Home Cuba La historia de la condesa de Merlín: Una vida entre Cuba y...

La historia de la condesa de Merlín: Una vida entre Cuba y Europa

0
La historia de la condesa de Merlín: Una vida entre Cuba y Europa
La historia de la condesa de Merlín: Una vida entre Cuba y Europa

MADRID, España.-  El nombre de María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo quizás no sea familiar a muchos cubanos, pero el apelativo de condesa de Merlín, adquirido por su matrimonio con el general francés Christophe-Antoine Merlín, a quien se le había concedido el título de conde, a no pocos resulta conocido.

Aunque vivió escasos años en Cuba, María de las Mercedes nació en La Habana el 5 de febrero de 1789 y siendo aún una niña protagonizó en la propia ciudad un hecho inusual para su edad y la época, al escaparse —gracias a la ayuda de Sor Inés— del Convento de Santa Clara, donde la internaron pues sus padres —los famosos María Teresa Montalvo O´Farril y Joaquín de Santa Cruz y Cárdenas, conde de Jaruco, que gozaban de preferencia en la Corte de Carlos IV—, residían en Europa y la pequeña era cuidada en la Isla con insuficiente disciplina por familiares cercanos.

Finalmente, en 1802 se reuniría con sus progenitores en España, donde entró en contacto con reconocidos escritores y artistas que frecuentaban las tertulias de su madre. A los 20 años se casó con el general Merlín, y un lustro después, con su pequeña hija abandonaron Madrid junto a los franceses que se vieron precisados a hacerlo por la guerra anti napoleónica. Se estableció en París, tuvo otros hijos y una intensa vida social e intelectual. Fue, además, una elogiada soprano.

Sus obras Mis primeros doce años e Historia de Sor Inés, escritas en francés y publicadas en París en 1831 y 1832, respectivamente, luego serían impresas en Cuba. La segunda se compara con La Religiosa (1796), de Denis Diderot, que denuncia las vocaciones impuestas y el carácter carcelario de los conventos.

Los libros contribuyen al estudio de los espacios religiosos femeninos en La Habana, con descripciones de elementos arquitectónicos del Convento de Santa Clara y alusiones a las prácticas monacales en instituciones para mujeres. Estos, y otros, como Viaje a La Habana (1844), también reeditado unas cuantas veces y en los propios siglos XX y XXI, parten de acontecimientos vividos y su contenido es ameno y emotivo.

En la primera carta del viaje, dedicada a su hija mayor, María de las Mercedes narra: “Estoy encantada. Desde esta mañana respiro el aire tibio y amoroso de los Trópicos, este aire de vida y de entusiasmo, lleno de inexplicables deleites. El sol, las estrellas, la bóveda etérea, todo me parece más grande, más diáfano, más espléndido. Las nubes no se mantienen en las alturas del cielo, sino se pasean en el aire, cerca de nuestras cabezas, con todos los colores del iris; y la atmósfera está tan clara, tan brillante, que parece sembrada de un polvo menudísimo de oro. Mi vista no alcanza a abarcarlo, a gozarlo todo; mi seno no es bastante para contener mi corazón. Lloro como un niño, y estoy loca de alegría. Qué dulce es, hija mía, poder asociar a los recuerdos de una infancia dichosa (…) a esta multitud de emociones deliciosas, el espectáculo de una naturaleza rica y deslumbradora. Qué tesoro de poesía y de tiernos sentimientos”.

En 1840 la condesa de Merlín había regresado a La Habana —por poco tiempo— y cantado en actos benéficos. Después retornó a Francia, donde vivió sus últimos 12 años y colaboró en importantes publicaciones periódicas como Revue des deux mondes —igualmente algunas cubanas como El Colibrí y el Faro Industrial de La Habana habían reproducido textos suyos.  

La historia de una mujer de mundo (1838), sobre la vida de su amiga, la cantante española María Felicia García Malibrán, y el relato Los esclavos en las colonias españolas (1841) fueron otras creaciones literarias de la condesa de Merlín.

Quien ha sido considerada por estudiosos del tema una precursora de la literatura cubana escrita por mujeres, murió en París el 31 de marzo de 1852; cuentan que abandonada y empobrecida y sus restos permanecen olvidados en el camposanto de Père Lachaise de la capital francesa.

Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.

Exit mobile version