“Las reglas no se aplican para Hugo. Hugo insiste, Hugo llega, Hugo persiste”. Fue uno de los numerosos mantras que repitió el empresario cubanoamericano Hugo Cancio durante la entrevista que concedió este martes a su propio diario, OnCuba. Dos horas de conversación con la directora del medio, Milena Recio, le sirvieron para trazar su autorretrato: no se define como “comunista”, el régimen no le ha dado “privilegios” y tiene “planes” –muchos– para el futuro de la Isla.
OnCuba, que había anunciado con bombo y platillo la entrevista para la mañana de este martes, acabó publicándola con cinco horas de retraso y sin dar explicaciones. Cancio llevaba más de diez años ignorando las solicitudes de los medios que le pedían declaraciones, pero la insistencia de Recio, explica, lo llevó a abandonar su “zona de confort”.
No hubo sobresaltos. Cancio recordó lo poco que los cubanos saben de él, su exilio durante el éxodo de Mariel –tenía 16 años–, su regreso como empresario de éxito para producir el filme dedicado al grupo Los Zafiros, del cual su padre y su tío fueron integrantes, y la creación de varios negocios “hijos de la necesidad” de la Isla, como el mercado digital Katapulk.
Si se expone a las cámaras es porque, argumenta, Cuba atraviesa un momento “clave”, “de transformación”
Si se expone a las cámaras es porque, argumenta, Cuba atraviesa un momento “clave”, “de transformación”, donde él y el resto de los empresarios emigrados juegan “un papel protagónico”. Sin embargo, afirma, pese a las tentativas de acercamiento entre ambas orillas, cree necesario “exponer las cosas que están pasando en nuestro país”.
Cancio no siente estigma alguno por ser un “marielito” y el dinero que ha puesto en Cuba lo libra de cualquier duda. El regreso, resume, “dio un giro de 180 grados” a su vida y comprendió que, tocando los botones correctos –para él fue financiar el cine independiente–, el régimen estaba dispuesto a crear “vínculos” con gente como él.
Su trayectoria no ha estado exenta de fricciones con el Gobierno, lamenta. Durante las manifestaciones del 11 de julio de 2021, salió a las calles y escribió un artículo criticando la reacción de Miguel Díaz-Canel ante la protesta. “He visto confusión en el liderazgo”, fue su pulla contra los dirigentes entonces.
Otro tanto, afirmó, le ocurre en Miami, donde es un “incomprendido”. Ha tenido tiempos de “amenazas constantes”, algunas de muerte, aseguró, por parte de los exiliados más radicales en su anticastrismo.
Recio preguntó si tenía “facilidades específicas” en Cuba. Cancio lo negó. “Yo he pasado muchísimo trabajo para lograr cosas y abrir puertas en Cuba, no ha sido fácil”. El ejemplo es Katapulk, para cuya gestión ha tenido que aprender a “separar Gobierno, ideología y país”, y que opera en medio de la “hemorragia de tiendas online” que funcionan en Cuba.
“En Cuba me va bien ahora, no me quejo. No estamos donde queremos estar porque todavía no existe un ambiente empresarial”
¿Tiene Cancio privilegios en Washington, donde le fue concedido un permiso para exportar autos a la Isla? “Absolutamente falso”, zanjó. “Son 25 años de trabajo con ambas Administraciones y me he ganado el espacio, pero no porque exista ningún privilegio”.
“En Cuba me va bien ahora, no me quejo. No estamos donde queremos estar porque todavía no existe un ambiente empresarial, un ecosistema empresarial a lo que estamos acostumbrados muchas de las personas que vivimos mucho tiempo en el exterior pero hemos tenido nuestras altas y bajas”, admitió.
Fuego Enterprises, la empresa madre de todos los proyectos de Cancio, intentó registrarse en Cuba y chocó con la negativa de las autoridades, que le pidieron que buscara un intermediario que no tuviera nacionalidad estadounidense. “Eso me ofendió enormemente. Cómo yo voy a necesitar un testaferro para tener una empresa en el país donde yo nací, donde yo crecí, siendo yo cubano”, afirmó.
Poco después, en 2021 –tras varias cartas a Díaz-Canel y a altos cargos de la Isla–, aprobaron una sucursal para Fuego y cualquier otra empresa de cubanoamericanos que quisiera realizar una gestión similar. “Hugo reclama sus derechos, que son los de todos y se abren para todos”, remachó.
Katapulk trabaja con esa “necesidad” que tienen los emigrados de ayudar a sus familiares en la Isla
Por su parte, reconoció que Katapulk “vende muy caro”, pero si se comparan sus precios con los del resto de las plataformas, opina, hay ventajas. Cuba es “un mercado de riesgo”, y su empresa tiene que hacer negocios con un país sometido a “sanciones muy reales”. Sus clientes: los 2,5 millones de cubanos que, según varios cálculos, residen en el exterior. Katapulk trabaja con esa “necesidad” que tienen los emigrados de ayudar a sus familiares en la Isla.
En cuanto a las inversiones, el Gobierno no puede esperar que todo sea color de rosa con los emigrados, declaró. Cuando las autoridades le informaron de que abrirían la posibilidad de permitir negocios en Cuba, dijo: “Qué bueno, ¿pero están ustedes realmente convencidos de que eso va a ser? Porque tienen que estar realmente convencidos. No piensen que nosotros vamos a venir a Cuba con un cheque, con una idea y una maleta llena de dinero a invertir. Con ese cheque y esa maleta llegan nuestros criterios políticos”.
Hasta ahí sus “frustraciones” con el Gobierno cubano. Si algo quedó claro, tras dos horas de jugar con el cascabel sin aludir al gato, es que, para Cancio, el mejor momento para hacer negocios en Cuba –con los amigos correctos y una agenda clara– es ahora.
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