Corrupción en las bodegas y comedores sociales, corrupción en las instituciones deportivas y educativas, corrupción en el sector estatal y en los pequeños comercios. Los números no cuadran y las autoridades cubanas, durante la rendición de cuentas ante el Parlamento este martes, no lograron esquivar la palabra que durante décadas fue tabú entre los altos cargos del régimen.
La agenda del día incluía calibrar el estado del comercio interior y las inversiones extranjeras, escuchar los informes del Ministerio del Interior –que presumió de haber desmantelado numerosos “cultivos de marihuana” en las provincias orientales–, tomar medidas para mitigar la debacle educativa y el éxodo de deportistas, y concluir con los discursos, siempre en tono de regaño, del presidente del Parlamento, Esteban Lazo.
La viceministra de Comercio Exterior, Ana Teresita González, quiso ofrecer el dato más optimista de la jornada: unas 343 empresas de 40 países tienen interés en invertir en la Isla y cuentan con la aprobación del Gobierno. De esos negocios, 181 forman parte de “contratos de asociación económica internacional”, 106 han nacido como empresas mixtas y 56 contarán con administración totalmente extranjera, dijo.
González lamentó que, pese a que la mayor parte de esas empresas tienen que ver con el turismo, la minería y la agricultura, el ministerio está “insatisfecho”
Sustituyendo a su jefe, Ricardo Cabrisas –un ausente notable en las sesiones parlamentarias–, González lamentó que, pese a que la mayor parte de esas empresas tienen que ver con el turismo, la minería y la agricultura, el ministerio está “insatisfecho” por no importar todos los productos que quisiera, y haya tenido que contentarse con lo básico: cerveza, refrescos, agua, harina y carne.
El resto de las comisiones parlamentarias no pudo celebrar demasiado. El golpeado sector de Industria, Construcciones y Energía tuvo que reconocer que, pese a las fiscalizaciones, se identificaron múltiples “incumplimientos”: “Déficit de recursos como cemento, acero, cables eléctricos, muebles sanitarios y carpinterías; falta de financiamiento y control de las obras; incumplimiento de obligaciones por parte de las partes que intervinieron en el proceso, entre otras”.
La solución, afirmaron los diputados, es “incrementar el financiamiento” y dar subsidios adicionales a quienes tengan condiciones inaceptables de vulnerabilidad, siempre que Lazo y un grupo de ministros clave estén de acuerdo con supervisar directamente el proceso. El regaño de Ramiro Valdés, presente en la reunión, no se hizo esperar, y Cubadebate publicó su ya habitual fotografía increpando, con gestos de enojo, a los presentes.
Pero es en el área de Comercio y Gastronomía donde está el plato fuerte de la corrupción. Bajo la mirada atenta del primer ministro Manuel Marrero, de la ministra de Comercio Interior Betsy Díaz Velázquez y del propio Lazo, los parlamentarios se refirieron a las deficiencias del Sistema de Atención a la Familia, los precarios comedores sociales de la Isla.
Según las cifras oficiales, hay 1.445 establecimientos de este tipo en Cuba, adonde acuden todos los días unas 59.687 personas a quienes, celebró Díaz, el Estado facilita “productos de la canasta familiar normada, donativos y módulos de alimentos”. Ante el robo masivo de los recursos y alimentos –que Marrero describió con el eufemismo de “falta de gestión”–, los administradores han debido implementar controles digitales del inventario. Lazo pidió atender, también, otra de las irregularidades típicas de los comedores sociales: “Control popular sistemático en los programas” que ofrecen recursos a las personas vulnerables, exigió, para saber que las que están, son.
“La calidad del servicio en el Sistema Bancario y Financiero se evalúa como deficiente”
En el petit comité de su comisión parlamentaria, el ministro presidente del Banco Central, Joaquín Alonso, no fue tan entusiasta sobre la bancarización –decretada en agosto ante la carencia de efectivo en el país– como las numerosas ocasiones en que la ha celebrado en televisión nacional.
“La calidad del servicio en el Sistema Bancario y Financiero se evalúa como deficiente”, zanjó. “Esta evaluación se basa en la percepción de la población sobre los servicios bancarios brindados en nuestras instituciones”. El panorama, según el funcionario, es alarmante.
Su resumen: “Algunas de las principales insatisfacciones se relacionan con las largas filas, la ineficiencia organizativa en algunas oficinas, respuestas sin fundamentos por parte del personal bancario debido a su escasa preparación, trámites engorrosos y lentitud, fallas en las comunicaciones o sistemas tecnológicos, y limitaciones en el servicio durante cortes de energía eléctrica, entre otros aspectos”.
Salud y Deporte no solo enfrenta una inédita oleada de “delito, corrupción e ilegalidades”, sino también la estampida de los atletas, informaron los directivos del Instituto de Deportes, Educación Física y Recreación. Los dirigentes opinan que hay que proteger a los atletas de la tentación de las “grandes sumas de dinero” de los eventos internacionales.
El broche de oro a la jornada lo puso el Ministerio del Interior, con su informe sobre las drogas y la delincuencia. El coronel Juan Carlos Poey aludió al auge del consumo de fentanilo en la región y admitió que Cuba no es la excepción. Sin embargo, añadió, lo que más se produce en Cuba –sobre todo en Granma, Holguín, Guantánamo, Las Tunas y Santiago– es marihuana.
Tampoco, dijo, se desatienden las cárceles, donde se registraron 165 “incidencias”, 32 “hallazgos” (de objetos que los presos no debían tener en sus celdas) y que vinculan a 31 familiares de los reclusos. En cuanto al extranjero, agregó, hay “12 cubanos circulados con difusión roja por Interpol”. “Quiere decir que cuando el servicio de uno de esos países los detecta, los detiene y los vamos a buscar. Tenemos detectados 301 organizadores cubanos de estas actividades (delictivas) en el exterior, en 15 naciones”, advirtió.
Poey acabó su intervención previendo que, en el “escenario adverso” del país, es muy probable que “la delincuencia evolucione a un mayor nivel de organización”, más complejo que las bandas o pequeñas redes de traficantes. Por suerte, añadió, para cuando eso ocurra la Policía ya sabe qué hacer.
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