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Desde la cena de Navidad hasta los regalos de Reyes, las festividades en Cuba las pagan los emigrados

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Desde la cena de Navidad hasta los regalos de Reyes, las festividades en Cuba las pagan los emigrados

Dos botellas de aceite, un queso Gouda, 10 libras de azúcar blanca y un pernil de cerdo encabezan la lista de comida que, desde Miami, Yoel compró para su familia en Cuba este fin de año. Cada diciembre, lamenta el cubano emigrado desde 2015, “es la misma historia”. Sin embargo, sin su sacrificio, las celebraciones navideñas de sus parientes en La Habana “serían más tristes de lo que ya son”.

“Esta lista es solo la que va destinada a mi mamá. Tengo que sumarle lo que le envío a mis hijos”, cuenta a 14ymedio. Según calcula, las compras que realizó a través de la tienda online Katapulk ascienden a casi 400 dólares. “También envié una docena de cervezas y un cake, porque si no, no se siente como una celebración y uno siempre quiere que ellos disfruten”, asegura.

“Todos los años cuando se acerca diciembre empiezo a reunir dinero para comprar comida para Cuba. Este año, sin embargo, la situación fue peor, porque todo sale más caro y allá no hay de nada. Antes, al menos uno mandaba dinero, y como no había tanta inflación ni escasez, la propia familia podía conseguir los ingredientes de la cena de Nochebuena o Fin de Año, más algo que uno comprara en las tiendas virtuales”, recuerda Yoel.

Cada fin de año intenta mandar comida a su familia en Villa Clara para que puedan vivir unas festividades “decentes”

“Mi hermano hizo su compra por Cubamax, que tiene una modalidad de venta que permite que las propias personas que reciben el paquete elijan la comida que quieren. Café, chorizo, pasta, y todo tipo de legumbres –lentejas, frijoles rojos, blancos y chícharos– fue lo que pidieron. Fueron 22 libras de cosas que en Cuba hace mucho tiempo que no se ven”, añade.

La situación de Leticia, que vive en España desde hace cinco años, es similar. Cada fin de año intenta mandar comida a su familia en Villa Clara para que puedan vivir unas festividades “decentes”. “Este año compré dos perniles de cerdo de más de 20 libras cada uno, para la casa de mis suegros y la de mi papá. Mi hermano desde Estados Unidos me ayudó mandando una caja de cerveza y algunos dulces. En total, todo nos salió en unos 200 euros”, cuenta a este diario.

Desde su llegada al país europeo, Leticia ha explorado distintas maneras de mandar a la Isla lo que compra para su familia. “Finalmente envío todo lo que puedo con amigos, y en estos casos, compro las cosas en Miami a través de mi hermano, porque desde aquí todo es más caro. También busco a particulares que vendan la comida dentro del país y la lleven hasta la casa, porque en las tiendas virtuales te desangran el bolsillo”, asegura.

Leticia reconoce que le disgusta que todo el dinero que envía o gasta en comida para sus familiares “termina en manos del Gobierno”, pero al mismo tiempo considera que sería “muy doloroso” que su familia no pudiera disfrutar ese día de paz. “Esa es otra de las razones para comprar con particulares, pero también eso tiene sus trampas. Si te pones a pensar de dónde sacan los puercos que matan, la cerveza, los quesos y todo lo que venden, te das cuenta de que probablemente estés comprando comida robada de algún almacén estatal o algún hotel”, dice.

En fin de año, continúa, todo el que venda comida en la Isla “se vuelve rico”. “Esta vez, la persona que me vendió los perniles me dijo que debía esperar varios días para repartir los míos, porque tenía una lista grande de personas delante. Al final, la carne llegó el mismo 24 de diciembre”, asegura.

Desde México, Irene, otra cubana de Holguín que llegó al país con una beca para cursar una maestría, cuenta a 14ymedio el desafío que supone enviar alimentos a su familia para fin de año. “A mí por la beca no me pagan mucho, por eso siempre priorizo comprar artículos que duren, como ropa, zapatos o medicinas. Así mis padres pueden destinar todo su dinero a comprar comida”, explica.

Uno de los productos más solicitados por los cubanos a sus familiares emigrados es el café. (14ymedio)
Uno de los productos más solicitados por los cubanos a sus familiares emigrados es el café. (14ymedio)

En fin de año, sin embargo, “la cosa cambia, porque en Cuba hay tradición de reunirse con los parientes y festejar con congrí, carne de cerdo asada y abrir, al menos, una sidra. Nada de eso lo hay en Cuba, y uno quisiera que la familia pase un buen rato a pesar de todo, por lo que termina gastando una millonada”, continúa.

Desde Guadalajara, donde reside Irene, los envíos cuestan unos 350 pesos mexicanos el kilogramo (unos 20 dólares), además de lo que deba pagarse por el producto que se envía. “Aquí las cosas son más baratas que en Ciudad de México, por ejemplo, pero el gasto sigue siendo enorme”, asevera.

Este año Irene ha notado una particularidad entre sus amistades que también realizan envíos de comida a la Isla. “Todo el mundo está mandando arroz y frijoles. Eso es algo que yo no había visto que se hiciera nunca, porque enviar un kilogramo de arroz cuesta más de 20 dólares y apenas alcanza para una comida de cuatro personas”, reflexiona.

A ello debe sumarle el costo por entregar productos fuera de la capital, que añade otros 700 pesos mexicanos (41 dólares) a la cuenta. “Con esa cantidad puedo comprar la comida de dos semanas en México”, compara. “Al menos desde aquí el envío es directo. Desde otros estados, donde no hay quien viaje a Cuba, hay que pagar extra por mandar las cosas a una ciudad grande”, asevera.

“Los emigrados hemos pasado a mantener a quienes se quedan allá. Si antes se compraba lo que no había –calzado, ropa, o alguna recarga para el teléfono–, ahora la necesidad de todo que hay en Cuba la cubre la comunidad cubana en el extranjero”, añade. “Los regalos de Día de Reyes para los niños, este enero, también los mandaré yo”.

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