Home Cuba El retorno de una delegación no exitosa y el cumpleaños de un...

El retorno de una delegación no exitosa y el cumpleaños de un muerto

0
El retorno de una delegación no exitosa y el cumpleaños de un muerto
El retorno de una delegación no exitosa y el cumpleaños de un muerto

LA HABANA, Cuba.- Este lunes, tarde en la noche, arribó a Cuba la delegación que tan pobre papel desempeñó en los recién concluidos Juegos Olímpicos de París. Unos minutos más tarde, el martes 13, se conmemoraba el aniversario 98 del nacimiento del instaurador de la dictadura castrocomunista. Todo indica que, en los cerebros enfebrecidos de los jerarcas del régimen, ambas fechas debían englobarse en una misma conmemoración.

Fue en el periodiquito de “la abuelita” (que, para colmo, ostenta su nombre en el idioma del odiado “enemigo yanqui”) —Granma—, donde mayor desenfreno ha alcanzado la exaltación del día 13 y del personaje arriba mencionado. Este martes llegué a contar… ¡una docena de trabajos periodísticos consagrados a ese señor! Los enfoques y planteamientos de esos textos no habrían sido despreciados por un hagiógrafo.

Para quienes posean un estómago fuerte, reproduciré sus títulos: Su estrella (esta ilustrada con una imagen de su gorrita), Se hizo… ¡y qué luz!, Enamorado de Cuba, Fidel es un pensamiento, Un nombre como llave hacia otro mundo, Legítimos herederos, El secreto de la inmortalidad, En Venezuela, un guerrillero del tiempo, Presente, erguido, vital…, ¡Fidel vive!, Amanecer de hechos y promesas y Fidel nos guarda. Por si les parece poco, a esos doce habría que sumar Palabras que inspiran, un libro para iluminar el combate. Hablo de una compilación en la que también figuran citas del general de ejército Raúl Castro y el presidente y primer secretario Díaz-Canel, pero donde la voz cantante le corresponde al instaurador de la dinastía.

Todo indica que la hora misma a la que se suponía que arribaran los medallistas (9:30 pm.), las demoras de diversa índole (tanto en el arribo del vuelo como la media hora que necesitaron los atletas simplemente para salir del avión), la lentitud generalizada, fueron concebidas de modo deliberado para permitir que, pasada la medianoche, se llegara al cumpleaños 98 del difunto “Comandante en Jefe”. De ese modo, el régimen dictatorial convirtió a ese hecho extradeportivo en elemento esencial al recibimiento de los atletas olímpicos cubanos.

Una chispeante crónica publicada por 14yMedio señala que el acto de recibimiento comenzó por las palabras del campeón de boxeo Erislandy Álvarez. Los colegas del primer diario independiente publicado en la Isla plantean: “El deportista leyó, a duras penas, unas felicitaciones a la delegación que interrumpió con una mueca cuando el discurso comenzó a enfocarse en Castro”. ¡Bravo por Erislandy!

Foto: Gobierno de La Habana
Foto: Gobierno de La Habana

Ya en “La Piragua”, el pentamedallista olímpico Mijaín López declinó leer lo que los burócratas castrocomunistas le habían redactado, y optó por expresarse de manera espontánea. Aunque aún corrían los minutos finales del día 12, el autor de la gran hazaña deportiva se empecinó en mencionar al instaurador del régimen y su cumpleaños. De ese modo se malquistó con los millones de cubanos que, en el Archipiélago y el extranjero, abominan del personaje y su legado. Un rechazo que habría podido ahorrarse si hubiese sabido mostrar un poco más de tacto e inteligencia.

Con respecto al fracaso parisino, el colega Dimas Castellanos, en un artículo publicado este lunes en Diario de Cuba, pone el dedo en la llaga al plantear: “Cuando una crisis crónica deviene estructural, que es el caso cubano, ningún componente del sistema escapa a sus efectos, como ocurre con el deporte”. El sonado fiasco que sufrió el régimen en la ejecución de los planes triunfalistas que trazó de cara a las Olimpiadas de París, está a la vista de cualquier observador objetivo, sin importar los malabarismos verbales exhibidos por los castrocomunistas en la Declaración que emitieron para tratar de justificar lo injustificable.

En un documentado trabajo publicado aquí mismo en CubaNet el pasado lunes, el colega Michel Contreras, con datos históricos, demuestra la involución que ha sufrido el deporte cubano. Pero si adversas son las realidades de hoy, no es mucho mejor lo que puede augurarse para el futuro. ¿Qué podremos esperar los cubanos cuando los jóvenes que arriben a edades competitivas sean los niños famélicos, de peso bajo y estatura reducida, que han visto la luz en los lustros recientes de desnutrición, carestía y subconsumo!

Otro aspecto novedoso que resaltó de modo particular durante los recién concluidos Juegos Olímpicos fue el número notable de nacidos en esta tierra que no compitieron por Cuba. Hay un titular de este mismo diario que refleja a la perfección —creo— la magnitud de esta faceta de la crisis: “Histórico: Tres cubanos arrasan en el triple salto masculino. Ninguno representa a Cuba”.

En ese contexto, un trabajo de la colega Mayli Estévez, publicado en El Toque, distingue “Los atletas emigrados que sirven y los que no”. Por supuesto, que la diferenciación entre unos y otros es la que hacen los castrocomunistas. Y está claro que el criterio para pronunciarse en un sentido o en el contrario depende de si existe o no algún pronunciamiento del atleta involucrado contra el régimen imperante en el Archipiélago.

Descuella, en ese sentido, lo escrito por el primer secretario y presidente, Miguel Díaz-Canel, con motivo de la victoria de Loren Berto Alfonso sobre su compatriota Julio César La Cruz, que sí representaba a Cuba. En su trino de X, el mandamás calificó de “honestas, dignas y conmovedoras” las declaraciones del primero. Y concluyó: “Una emigración respetuosa de la Patria que lo formó merece reconocimiento”.

Foto: Gobierno de La Habana
Foto: Gobierno de La Habana

Aquí sólo se me ocurre comentar: ¡Lo que va de ayer a hoy! En los “buenos tiempos” del fundador de la dinastía castrista, cuando el mero hecho de abandonar Cuba y radicarse en un país extranjero cualquiera era motivo suficiente para que llovieran sobre el viajero calificativos de “apátrida”, “traidor” o “tránsfuga” (¡cuando no de “vendepatria”!), resultaba sencillamente inconcebible tal grado de “tolerancia”. Este es un cambio que demuestra bien claro —creo— el grado extremo de las concesiones ideológicas en las que la crisis general del sistema socialista burocrático ha obligado a caer al actual régimen de La Habana.

En resumidas cuentas, es verdad que, para el castrocomunismo, París no ha sido una fiesta. ¡Ni remotamente! Y las esmirriadas cifras de los concurrentes a los actos oficiales ponen de manifiesto que hasta la capacidad movilizativa del régimen ha sufrido una merma considerable.

ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.

Exit mobile version