El viceministro de cultura cubano, Fernando Rojas, defendió públicamente la reiterada censura de las instituciones culturales a los cineastas independientes.
Tras la polémica generada en los últimos días a raíz de la denuncia del realizador cubano Luis Alejandro Yero sobre su documental “Llamadas desde Moscú”, excluida del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, el funcionario aclaró en la red social X que nunca llegaría a las pantallas de los cines de la isla un “ataque a la Revolución”.
Rojas respondía a la publicación de un usuario que le cuestionaba su declaración en apoyo al comunicado de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). El texto condena la realización del IV Festival de Cine INSTAR, organizado por el Instituto de Artivismo Hannah Arendt, que dirige la artivista Tania Bruguera.
“De verdad tú y (Gustavo) Arcos creen que se pondrá en las pantallas del Festival un ataque a la Revolución? Sean serios. Nunca ha sucedido”, aseguró el viceministro.
“Llamadas desde Moscú” cuenta la historia de cuatro migrantes cubanos trans en esa ciudad durante los meses previos y en un periodo posterior al inicio de la agresión rusa a Ucrania. La película fue censurada por el Festival de La Habana sin que los organizadores dieran razones a su director.
“¿Qué pretextos van a crear ahora ante la ausencia de “Llamadas desde Moscú” en la programación del Festival de Cine de La Habana? Desde hace un mes estábamos al tanto de que nuestro filme, y varios más, se encontraban a la espera de la última palabra, el último y definitivo dictamen de esos misteriosos y siempre presentes censores. ¿Quiénes son? ¿El Ministerio de Cultura? ¿El Departamento Ideológico del Partido Comunista? ¿La Seguridad del Estado? Nunca se sabe dónde comienza y dónde termina esa terrible serpiente”, denunció Yero, quien en 2018 obtuvo el Premio Coral el Mejor Corto Documental en ese mismo festival con su filme “Los viejos heraldos”.
“Sabemos que ha sido censurada por algunas frases incómodas que apuntan hacia el colapso y la falta de moralidad de un gobierno que apoya solapadamente la invasión de Putin a Ucrania, que ha llevado a la ruina a un país entero y provocado el mayor éxodo en la historia de Cuba, que tiene a sus jóvenes dispersos por medio mundo y como algunos de los participantes de la película dicen, prefieren estar a menos 20 grados, ilegales y en el país más homofóbico de Europa, antes de regresar a Cuba”, explicó el joven cineasta.
Unos días antes, el Ministerio de Cultura había arremetido contra el Festival de Cine INSTAR, donde se exhibirá la película de Yero. La UNEAC publicó poco después una declaración en la que definía como un “ataque a la cultura cubana” la realización del evento que tendrá por sede a ocho países y cuyas fechas coinciden con el Festival de La Habana. Según la organización, estaban incluidos “materiales audiovisuales que pretenden reescribir la historia y falsear la realidad”.
“La creación artística no está en el centro de la selección, sino el posicionamiento mediático en contra de la Revolución y la presunción de sembrar la matriz de opinión de que tales producciones constituyen la única tendencia posible y atendible dentro del amplio espectro conceptual y estético del audiovisual cubano actual”, dijeron en el comunicado que a su vez reconoce que el Festival de La Habana apuesta por un “cine revolucionario” y “antimperialista”.
Varios funcionarios del régimen apoyaron el comunicado. Entre ellos el ministro de Cultura Alpidio Alonso, el presidente de la Casa de las Américas Abel Prieto, y propio presidente de la UNEAC, Luis Morlote Rivas.
Lis Cuesta, la esposa del gobernante Miguel Díaz-Canel, también reposteó la declaración y llamó “poco creativos” e “infelices” a los cineastas cubanos.
“La Patria es la Cultura de su Pueblo, entonces, es muy predecible que los enemigos la ataquen… más de lo mismo, son tan pocos creativos los muy infelices. La Cultura revolucionaria la vamos a defender como nuestra independencia”, dijo.
“Nos entristece y provoca profunda rabia este gesto (otro) de las autoridades políticas y culturales cubanas que, cada vez más aisladas de sus propios creadores, expulsan todo relato incómodo a su discurso. Pero no habrá silencio, ni olvido, ante estas acciones de violencia. Sepan que el relato de la nación, de la cultura, de la sociedad, está cada vez menos en sus manos”, aseguró Yero.