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“El poder de Don Dinero, eso atrajo a la gente”

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“El poder de Don Dinero, eso atrajo a la gente”
“El poder de Don Dinero, eso atrajo a la gente”

LA HABANA, Cuba.- La Isla se convirtió este 27 de agosto en la tercera sede de América que alberga una Noche de Campeones de Boxeo. Programado en conmemoración del Día Internacional del Boxeo y a la celebración en La Habana del primer campeonato mundial de pugilismo aficionado, en 1974, el histórico evento marcó un hito: el triunfo del deporte rentado versus el deporte revolucionario impuesto hace 63 años.

Desde 2013 el Gobierno cubano mantiene parcialmente abiertas las puertas al profesionalismo, permitiendo que atletas criollos bajo su dominio legal puedan contratarse en el extranjero, pero intramuros persiste en sostener la práctica del deporte amateur. Tuvieron que pasar once años para que un pugilista nacional pudiera escalar al encerado de un escenario doméstico, en calidad de deportista profesional.

Noche de Campeones. (Foto: CubaNet)

Por demás, fue el primer evento de este tipo en la historia de la Cuba post Instituto Nacional de Educación Física y Recreación (INDER), con premios de 120.000 y 100.000 dólares para ganador y perdedor, respectivamente, de dos pleitos pactados a 10 asaltos. No obstante, no se ha divulgado qué cantidad de esa bolsa recibirían los pugilistas, y qué monto irá a parar a las arcas del INDER en concepto de agencia que representa a los cubanos. El estado cubano a través de sus organizaciones y empresas drena los ingresos de los profesionales que exporta, como los médicos, y también de quienes se contratan en el extranjero mediante el régimen.

La principal reverencia al retorno del profesionalismo provino del público. Más que aficionados, la tribuna de la Ciudad Deportiva, sede del cartel, fue copada por más de 10.000 cubanos cuya principal motivación fue la de ver a paisanos ganar mucho dinero sin tener que abandonar el país, expectativa que propinó un potente derechazo al galimatías del INDER sobre la actividad física pagada.

“A nadie le importa si ganan o pierden, ya tienen un bulto de fulas (dólares) asegurados. Eso es lo que cuenta. Algunos deportistas han hasta subastado sus medallas porque necesitan dinero, porque a pesar de tener éxito y ser estrellas en sus deportes, pasan los mismos trabajos de cualquier cubano”, comentaba a CubaNet Lázaro Daniel Vázquez Echevarría, asistente al evento.

Durante el pesaje público de los boxeadores convocados a la Noche de Campeones, efectuado la mañana de este martes en el capitalino Parque Central, Juan Torres Odelín, Campeón Mundial de Reno 1986 (amateur) en la categoría mosca, en declaraciones para CubaNet apoyaba el retorno del boxeo profesional como alternativa para frenar la constante fuga de atletas.

“El boxeo se está convirtiendo en un mercado. Se nos están yendo los muchachos de aquí, para buscar dinero allá en los Estados Unidos. Es mejor que sea así —que retorne el profesionalismo—, para que ellos se queden aquí”, refirió el expugilista, catalogado como Gloria del Deporte en Cuba.

Mientras que Aramis Camejo Zayas, participante de la velada, opina: “El poder de Don Dinero, eso atrajo a la gente. ¿Qué otra cosa diferente tiene esto a un juego de pelota, por ejemplo, al que no asiste casi nadie? Aquí hay dinero de por medio, solo eso. Ninguno de nosotros habíamos visto algo así. Ni siquiera por la calidad de las peleas, porque se sabe que los contrincantes que trajeron no son buenos”.

Noche de Campeones. (Foto: CubaNet)

Camino aplanado para un regreso triunfal

No existen dudas sobre la calidad del boxeo aficionado cubano, ganador de 43 oros olímpicos, pero a nivel profesional sus mejores exponentes no pelean bajo la bandera de la federación cubana. Con todo, los representantes de los Domadores, nombre de la escuadra antillana autorizada para el ámbito profesional, salvo en contados pasajes pasearon sobre el ring.

Que el programa pusiera en disputa dos fajas de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por sus siglas en inglés), y un atractivo premio metálico, invitaba a creer que los contrincantes de los cubanos tendrían el respaldo de un buen aval competitivo. Mas no fue así.

En (92 kg) Julio César la Cruz se vio la cara con Madiyor Saydrahimov, un boxeador de Uzbequistán que tiene como mejor resultado un bronce mundial peleando como amateur, mientras en el plano profesional resultaba todo un desconocido. En efecto, con su tradicional estilo escurridizo el cubano solventó el combate con holgura. Nunca estuvo en apuros, a no ser con las gradas.

Julio César La Cruz. (Foto: CubaNet)

“Es un payaso”, “lo único que hace es correr y enseñar los dientes de oro”; “deberían jubilarlo”, fueron algunas de las frases espetadas por el público en su rechifla contra La Cruz, a la vez que alentaban al contrario a fulminarle con un golpe que nunca llegó. El veredicto fue por votación unánime a favor del camagüeyano, quien se convirtió en campeón mundial por la IBA.

Arlen López (80 kg) también se tituló tras propinar el único nocaut de la noche al dominicano José Luis Tejeda, quien sustituyera a última hora al plateado mundial de los 80 kilos en 2021, el bielorruso Aliaksei Alfiorau. El quisqueyano, otro de poco rodaje profesional, no encontró recursos para paliar el vendaval de golpes lanzado por el doble campeón olímpico cubano.

Rosniel Iglesias (67kg) protagonizó otro combate pálido de la gala. Apático al espectáculo, cediendo a las burlas y dando paso atrás ante las provocaciones de intercambio del armenio Gurgen Mamoyan, el bicampeón bajo los cinco aros fue maltratado por los espectadores. No pocos protestaron la decisión de los jueces, única dividida de la cartelera, cuando mandaron a levantar su brazo.

Noche de Campeones. (Foto: CubaNet)

El súperligero Lázaro Álvarez (63.5 kg) y el pluma Saidel Horta (57 kg) hicieron su trabajo con mejores prestaciones frente al ruso Ruslan Belousov y el uzbeko Mujibillo Tursonov, respectivamente. Sin embargo, ambos parecieron cansados en los asaltos cuatro y cinco, organizados en el formato semiprofesional de combates a seis rounds.

Aunque no hubo cinturón de por medio, la pelea más esperada de la noche fue la de Erislandy Álvarez (63.5 kg). Por su carisma, el flamante oro olímpico es el ídolo del público. Fuera del cuadrilátero es un showman, y con los guantes puestos una suerte de fajador intransigente, especie que parecía extinta en el boxeo cubano.

“A este muchacho le queda poco en Cuba. Es muy técnico y a la vez un peleador a la antigua, se faja de tú a tú, a los golpes, que es lo que le gusta a la gente. Es del tipo de deportista que llena foros, nada más por verlo valió la pena pagar los 150 pesos de entrada. Bueno, fíjate, hasta los niños lo conocen. Cuando salió comenzaron a grita su nombre”, acotó Marlon Ibáñez Alonso.

“A este que lo amarren, porque en cualquier momento brinca el charco. A cualquier promotor del yuma le gustaría tenerlo en su cartelera”, sentenció el entrevistado.

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