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El asesinato de Sandalio Junco, el más siniestro episodio del PSP

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El asesinato de Sandalio Junco, el más siniestro episodio del PSP
El asesinato de Sandalio Junco, el más siniestro episodio del PSP

LA HABANA, Cuba.- El asesinato del líder sindical Sandalio Junco, en 1942, es probablemente el episodio más siniestro de la tortuosa historia del Partido Socialista Popular (PSP), el partido de los comunistas cubanos creado en 1925 y absorbido por el régimen castrista a inicios de la década de 1960.

Nacido en 1894, Sandalio Junco, de joven trabajó como panadero. En 1925, siendo líder sindical,  fue de los primeros integrantes del Partido Comunista. 

Por oponerse a la dictadura de Gerardo Machado tuvo que exiliarse en México. Para entonces, ya Junco había sido sancionado por la dirigencia comunista, al igual que Julio Antonio Mella, su compañero de causa, a quien el partido expulsó por indisciplina por haber realizado una huelga de hambre sin su consentimiento.

Entre 1927 y 1932 Sandalio Junco viajó varias veces a la Unión Soviética, la primera de ellas acompañado por Mella. Allí, en 1931 pasó un curso de varios meses en la Escuela Leninista Internacional. 

Sandalio Junco se fue de la Unión Soviética decepcionado por el régimen de Stalin y convertido en un firme partidario de la Oposición de Izquierda que encabezaba Lev Trotsky. 

Ya en Cuba, imbuido de las ideas trotskistas, entró en desacuerdo con el Partido Comunista y polemizó con su líder, el poeta Rubén Martínez Villena, acerca de la posición que debían adoptar los comunistas en la lucha contra el régimen de Machado. Debido a ese enfrentamiento, encabezó la Oposición de Izquierda, una disidencia del Partido Comunista, del cual se separó en 1932 al crear, junto con Pedro Varela, el Partido Bolchevique Leninista, que apoyó la huelga general de agosto de 1933, a diferencia del Partido Comunista que pactó con Machado.   

Las diferencias de Junco con los comunistas se agudizaron cuando estos se aliaron a Fulgencio Batista en una coalición que ganó las elecciones de 1940 y participaron en su gobierno con dos ministros sin cartera. 

El periódico Hoy, órgano del Partido Comunista, emprendió una feroz campaña contra Sandalio Junco, a quien por ser el presidente de la Comisión Obrera del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), que era considerado por los comunistas como “un partido burgués”, acusaban de “divisionista, quintacolumnista, agente patronal y traidor a la clase obrera”.

Cuando se anunció que el 8 de mayo de 1942 sería conmemorado el séptimo aniversario de la muerte de Antonio Guiteras en un acto en el ayuntamiento de Sancti Spíritus donde el orador principal sería Sandalio Junco —por haber sido el líder de la sección obrera de La Joven Cuba, la organización de Guiteras —los comunistas advirtieron que boicotearían el acto e impedirían que Junco hablara. Pero nadie imaginó que irían más allá de las amenazas, los insultos y el escándalo.     

Isidro Pérez, Domingo Cordero, Armando Acosta y Catalino Monteagudo, todos militantes del Partido Unión Revolucionaria —el nombre que había adoptado el Partido Comunista para unirse a la coalición de Batista— acudieron armados al acto en el Ayuntamiento y empezaron a sabotearlo desde que empezó. 

Armando Acosta gritó varias veces a Sandalio Junco: “¡Negro traidor, lacayo del imperialismo!  Cuando Charles Simeón, el orador que antecedía a Junco, estaba iniciando su discurso, Isidro Pérez sacó una pistola y disparó contra Junco, que resultó muerto. 

Cordero y Monteagudo también sacaron sus armas y empezaron a disparar. Según testigos presenciales, los matones, antes de huir, efectuaron 60 disparos. Además de Junco, hubo otros dos muertos y varios heridos.  

Inmediatamente, los líderes comunistas Blas Roca y Juan Marinello negaron la implicación del partido en el atentado.

Eduardo Chibás, que aún no se había separado del Partido Auténtico, fue el encargado de despedir el duelo de Junco. 

Las autoridades demoraron las investigaciones. Al parecer, Batista no quería quedar mal con los comunistas, que integraban su gobierno.

Isidro Pérez fue detenido y procesado por el asesinato. Primero estuvo preso en La Habana y luego fue trasladado a la cárcel de Sancti Spíritus, donde el régimen penal era más suave. De allí lo sacó el 23 de diciembre de 1958, cuando las guerrillas anti-batistianas tomaron la ciudad, Armando Acosta, su compinche en el asesinato de Junco, quien lo sumó al Ejército Rebelde con el grado de teniente.      

Acosta, que era capitán del Ejército Rebelde, fue ascendido a comandante por la toma de Sancti Spíritus. Murió en 2009, a los 88 años.

En su muy documentado libro El Soviet Caribeño, César Reynel Aguilera asegura que Wilfredo Velázquez Cabrera, nacido en 1935, discípulo de la Escuela Leninista Internacional y jefe de la comisión militar del Partido Comunista en Las Villas, estuvo involucrado en el asesinato de Junco. Y como Armando Acosta también fue acogido en el seno del castrismo. En 1958, según Aguilera, Wilfredo Velázquez, junto con Félix Torres y bajo la dirección de Ramón Nicolau y Osvaldo Sánchez, creó una guerrilla comunista en Las Villas. Y luego del triunfo de la revolución tuvo un activo papel en la lucha contra los alzados anticastristas en el Escambray.

Por la aversión que siente el régimen castrista hacia el trotskismo, Sandalio Junco es ignorado por la Cuba oficial. Ni siquiera le reconocen el mérito de que fue el primero en enfocar el tema racial desde un punto de vista marxista, lo que lo convertiría en un antecesor de Frantz Fannon.  

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