Home Cuba Gertrudis Gómez de Avellaneda y sus amores difíciles

Gertrudis Gómez de Avellaneda y sus amores difíciles

0
Gertrudis Gómez de Avellaneda y sus amores difíciles
Gertrudis Gómez de Avellaneda y sus amores difíciles

MADRID, España.- Hija de padre español y de madre camagüeyana, Gertrudis Gómez de Avellaneda nació en Camagüey el 23 de marzo de 1814 y desde niña en sus juegos representaba comedias, hacía cuentos y componía versos.

Tuvo una intensa juventud de tertulias, bailes, paseos, estudios, visitas al teatro, traducciones, tanto en Cuba como en España, según ella misma anota en su Autobiografía. “(…) iré a las óperas y a todo lo que se presente (…)”, asegura en una carta a Ignacio de Cepeda en 1839.

Pronto empezó a escribir y a publicar novelas, poemas, piezas teatrales. De estas últimas se destacan La hija de las flores, La aventurera, Baltasar ─una de sus mejores obras dramáticas─, Los tres amores y muchas más. Entre las primeras se encuentran Sab, Guatimosín, último emperador de México y La mano de Dios.

A la par de su prolífica producción literaria Tula ─así solía firmar sus cartas con frecuencia─, amó tormentosamente. Sobre todo ─tras unos frustrados romances juveniles y los fallidos intentos familiares para que contrajera matrionio─ fueron turbulentas sus relaciones con los españoles Ignacio de Cepeda, a quien conoció en 1839, y con el poeta Gabriel García Tassara en 1844.

Casada luego con el Diputado Pedro Sabater, este murió a los tres meses del matrimonio. Su segundo cónyuge, Domingo Verdugo, víctima de un atentado tampoco la sobrevivió.

Pero su gran pasión fue Cepeda, aunque él no le correspondió igualmente. Dan fe las cartas que ella le escribió hasta 1854 ─pues terminado el vínculo amoroso mantuvieron esporádica comunicación epistolar─, publicadas con posterioridad a la muerte de este en 1906, cuya impresión sufragó su viuda María de Córdova ─y publicado en 1969 con el título de Diario de amor.

En el propio año de 1839 Gertrudis le recriminaba a Cepeda: “¡Una vez por semana!… ¡solamente te veré una vez por semana!…”. Luego aseguraba: “(…) te juro que mortal ninguno ha tenido la influencia que tú sobre mi corazón (…)”. Y en una misiva posterior se dolía: “(…) nunca, nunca he sentido lo que ahora siento (…) ¡cuánto sufro! ¡Cuánto, querido mío! (…)”.

Todavía el 4 de febrero de 1850 le reprochaba: “¡Una carta tuya después de un siglo de un silencio de muerte! (…)”. Y en marzo de 1854, tras mucho tiempo sin saber de él, clamaba: “¡Gracias al cielo que te has acordado de mi existencia”.

Mas sin dudas sus embarazosos amores no le impidieron crear, pues incluso en las cartas a Cepeda le da cuentas de sus éxitos. En la citada de 1850 le comenta: “Escribo; mi última tragedia ha hecho mucho ruido (…)”. Además, le publicaron en numerosos medios de prensa de España como El Cisne, La Alhambra y la Aureola, y de Cuba como Cuba Literaria, Diario de la Marina y El Siglo, dentro de una larga lista.

Quien fue considerada una de las más importantes escritoras de la lengua castellana del siglo XIX, murió el 1 de febrero de 1873 en Madrid, donde tuvo una intensa actividad intelectual, se estrenaron sus obras dramáticas ─no pocas de las cuales recibieron muy buena acogida─, sufrió y amó.

Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.

Exit mobile version