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Fue comunista y ahora es testigo de Jehová: la historia de un anciano holguinero

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Fue comunista y ahora es testigo de Jehová: la historia de un anciano holguinero
Fue comunista y ahora es testigo de Jehová: la historia de un anciano holguinero

LA HABANA, Cuba. – “Fui 35 años revolucionario y comunista. Imagínense a cuántas reuniones asistí. Pero esta reunión es la más importante para mí”, dijo Modesto Balada Roche durante su primera asamblea de Testigos de Jehová. “Aquello estalló en aplausos”, asegura el holguinero ahora, en conversación con CubaNet.

Hasta entonces, guiado por la propaganda oficial y siguiendo las instrucciones del núcleo del Partido Comunista de Cuba (PCC) al que pertenecía, solía rechazar a las personas que le hablaban de religión. 

Sin embargo, con el tiempo, Balada Roche fue cambiando de opinión. Su primer episodio de decepción, asegura, data del incumplimiento de la Zafra de los Diez Millones, en 1970. En la campaña dirigida por el propio Fidel Castro solo se lograron ocho millones de caña a costa de millonarias pérdidas para la economía cubana que repercutieron en el incremento de las carencias de la población. 

“Empezamos la zafra con mucho entusiasmo, pero a medida que pasaban los días nos dimos cuenta de que no se cumpliría el plan. Seguíamos picando caña porque teníamos miedo de expresar nuestro criterio después de que nos enteramos de la destitución del ministro del azúcar por decir que los 10 millones no iban”, cuenta Roche.

La guerra en África en países como Etiopía, Mozambique y Angola, donde participaron las Fuerzas Armadas Revolucionarios (FAR) de Cuba también desilusionó a Roche. “Fue una guerra donde murieron miles de cubanos y muchos regresaron con problemas psiquiátricos y lisiados. Y todo para nada. Pero tampoco podíamos decir lo que pensábamos ni oponernos porque era peor”, dice.

La destitución del miembro del Buró Político Carlos Aldana por “graves defectos en el desempeño del cargo” y “serios errores personales” en 1992, también influyó en el rechazo actual de Balada Roche a la ideología comunista. “Conocí a varios militantes que actuaban con el ‘Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago’, y eso también me desmotivó”, dice.

Otro de los motivos que lo alentó a romper con el PCC fueron las constantes y vanas reuniones. “Participé en incontables reuniones. Noté que pasaban los años y los temas eran los mismos y no tenían solución. Eran reuniones interminables que nada resolvían”, recuerda.

Los fracasos, desilusiones y desmotivaciones afectaban continuamente a Balacha Roche. A mediados de los años 90, en medio de la grave crisis económica conocida como “Período Especial”, el holguinero decidió convertirse en testigo de Jehová, según recuerda ahora.

La decisión de unirse al grupo religioso fue reprochada por sus conocidos. “Muchos de mis compañeros me criticaron, pero no me pueden reprochar porque yo di un buen paso”, dice Balada Roche quien, antes de 1959, y con 17 años, estuvo en el Ejército Rebelde. En 1961 combatió en la batalla de Playa Girón y después, en 1965, participó en la mal llamada “lucha contra bandidos” en el Escambray.

Sin embargo, no perteneció a la Asociación de Combatientes de Cuba. “Yo no quise. Por el Comité Militar me citaron seis veces para ascenderme con grados de oficial y tampoco acepté. Me asignaban misiones por la confianza que tenían. Dondequiera que me ponían yo cumplía a cabalidad”, cuenta.

“Pero ya no estoy en nada de eso. Me dediqué a Jehová y de ahí no salgo por nada, ni aunque me acusen”, agrega.

El régimen contra los Testigos

Los Testigos de Jehová son una de las comunidades religiosas que más proscripción y persecución han sufrido en el mundo socialista. En Cuba, han sido estigmatizados y calificados de “contrarrevolucionarios”. Se niegan al Servicio Militar de carácter obligatorio, a la transfusión de sangre, a cantar el Himno Nacional y a saludar banderas.

Aunque una reforma constitucional en 1992 para declarar el carácter laico del Estado dejó explícita la no discriminación por creencias religiosas, desde que, a inicios de los años 60 del siglo pasado la única concesión del régimen a los Testigos de Jehová ha sido el uso de locales.

No obstante las prohibiciones y los obstáculos históricos, son la agrupación religiosa de crecimiento más exponencial. Según el sitio web “Testigos de Jehová”, la proporción de fieles por cantidad de habitantes en Cuba es de uno por cada 123. Hay 91.710 evangelizadores y 1.399 congregaciones.

Un jubilado octogenario que sigue trabajando por necesidad

La pensión de Balada Roche es de 1.578 pesos mensuales, una cifra insuficiente para satisfacer las necesidades elementales.

A sus 81 años, el anciano holguinero camina por toda la ciudad vendiendo jabas de nailon. “El dinero de mi pensión es poco y los precios están elevadísimos. Por eso vendo jabitas por la calle. Trabajo todos los días y estoy varias horas caminando. Arriesgándome la vida porque yo no puedo aguantar el sol. Padezco unas 10 enfermedades. Siento calambre, mareo, taquicardia. Estoy operado del corazón y hace tres años que tengo un marcapasos”, detalla.

Por prescripción médica, Balada Roche tiene prohibido caminar bajo el sol, mojarse con agua de lluvia o agua fría. “Los días de lluvia no puedo trabajar. Los truenos alteran el marcapasos”, dice.

Balada Roche vende las jabas de nailon a cinco pesos; por cada unidad vendida gana un peso con 50 centavos. “¿Tú sabes cómo hay que caminar y vocear para poder vender? Pero tengo que hacerlo porque si no me muero de hambre. Con las patas a rastro hay que buscar la comida”, lamenta.

Con la mano izquierda sostiene tres jabitas de color azul. Ahora mira dentro de una bolsa de yute que sujeta con la mano derecha. Dentro tiene más jabitas para la venta. “Me quedan tres o cuatro paquetes de 50 cada uno. Si al mediodía no las he vendido, regreso para la casa. El sol está muy fuerte”, dice.

Casualmente, pasa un hombre pregonando paracetamol y metocarbamol. Roche lo mira con el deseo instintivo de comprar, pero enseguida desvía la mirada presintiendo el precio elevado de los medicamentos a los que no puede acceder.

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