MIAMI, Estados Unidos. – El joven director de teatro Raúl M. Bonachea explicó su decisión de abandonar la Isla en un texto publicado este martes por Diario de Cuba. Asimismo, aludió a la lucha por la supervivencia de su oficio y el difícil panorama que se vive en la mayor de las Antillas.
Bonachea, de 35 años, cuestionó la paradoja de vivir en un país que “subvenciona una actividad artística [el teatro en este caso] y a la misma vez no tiene presupuesto para sostenerla”.
Para el artista, “emigrar parece la vía de solución a tus problemas”. Bonachea se refiere al mismo dilema que enfrentan muchos cubanos, lidiando con la asfixiante realidad donde la expresión artística y civil puede romper el “supuesto consenso social”.
El exilio ha sido una constante en la historia cubana, desde tiempos coloniales hasta hoy, recuerda el joven dramaturgo, quien también destaca que muchos, como él mismo, han tomado la vía del exilio, movidos por razones tanto políticas como personales.
Al referirse a su propia experiencia, Bonachea relató cómo el silencio de los medios oficiales y la falta de reconocimiento en la sociedad cubana han llevado a artistas como él a romper el “pacto ficcional” de seguir aportando a una sociedad que ya no los valora.
También denunció la dificultad de sobrevivir como director en la Isla, ya que siente que existe una desconexión entre el discurso cultural oficial y la realidad. Afirmó que hay instituciones que protegen prácticas artísticas que “poco aportan a su desarrollo” y lamentó que se prioricen “plantillas” en lugar de llenar las butacas de los teatros.
Asimismo, Bonachea compartió su decisión de romper con la “mitología familiar” de perseverar en Cuba.
La crisis económica de los años 90, y la resultante divergencia entre los principios y prácticas del proyecto social cubano, también afectaron a su familia. El joven relató cómo a su madre le propusieron adaptar su teatro a una línea estética propagandística a cambio de un salario, algo a lo que ella se negó.
Finalmente, Bonachea resumió su experiencia: “No quise quedarme a cumplir el pacto de entregarme a un proyecto social donde mi proyecto individual de vida se ve frenado”.
