Al menos nueve fincas tabacaleras del municipio de Estelí, en Nicaragua, están siendo reparadas o funcionan bajo el mando de supuestos empresarios cubanos. Según un trabajo publicado este miércoles por Nicaragua Investiga, los productores y campesinos locales temen que, con las relaciones entre ambos regímenes, los “nuevos e incómodos inversores” gocen de privilegios que desequilibren la competencia.
La sospecha más extendida entre los tabaqueros de Estelí, según la prensa, es que estos empresarios son cubanos recién llegados a Nicaragua que vienen como “prestanombres”. “Tras 30 o 40 años en este mercado, todos nos conocemos, ningún inversionista de estos nuevos es alguien de nombre, si acaso son trabajadores en tabacaleras de Cuba, son gente que solo prestan el nombre, hay capital del país ahí, gente de ese Gobierno”, dijo uno de los trabajadores a Nicaragua Investiga en condición de anonimato.
Los guajiros están seguros de que los inversores cubanos, algunos asociados a Cubatabaco –la empresa que controla el rubro en la Isla–, llegaron “de la mano” del Gobierno de Daniel Ortega, y se han ido ubicando en fincas compradas a otros empresarios o que estaban abandonadas luego de haber sido intervenidas por el Estado.
Los guajiros están seguros de que los inversores cubanos, algunos asociados a Cubatabaco, llegaron “de la mano” del Gobierno de Daniel Ortega
“Esta propiedad era de una gente que fue procesada por supuestos nexos con el crimen organizado e intervenida por el Estado, después de que fueron encontrados culpables y condenados a varios años de cárcel, ahora aparecen unas personas, supuestos empresarios cubanos, invirtiendo en ellas”, dijo uno de los entrevistados sobre una finca que años atrás perteneció a unos guatemaltecos.
Según cuenta, la finca se encuentra cerca de la Escuela de Agricultura y Ganadería de Estelí, conocida también como Universidad Católica del Trópico Seco, que también fue confiscada este mismo año por el Estado en su ofensiva contra la Iglesia católica.
Los campesinos han visto levantarse en el terreno instalaciones de varios pisos para el procesamiento del puro y se han realizado trabajos en la tierra para el cultivo de la hoja. También están buscando empleados y aseguran que llegaron con ideas de ayudar a la comunidad. “A algunos vecinos les han preguntado qué necesidades tiene la comunidad”, dicen los tabaqueros.
Otra de las fincas en la que se ha visto a los empresarios está ubicada en un costado de la Carretera Panamericana y, explican, los dueños la abandonaron porque el suelo estaba contaminado por materia volcánica. “Se extrajo el material como piedrín que se usaba para asfalto y ahora los nuevos dueños la limpian para rehabilitar la finca”, contó un vecino de la zona, ubicada a varios kilómetros de Estelí.
En la última década el puro nicaragüense se ha hecho popular en el mercado internacional, llegando a compartir con Cuba compradores favoritos como China y otros países europeos, además de tener la ventaja comerciar con Estados Unidos, donde la venta de tabaco de la Isla está prohibido por el embargo. “Eso explica estos movimientos”, dijo un productor convencido de que Cuba viene persiguiendo esas oportunidades.
En Estelí, subrayan, están construyendo “grandes complejos y modernas fábricas” que no pueden tener en la Isla. “Sabemos que en Cuba existen graves problemas para sostener a este sector debido a las constantes fallas en la energía y los altos costos de producción por el bloqueo que sufre el país”, argumentan.
A los campesinos y empresarios citados por Nicaragua Investiga no les preocupa tanto la aparición de los inversores como la repercusión de las relaciones de estos con el régimen de Ortega, que puede terminar por favorecer a los recién llegados y tronchar la “sana competencia”. “Causaría molestia la competencia desleal”, aseguran.
Los campesinos han visto levantarse en el terreno instalaciones de varios pisos para el procesamiento del puro y se han realizado trabajos en la tierra para el cultivo de la hoja
Otro temor de los tabaqueros es que el Gobierno decida, para establecer un monopolio en el sector controlado a cuatro manos con la Isla, confiscar negocios y propiedades, una estrategia en la que ya tiene un amplio historial.
“Sabemos que en Nicaragua no hay seguridad jurídica con las propiedades. Hay empresas que llevan años en esta industria y han invertido en sus instalaciones, hay mucho en juego en verdad. A la mínima mala señal, estos capitales podrían abandonar el país y la que pierde es la gente porque son empleos perdidos”, lamentan.
Según datos de Nicaragua Investiga, desde 2018 Ortega ha cerrado 3.500 ONG apropiándose de todos sus bienes. “Solo en la toma de los bienes del diario La Prensa, el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae) y la Fundación del Río, lo robado ascendió a los 51.5 millones de dólares”, subraya la plataforma.
A la Universidad Centroamericana, también intervenida, se le confiscaron más de media docena de instalaciones científicas y varios kilómetros cuadrados de terreno. Otros 316 inmuebles han sido incautados a presos políticos, abogados, periodistas y otros profesionales, y se han cerrado importantes instituciones como la Academia Nicaragüense de la Lengua.
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