El ambiente es electrizante y la música muy alta. Todo el mundo lo conoce y quiere saber –tanto en La Habana como fuera de Cuba– las coordenadas del bar más exclusivo de Cuba: Mío y Tuyo. Prostitución, drogas, el mejor alcohol y el mejor tabaco; múltiples rumores pesan sobre la administración del local. De su dueño, Elio Ahumada, se afirma que es íntimo amigo de Raúl Guillermo Rodríguez Castro, alias El Cangrejo, nieto guardaespaldas de Raúl Castro. Supuestamente blindado por el régimen, Ahumada tiene un lema en las redes sociales: “Habla, comenta, difama”. El chisme sólo puede dar publicidad.
Ubicado en Miramar, en las calles 5B y 42 del municipio de Playa, la cerca blanca del Mío y Tuyo, además del personal de seguridad que lo custodia, deja clara una cosa: no entra cualquiera. Es frecuente afirmar que al bar solo acude –con la intención de pasar “las mejores noches de La Habana”– la “gente linda”, pero también la más adinerada, la que mejor se viste y la que tenga más contactos, además de contar con transporte para volver a casa de madrugada.
Detrás de la barra, con espejuelos oscuros y una coctelera en la mano, el barman prepara a los clientes el trago favorito de cada cual. Los hay conocidos como el mojito o rebuscados como un coyote trepador. No hay límites, y las radiantes botellas a su espalda dan fe: de whisky, Johnnie Walker –etiqueta azul, una de las más caras–, Ballantine’s y Chivas Regal; de vodka, Grey Goose Magnum y Belvedere; de ron, maravillas de una orilla y otra.
Los que prefieran fumar, cuentan con un patio especial y cómodos bancos. Hay, además, tres zonas exclusivas –VIP–: a izquierda y derecha de la puerta de entrada, y otra al fondo del salón. En esas mesas se han emborrachado, como da fe el Instagram de Ahumada, desde Rihanna hasta Gente de Zona, de Alexander Abreu a Isaac Delgado y Paulo FG. También se ve a menudo a Sandro Castro, nieto de Fidel Castro. De vez en cuando, los guardias de seguridad dejan entrar a algún “pobretón”: es una estrategia, dicen algunos, para que nadie acuse a su propietario de practicar el apartheid social.
¿Cuál es el secreto del Mío y Tuyo? ¿Qué garantiza su continuo abastecimiento, su supervivencia como negocio, en medio de una crisis económica demoledora? ¿Quién protege a Elio Ahumada? El “amigo” en la cúpula al que se señala con más frecuencia es el famoso nieto, que se ha dejado fotografiar más de una vez en el bar en compañía de varias mujeres jóvenes. Sin embargo, nada –excepto el funcionamiento a toda máquina del establecimiento– permite demostrar el vínculo.
“Elio es amigo personal de El Cangrejo”, dice a 14ymedio Omar, un ex empleado de seguridad del Mío y Tuyo. “Gana su tajada de dinero a cambio de apadrinar el lugar. Disfruta de barra abierta y todos los servicios que le prestan son gratis, además de poder organizar fiestas privadas”. Para Omar, la estrategia es clara: “El Cangrejo es el dueño verdadero, Elio es solo una fachada”.
Mary, una joven que solía trabajar en la limpieza del bar, asegura que hay “negocios sucios” del régimen para los que el establecimiento sirve de tapadera. “En más de una ocasión vi a personas consumiendo cocaína en los baños”, asegura. “Cuando comuniqué la situación a la gerencia, hicieron oídos sordos durante un tiempo. Poco después, el propio Elio me dijo que prescindiría de mis servicios”.
A los presuntos negocios de venta y consumo de drogas se suma, según una observación en el lugar y comentarios de ex empleados, un ordenado sistema de prostitución
A los presuntos negocios de venta y consumo de drogas se suma, según una observación en el lugar y comentarios de ex empleados, un ordenado sistema de prostitución. Las jóvenes se atrincheran en las zonas VIP y esperan la llegada de potenciales clientes: empresarios extranjeros, cubanos adinerados y miembros de la cúpula que suelen retratarse también con varias mujeres.
Las jineteras del Tuyo y Mío cuentan con entrada libre y un “espacio” bien delimitado en el salón. Cuando logran “enganchar” a un cliente –al que vigilan y seleccionan desde las plataformas VIP– lo llevan a la pista de baile. Aunque a menudo van en grupos –por si el cliente puede pagar una orgía–, también las hay “independientes”, que luego deben entregar una comisión a los administradores.
Los guardias de seguridad preservan el orden entre las “muchachas” del bar y las “independientes”. No puede haber ningún conflicto en las instalaciones y por eso se elige con tanto escrúpulo quien entra y quién se queda fuera. Nadie sabe quién puede estar mirando detrás de las cámaras de vigilancia. Al fin y al cabo, como dice otro “lema” de Elio Ahumada –que parece un chiste privado para complacer a sus “amigos”–, el lujoso bar es “más tuyo que mío”.
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