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“Han acabado con mi juventud”: Entrevista con la presa política Lisdani Rodríguez Isaac 

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“Han acabado con mi juventud”: Entrevista con la presa política Lisdani Rodríguez Isaac 

LA HABANA, Cuba. – La presa política Lisdani Rodríguez Isaac salió embarazada cuando menos lo esperaba. A inicios de año le dieron la noticia, y la primera y única opción que le ofrecieron fue el aborto. Durante alrededor de un mes, la oficiales de la Seguridad del Estado la presionaban para que lo hiciera. “Piensa en los años que te faltan por cumplir”, le decían. Pero Lisdani decidió tener a su bebé. 

“Pensé que ya tenía 25 años de edad, que estaba presa desde los 22 y que saldré de prisión a los 30. No quería tener que esperar tanto para ser madre; si mi bebé llegó en este momento por algo será”, declaró a CubaNet

La joven cumple una sentencia de ocho años de privación de libertad por participar en las protestas del 11 de julio de 2021 en su ciudad natal, Placetas, provincia de Villa Clara. Tras varios meses padeciendo riesgos en su embarazo debido a la pésima alimentación y condiciones en el penal de Guamajal, a fines de mayo las autoridades le concedieron una licencia extrapenal por un año. 

El 6 de septiembre, dio a luz a su bebé sin complicaciones. Cuando la visité, la niña tenía poco más de 20 días de nacida, se estaba quedando en la casa de una de sus hermanas porque eran días de lluvia y su vivienda, ubicada en una zona baja, suele inundarse. Lisdani tenía la mirada mustia y desorientada, común en los presos recién salidos de la cárcel, quizás también estaba agobiada aún por el parto, las precarias condiciones del hospital, y de Cuba. 

Mientras sostenía a su bebé en brazos, rememoró ―en esta, su primera entrevista― los últimos tres años, su participación en las manifestaciones del 11J y cómo, junto a su hermana, fue encarcelada injustamente. 

Lisdani, su mamá y su sobrina
Lisdani, su mamá y su sobrina (Foto de la autora)

El escarmiento

Placetas fue una de las tres localidades de la provincia de Villa Clara en donde estallaron las protestas del 11J. En los videos se observa a cientos de personas que salieron a las calles ese día, donde gritaron consignas como “Patria y Vida”, “Díaz-Canel singao”, “Abajo Fidel”, “Abajo la dictadura” y “Libertad”. 

“Todo fue pacífico”, afirma Lisdani. Aunque hubo enfrentamientos violentos entre manifestantes y fuerzas policiales, “la violencia siempre vino de ellos [oficiales de la Policía política]”. 

La joven, de entonces 22 años de edad, cuenta que ella y sus amigos retornaron a sus viviendas, pero se reunieron en la noche para planificar una nueva protesta al día siguiente. El 12 de julio, su casa amaneció rodeada de policías uniformados y oficiales de la Seguridad del Estado en autos y motos. 

El teniente coronel Héctor de la Fe Freyre, entonces delegado del Ministerio del Interior (MININT) en Placetas, le insistió a Lisdani y a su hermana Lidiani que se entregaran. 

“Les dije que si no tenía una orden de detención que se fueran, y así lo hicieron. Después decidimos salir unos días de la casa para proteger a mi mamá y a mi sobrina; nos escondimos también por temor, porque había comentarios de que estaban entrando a las casas por las noches para secuestrar a los manifestantes”, rememora. 

Los oficiales fueron varias veces a preguntar por ellas a su madre hasta que las hermanas decidieron entregarse. Ese sábado 17 de julio publicaron un video en el que explicaban que se dirigirían a la estación policial y que responsabilizaban a Héctor de la Fe de lo que les sucediera. 

Rodríguez Isaac cuenta igualmente que llegaron a la estación policial de Placetas y, sin que mediara palabra, las esposaron a ambas y las llevaron a la celda.

“Esos días fueron terribles, éramos varias mujeres en esa celda semioscura, apenas cabíamos, ni teníamos agua potable. Héctor me amenazó con la cárcel, me decía que me acusarían de seis delitos”, relató. 

Las hermanas permanecieron separadas hasta que el 20 de julio fueron conducidas a la prisión de Guamajal. 

Por los supuestos delitos de “atentado”, “desacato” y “desórdenes públicos”, la Fiscalía les pedía 10 años de privación de libertad. En marzo de 2022, fueron condenadas a ocho años de prisión. 

Unos 16 manifestantes de Placetas también fueron sentenciados a penas de entre seis y diez años de privación de libertad.

“El juicio fue una mentira, un montaje de la Seguridad del Estado en el que incluso desestimaron nuestros testigos; fue un escarmiento”, afirma Rodríguez Isaac. “Cuando supe la sentencia fue muy duro”, reconoce. 

“Estos tres años también han sido muy duros, es muy duro perder tu juventud ahí [en prisión] por algo que no has hecho; pero me autopreparé psicológicamente y estoy firme, sin bajar la cabeza”, añadió.

En la prisión, la joven ha sufrido humillaciones y ha llegado a tener que compartir celda con prisioneras comunes, una de ellas condenada por asesinato. 

Chícharos con gorgojos, croquetas quemadas y pan con moho fueron algunos de los alimentos que le dieron en la prisión. A ella y al resto de las reclusas les faltaba el agua; tampoco disponían de medicamentos para combatir los parásitos que les provocaba asearse con agua sucia. 

“Estando embarazada, una de las guardias me impidió salir de la celda a desayunar. Yo me sentía muy mal y ella lo que hizo fue maltratarme y ofenderme, lo más chiquito que me dijo fue: ‘allá tú, mi hijo está bien en mi casa’. Decirle eso a una mujer embarazada, en esas condiciones y que no puede defenderse, es con el propósito de estresarla y hacerle daño”, expresó. 

Sin bajar la cabeza

Antes del 11J, Lisdani Rodríguez Isaac era maestra de la Escuela Primaria Enrique Hart, de Placetas. Nunca antes había tenido problemas con las autoridades ni había militado en una organización política ni opositora, pero tampoco estaba de acuerdo “con este sistema porque estaba clara de que no sirve”. Fue el 11J que tuvo la oportunidad de expresarse libremente.  

“Lo que no ha gustado es mi actitud, ellos [los agentes de la Seguridad del Estado] querían que yo bajara mi cabeza. Héctor quería verme llorar, que me arrepintiera, quería que dijera que había salido a la manifestación y que era una conga. Yo me negué a hacerlo, reconocí que había salido a la manifestación porque es un derecho, no un delito”. 

Lisdani está feliz por su bebé, pero sabe que en unos meses, en cuanto se venza su licencia extrapenal, serán separadas: ella volverá a la prisión de Guamajal y su bebé quedará al cuidado de su madre, Bárbara Isaac. 

“Si tengo que entrar a prisión cuando la niña tenga ocho meses, no me separaré de ella hasta que tenga el año, por lo menos, así que tendrán que crearme las condiciones en la prisión para estar con mi hija hasta que tenga que entregársela a mi mamá”, refiere. 

Su madre ya tiene bajo su cuidado a su otra nieta, Nazli, hija de Lidiani, quien también cumple sentencia por las protestas del 11J. Nazli, de seis años de edad, piensa que su madre está trabajando en una galletería para poder llevarle muchos dulces. En pocos meses, la pequeña Lía también será separada de su mamá por al menos cuatro años.

“Me duele porque mi mamá se va a quedar sola. Yo sé a lo que me enfrento, pero no deja de ser difícil, la separación de mi niña será lo peor”, termina diciendo con lágrimas en los ojos.

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