Tanques de guerra, lanzamisiles, camiones Ural-4320, soldados capaces de caminar sobre alambre de púas y un laberinto de túneles secretos. Las inquietantes imágenes que el Ejército cubano permitió grabar a un reportero del canal ruso Zvezda tienen todos los ingredientes de un coctel de propaganda, pero ofrecen un mensaje claro: Cuba no tiene complejos en mostrarse ante sus aliados como un punto militar clave en la región.
El programa Aceptación Militar, conducido por Alexey Egorov y especializado en análisis de material bélico, dedicó 40 minutos a recorrer varias instalaciones de las Fuerzas Armadas, incluyendo la Academia Naval Granma, el Museo de la Revolución de La Habana y un arsenal subterráneo de más de 100 metros de profundidad.
Egorov se jactó de que en su incursión en los túneles del Ejército cubano logró “imágenes únicas”, y que su equipo es “el primer medio de comunicación extranjero en descender a los almacenes de armas” de la Isla. Mientras examinaba los lanzacohetes –conocidos popularmente como katiushas–, capacitados para disparar simultáneamente 40 proyectiles, el reportero subrayó que Cuba estaba a solo 180 kilómetros de la costa de Estados Unidos, aunque, admitió, la separan más de 9.700 kilómetros de Rusia.
La intención del programa –que contará con una segunda parte– es mostrar “cómo se endurece el acero caribeño” y “de dónde sacan su experiencia de combate los guerreros de la Isla”. Además, dedica numerosos comentarios a describir “cómo la Unión Soviética protegió a la Isla de la Libertad, con su escudo nuclear, de los ataques estadounidenses”, en alusión a los misiles con ojivas atómicas que la URSS instaló y retiró rápidamente en la Isla a inicios de la década de los 60.
Alexey Egorov, el periodista ruso al que el Ejército abrió las puertas de sus instalaciones, es un incondicional de Vladímir Putin y un entusiasta defensor de su invasión a Ucrania. A prueba de balas en materia ideológica, Egorov figura en la lista de 1.500 belicistas al servicio del Kremlin publicada por el Foro Rusia Libre.
Los anfitriones no escatimaron atenciones al enviado de Moscú. Con una lámpara en la mano y tras entregar su teléfono celular, Egorov comenzó su programa elogiando las instalaciones militares cubanas y atravesando varios metros de túneles en excelente estado, bien iluminados y señalizados. Lo acompañaba en todo momento, aunque no fueron identificados, un primer coronel de las Fuerzas Armadas y varios coroneles en traje de campaña.
Cubiertos con lonas, para protegerlos de la humedad, había varios tanques de guerra, camiones rusos Ural y chinos Howo, que ya el Ejército había exhibido durante desfiles a inicios de año. También visitó el llamado Grupo Reactivo de Artillería, donde se guardan los lanzamisiles, instalados sobre vehículos Ural, y varios implementos de la logística y alimentación del Ejército.
Egorov comparó los túneles cubanos con los de Corea del Norte, que también visitó durante una emisión de su programa. El sistema de entrenamiento y de protección del arsenal, demostró, son muy similares, y las tropas de la Isla han probado su efectividad en operaciones en Angola, Etiopía y Granada, enumeró, aunque se sabe que los soldados cubanos huyeron en desbandada ante la 82 División Aerotransportada de EE UU en Granada.
La cámara se traslada luego a campo abierto, donde varios pelotones de Avispas Negras –armados con fusiles kaláshnikov y con pintura de camuflaje– muestran sus maniobras de entrenamiento junto a la costa. Además de ejercicios físicos, estudios tácticos y combates cuerpo a cuerpo, los reclutas deben caminar descalzos y sin camisa sobre alambres de púas. Otra de las operaciones consiste en acostarse sobre los cordeles para que otros soldados caminen sobre su espalda.
En la Academia Naval Granma, al este de La Habana, Egorov examinó las técnicas de entrenamiento de la Marina cubana. Entre sus equipos, el reportero destacó un simulador virtual que ocupa toda una sala, y que reproduce el puente de un buque de guerra. Las imágenes de entrenamiento son las de una hipotética batalla en la bahía habanera.
Para ilustrar la excelente salud entre los altos cargos militares de Rusia y Cuba, Egorov mostró grabaciones de la reunión en Moscú entre el ministro cubano de las Fuerzas Armadas, Álvaro López Miera, y su homólogo ruso, Serguéi Shoigú, el pasado junio. El periodista también enseñó imágenes inéditas de la visita a La Habana del buque-escuela ruso Perekop –cuyas autoridades cancelaron, sin explicación, las visitas que los civiles cubanos tenían programadas a su cubierta, el pasado julio– y su recorrido por el Museo de la Revolución y el de Playa Girón.
Las imágenes publicadas por Egorov salen a la luz en un contexto diplomático en el que La Habana debe pisar con pies de plomo. Por un lado, el reciente anuncio de que el régimen planea comprar a Bielorrusia misiles Polonez-M, con un alcance de 300 metros sería una provocación militar directa para la región. Por otro, la ratificación de Cuba como uno de los países patrocinadores del terrorismo, según la lista anual que elabora Estados Unidos.
Todo, tras un año de máxima tensión en el que los rumores sobre bases de espionaje rusas en la Isla, la presencia de soldados cubanos en la invasión a Ucrania y la alianza entre La Habana y el Kremlin, ha llenado las primeras planas de todos los periódicos del mundo, menos los de Cuba.
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