El Ministerio cubano de Salud Pública ha identificado en lo que va de 2023 a 1.600 nuevos casos de infección con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). La cifra se añade a los más de 32.000 cubanos que, oficialmente, estaban ya registradas y han sido entre los más afectados por la actual debacle del sistema sanitario de la Isla.
La población de seropositivos en Cuba es, en gran parte, masculina y joven. Según las estadísticas oficiales, el 81% de los portadores del virus son hombres –muchos de ellos homosexuales o que mantienen relaciones con personas del mismo sexo– y el 70% tiene menos de 50 años.
“A mí me infectó mi pareja”, cuenta a 14ymedio Javier, un guantanamero de 38 años que ahora vive en Estados Unidos. “Él era pinguero (la versión masculina de las jineteras). En alguno de esos ‘trabajos’ lo cogió y, más atrás, yo”, recuerda.
“Siendo adolescente me fui a vivir a La Habana y allí lo conocí. Después de contraer el virus se me hizo muy difícil seguir el tratamiento con retrovirales porque no tenía una dirección habanera en el carné”
“Siendo adolescente me fui a vivir a La Habana y allí lo conocí. Después de contraer el virus se me hizo muy difícil seguir el tratamiento con retrovirales porque no tenía una dirección habanera en el carné. Básicamente, estaba ilegal”, explica.
Durante muchos años, Javier tuvo dificultades para acceder al sistema de atención a los seropositivos. Además, con frecuencia lamentaba no poder llevar una dieta más saludable, imposible de comprar, no solo por la situación de la comida, sino porque lo que ganaba “tenía que pagarlo casi todo en alquileres”.
Hace unos años, el guantanamero finalmente llegó a EE UU tras cruzar por la ruta del Darién, desde Panamá. “Uno de los motivos para emigrar fue poder garantizar mi tratamiento, una alimentación sana y menos estrés del que vivía en La Habana por ser oriental, negro y maricón”.
Una historia similar es la de Mariángel y Roberto, dos enfermos de VIH que se conocieron cuando ambos ya eran portadores del virus y también terminaron emigrando.
Ella, de 45 años, trabajaba entonces en una institución vinculada a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y, “con contactos”, lograba tener de manera puntual su tratamiento. “También me ayudaron a conseguir una dieta de alimentos y un local en usufructo para poder independizarme de mis padres”, cuenta.
Roberto, de 43 años, no tuvo tanta suerte. Luego de “salir del campo en Cienfuegos” para irse a la capital, los trabajos que encontraba en La Habana le duraban poco y su vida era muy inestable. “Pasé varios años sin medicación y mi salud se deterioró mucho. Cuando conocí a Mariángel y nos casamos decidimos que queríamos irnos de Cuba”, añade.
La pareja logró viajar a EE UU con una visa de cinco años otorgada por la comunidad religiosa a la que pertenecían para participar en varios eventos. Ahora viven en Florida y aseguran contar con “facilidades” para llevar su padecimiento que en Cuba no tuvieron “Incluso manejamos la idea de tener hijos, algo que allá era impensable”, señala.
“El suministro de medicamentos para los seropositivos generalmente no tiene problemas. Incluso están disponibles las dosis que reducen la carga viral y los hace que no transmitan el virus por un tiempo”
El virus puede permanecer en el organismo sin manifestaciones clínicas, lo que complica su detección. Lo mismo ocurre con quienes ya han sido diagnosticados y necesitan un recuento constante de la carga viral para conocer si el tratamiento está siendo efectivo. Por desgracia, la prueba de laboratorio CD4, utilizada con ese fin, escasea desde hace años en los centros de atención a los pacientes de VIH.
“El suministro de medicamentos para los seropositivos generalmente no tiene problemas. Incluso están disponibles las dosis que reducen la carga viral y los hace que no transmitan el virus por un tiempo. Pero el CD4, que es crucial para detectar qué tan afectado está el sistema inmunitario, lleva años en falta”, reveló a este diario un trabajador de Salud Pública que atiende esta enfermedad.
Un artículo publicado este martes por Cubadebate asegura que en el país se garantiza la atención a las personas con VIH. La publicación subrayó la creación de un programa de “visitadores” voluntarios que llevará a los hogares de los seropositivos medicinas, diagnósticos y medios de prevención. Asimismo, subraya que el 96,8% de los casos diagnosticados reciben tratamiento con medicamentos antirretrovirales de forma gratuita.
Sin embargo, los usuarios no tardaron en señalar al medio lo obvio: “Lo que resulta preocupante es que no haya condones en ninguna farmacia desde hace bastante tiempo. Mientras no se resuelva este problema, todo lo demás queda en palabras”.
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