En medio del proceso de bancarización de las transacciones en Cuba, un grupo de expertos rusos asesora al ministro cubano de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Ricardo Cabrisas, en temas de “digitalización del control fiscal y banca electrónica”. Su propuesta: la fundación de un Banco de Desarrollo Empresarial “en colaboración” con Moscú.
El Instituto de Economía del Crecimiento Stolypin, un centro de pensamiento con sede en Moscú, ofreció a las autoridades de la Isla detalles sobre la “experiencia rusa” en el tema, según informó a la agencia RIA Novosti Boris Titov, presidente del Consejo Empresarial entre ambos países.
El nuevo banco funcionará como una “institución financiera especializada”, que trabajará supervisado por una entidad bancaria rusa, para “mantener registros de entidades comerciales, proporcionar registro en línea, abrir cuentas para ellas y mantener servicios de liquidación y caja, transferir impuestos como agente fiscal y transferir datos en formato automatizado a la autoridad fiscal de la República de Cuba”.
El Banco de Desarrollo Empresarial tendrá la responsabilidad de suministrar a la Isla las terminales de pago y cajas indispensables para su propia actividad. Además, Moscú propone unificar en una misma plataforma virtual los procesos bancarios realizados por las micro, medianas y pequeñas empresas ( mipymes), como el registro, el pago de impuestos, la apertura de cuentas y la gestión de efectivo.
El régimen de la Isla “está pensando en la transición de una estricta regulación estatal al desarrollo de la competencia privada”
Antón Sviridenko, director del centro Stolypin, señaló por su parte que el régimen de la Isla “está pensando en la transición de una estricta regulación estatal al desarrollo de la competencia privada” y que para ello es indispensable una mayor digitalización de los procesos de control fiscal.
La iniciativa responde a la estrategia recientemente enunciada por el Gobierno cubano, ya que propone “reducir drásticamente la circulación de efectivo”, en palabras de Sviridenko, que también prometió que, si se recurre al Banco de Desarrollo Empresarial, ayudará a la “desdolarización de la economía cubana” y a un mayor control de los precios.
Los expertos del centro Stolypin acompañaron Titov durante su reunión con Miguel Díaz-Canel, el pasado enero, en la que acordaron llevar las relaciones entre Cuba y Rusia a un “momento superior”. Durante el encuentro pactaron también la fundación de un “Centro de Transformación Económica” del que nada más han sabido los cubanos.
En aquel momento, Titov aseguró que Cuba contaría con la asesoría de Rusia para la creación de “sistemas digitales para las empresas” como las que su país ha implementado “con éxito”.
La iniciativa del centro Stolypin es similar a la aprobada por el Gobierno cubano, el pasado julio, para la conversión de la empresa española Alto Cedro, presente en la Isla desde 2020, en un banco corporativo. La compañía puede abrir cuentas y brindar financiamiento a las empresas cubanas, pero no a las mipymes, una prohibición que no afectará, según parece, al Banco de Desarrollo Empresarial ruso. El objetivo de la restricción, según una fuente cercana a la directiva de Alto Cedro entrevistada por 14ymedio, es “beneficiar a las instancias estatales y a las mipymes que ellos autoricen”.
Incluso bajo estricta supervisión del Banco Central de Cuba, Alto Cedro –dirigido por el magnate español Javier Botín, vinculado al banco Santander– cuenta con la facultad de “monitorear a sus deudores” y recibir y otorgar préstamos.
A pesar del vertiginoso acercamiento de La Habana y Moscú, las relaciones entre ambos regímenes no han estado exentas de tensiones
A pesar del vertiginoso acercamiento de La Habana y Moscú, las relaciones entre ambos regímenes no han estado exentas de tensiones. Según la prensa rusa, la fábrica de vehículos Ural, ubicada en la localidad de Miass, demandará a la Empresa Estatal Cubana Importadora y Exportadora de Productos Técnicos (Tecnoimport) y al Banco Internacional de Comercio y exigirá el pago de 23,4 millones de euros.
La fábrica pide 22 millones por pérdidas causadas por las empresas de la Isla y otros 1,4 millones por el “uso de fondos ajenos”, desde hace varios años. Como parte de un proceso de cooperación, la compañía envió piezas para ensamblar 120 vehículos GAZ y 500 camiones Ural que tenían que ser armados en Cuba con asesoría rusa, a través de un material audiovisual.
“La parte cubana encontró razones para no pagar. Explicaron que los vehículos no circulan, es imposible montarlos. Sin embargo, en las fotografías de un desfile militar quedó claro que el transporte estaba en movimiento y se utilizaba activamente”, explicaron los trabajadores de Ural, aludiendo a la exhibición de las Fuerzas Armadas durante la “Caravana de la Libertad” organizada a inicios del pasado enero. El juicio a las dos entidades de la Isla se celebrará en Moscú a mediados de septiembre.
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