El déficit de leche y el retraso en las entregas de este producto a las bodegas siguen causando incomodidad entre los residentes de Ciego de Ávila. Las autoridades, por su parte, reconocieron a la prensa oficial que hay poco que puedan hacer para aliviar la situación, pues la Empresa de Productos Lácteos calculaba el pasado julio una deuda de cuatro millones de litros de leche y, de los 7.000 litros provinciales que se distribuyen diariamente, unos 3.000 provienen de Sancti Spíritus.
Yulema Yero Pérez de Corcho, directora de la entidad, explicó al periódico Invasor que actualmente la mayor dificultad de la provincia está en el incumplimiento de las entregas de leche a las bodegas a lo largo del año, lo que ha causado que la deuda aumente significativamente.
Si a ello se añade el sector ganadero atendido por productores independientes, para septiembre la cifra ya alcanzaba los 4,5 millones de litros.
El déficit de leche ha llevado a los dirigentes a exigir “recuentos del ganado” y contratar a la mayor cantidad de productores posibles. La orden, sin embargo, no se dio hasta este verano, cuando el adeudo de litros alcanzaba varios millones. Con estas cifras ya están previstos los incumplimientos con las bodegas, que solo pueden garantizar la cuota para niños entre uno y siete años, y las destinadas a Salud Pública y Educación.
Los municipios más afectados, según Yero, son Baraguá, Venezuela y Bolivia, pues debido a “dificultades técnicas”, no es posible pasteurizar la leche y esta debe enviarse a otras localidades. Por el retraso en la transportación, el procesamiento industrial del lácteo no comienza hasta pasado el mediodía, lo que se traduce en demoras interminables para que llegue finalmente el producto a las bodegas.
“El acopio debería lograrse con un día de antelación, lo cual permitiría desarrollar, con holgura, el tratamiento industrial y las rutas de distribución empezarían a completarse a partir de la medianoche”
“En condiciones cercanas a lo ideal, el acopio debería lograrse con un día de antelación, lo cual permitiría desarrollar, con holgura, el tratamiento industrial y las rutas de distribución empezarían a completarse a partir de la medianoche”, explica Invasor.
Sobre la entrega de pan, el problema, advierte el diario, “es todavía mayor”, pues la industria depende de las importaciones de harina. La cuota diaria se entrega con el día a día, pero no existen garantías a largo plazo de que se seguirá vendiendo en cuanto se acabe el actual cargamento del cereal. En el peor de los casos, reconoce el periódico, se repetiría la situación de octubre, cuando se vendieron panes más pequeños y hubo días en los que ni siquiera se comercializó.
Sobre los demás productos de la canasta básica para noviembre tampoco los dirigentes saben cuándo podrán contar con ellos. Solo se han asegurado las tres libras por persona de azúcar morena y se entregarán en la primera quincena del mes las siete libras de arroz más una faltante del mes anterior, que será gratuita por ser de donación. “Del resto de los productos todavía no hay garantías”, refieren
“También falta por distribuir alrededor de 19 toneladas de chícharo, en los municipios de Bolivia, Baraguá y Primero de Enero, en un total de 121 bodegas, lo cual se hará en los próximos días”, aseguró Dianeidys Cañizares, directora del Grupo Empresarial de Comercio.
En esas mismas fechas las autoridades prevén que se entreguen además el picadillo de res para niños, las dietas médicas y el pollo para infantes de cero a 13 años (una libra) y para embarazadas (un kilogramo).
Actualmente se distribuye la cuarta ronda de módulos de donación para las más de 13.000 embarazadas, niños bajo peso y familias vulnerables, compuestos por dos latas de sardinas, un kilo de pastas y otro de azúcar, dos kilos de arroz y dos de granos. La leche en polvo para lactantes de cero a seis meses, así como las compotas, también están en reparto.
Con la agravada crisis de alimentos y la dependencia cada vez mayor de productos de importación, las quejas y la desesperación de los ciudadanos por encontrar alimentos a precios asequibles han incrementado exponencialmente. El surtido irregular de las bodegas para entregar en tiempo los productos normados –de los pocos que puede permitirse el cubano con salario medio– solo aumentan la inseguridad alimentaria.
El comienzo de noviembre, con la escasez de arroz, el alimento base de cualquier cocina cubana, y otros productos esenciales, augura un invierno difícil para los cubanos, que gustan de hacer cenas familiares en fin de año, cada vez más difíciles de concertar.
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