del pueblo de Cuba, en defensa de los derechos y de la soberanía.

Sería un gobierno limitado como lo concibieron en la manigua, y un gobierno cuya razón de ser sea única y exclusivamente la defensa de los derechos naturales de los cubanos.

Este programa Salvación Nacional contempla cómo llevar a causa ese cambio

―¿Cómo ves a Cuba en el futuro?

―Si hay un cambio real en Cuba, si sacamos a la familia Castro, si liberamos a Cuba profundamente, si logramos la devolución completa y sin filtro de la soberanía, todo mejorará.

Nuestro pueblo es excepcional, tiene talento y capacidad de trabajo. He visto a los cubanos triunfar en diferentes partes del mundo. Imagina todo ese talento y energías unificada para levantar el país.

Taiwán era 10 veces más pobre que Cuba; y hoy, a pesar de que sí está acosados por un enemigo real que es la China comunista, es una de las principales economías del mundo y goza de una democracia plena. Cuba puede lograr lo mismo.

Ciertamente Dios nos ha bendecido con una nación bella, un sentido de unión y propósito fundamental; y nuestra prioridad tiene que ser salvar a esa nación. Por eso el pueblo espontáneamente ha emitido un grito de libertad (¡Patria y Vida!); así como luchar por nuestra patria que es la forma correcta para vivir en un país libre que sea de los cubanos, para que este esfuerzo nuestro, de tantas generaciones, no sea en vano.

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