MÉRIDA, México.- Laura Daniela Álvarez, novia de Sandro Castro, nieto de Fidel, y presunta estudiante de la carrera de Veterinaria en la Universidad Agraria de La Habana, investiga las problemáticas de la ganadería en Cuba para un trabajo de fin de curso.
El texto, del cual colocó un fragmento en su historia de Instagram, fue elaborado para la materia de Ciclo Bovino, según dejan ver los detalles de la imagen.
En una introducción de un “Marco teórico”, se lee que “el aporte principal de la ganadería en Cuba está relacionado con sus producciones de alto valor genético, la carne y la leche”.
Posteriormente, el texto del preámbulo detalla que en 2023 los productos agropecuarios como la producción de leche disminuyeron “significativamente” y el plan de producción de las vaquerías bajó a la mitad.
Según especifica el documento, con su trabajo pretende “proponer una reorientación de este tan importante sector hacia la autosostenibilidad para poder alcanzar la autosuficiencia en las unidades pecuarias tanto por la parte alimentaria como por la parte energética”.
Irónicamente, la joven, que vive una vida de lujos junto a Sandro Castro, presume joyas y perfumes caros y degusta platillos en restaurantes de lujo, plantea posibles soluciones para la crisis ganadera, causada por la familia de su novio.
Entre los factores que inciden en la disminución de la masa bovina, Daniela mencionó las enfermedades y la deficiente alimentación del ganado, pero no aborda la desastrosa gestión de la masa ganadera por su familia política.
A la joven le faltaría aludir al contexto previo a la llegada del abuelo de su novio al poder, cuando Cuba poseía un rebaño nacional estimado en seis millones de cabezas de ganado, el equivalente -casi- a una res por habitante.
Debacle de la industria ganadera
Entre 1959 y 1963, el régimen expropió toda la propiedad rural en Cuba, a excepción de las pequeñas fincas campesinas. Para 1961, la masa bovina había descendido a 5.776.333 cabezas, 223.667 reses menos que en 1958.
Las leyes también comenzaron a penalizar la matanza de ganado. En aras de “proteger el rebaño”, la Ley No. 1018 del 20 de marzo de 1962 tipificó como delito la matanza de reses.
Otra regulación, la Ley No. 1 249 de 1973, estableció sanciones más severas, de dos a cinco años de privación de libertad, para los que “sin autorización previa del órgano estatal específicamente autorizado para ello, o fuera de los mataderos legalmente establecidos o de los lugares autorizados para la matanza, sacrifiquen ganado vacuno, tanto si es para la venta como para el consumo propio”.
Una combinación de errores
En 1990, con 11 millones de habitantes en la Isla, el rebaño vacuno solo era de 4,8 millones de cabezas, y alrededor del 20% de estas pertenecían a productores privados.
Entre las causas que conllevaron al rápido decrecimiento de la ganadería cubana se encuentran la dependencia de insumos importados, como fertilizantes, pesticidas, alambres, maquinaria agrícola, combustibles.
Por otra parte, el sistema de producción es intensivo y costoso y requiere de una gran infraestructura, tractores, camiones y maquinaria para distribuir alimentos.
La falta de fertilizantes y agua conllevó al deterioro de pastos y forrajes. También se volvió insostenible la inseminación artificial.
¿Podrá el trabajo de Laura Daniela revertir un proceso de deterioro que suma varias décadas?
