La Casa del Perro Caliente de 23 y K, situada justo enfrente de la heladería Coppelia, en El Vedado habanero, ha reabierto sus puertas después de meses cerrada. Los colores de sus carteles son los mismos, rojo y amarillo, pero ahora se llama Perros Calientes Lalola y es de gestión privada. Un inflable rojo con forma de salchicha daba la bienvenida a los nuevos clientes.
El lugar, situado en una de las esquinas más transitadas de la capital, justo a medio camino entre el hotel Habana Libre y el que será el rascacielos más alto de la ciudad, la Torre K, era en su origen una cafetería estatal. Fue a principios de este siglo que comenzó a vender perros calientes –la traducción de hot dog, la salchicha con pan importada de Estados Unidos–, a partir de donde le vino el apodo de La Perreta.
“¿Qué habanero no ha comido pan con perro en este lugar?”, dice Clara, residente en el mismo barrio. “La gente siempre hacía la cola del Coppelia y como tenían que esperar tanto, cruzaban y compraban el pan con perro para entretener el estómago. Y a todas horas había gente, mañana, tarde y noche”.
“Definitivamente parece que van a privatizar todo El Vedado”
Tony, vecino de Centro Habana, recuerda que el lugar todavía vendía durante la pandemia, “además del pan con perro, café y algún refresco”, pero que “fue cayendo, como todo”, hasta que un día “no había nada que vender y lo cerraron”. En sus inicios, prosigue el joven, “tenía otra pinta, el pan era más suave, tenían ketchup y mostaza, pero luego daban pan con perro sin nada, y hasta el pan se fue poniendo duro y había que tirarlo y comerse solo la salchicha”.
La última vez que este diario visitó el lugar siendo estatal, en enero de 2022, ni siquiera vendían perros calientes en la Casa del Perro Caliente, sino tan solo medias noches de jamón, a 30 pesos la pieza. Antes de eso, cuando sí había salchichas, el pan con perro costaba 20 pesos.
Ahora, como Perros Calientes Lalola, el mismo producto se vende a 180 pesos. No es el único precio por las nubes. Los jugos están a 150 pesos, los refrescos a 170, las bebidas “energizantes” a 200, las maltas a 250 y los batidos, a unos escalofriantes 600 pesos. El establecimiento ofrece varios tipos de combos, el más barato a 300 pesos, que incluyen dos salchichas con queso gouda, ketchup y mostaza, y un refresco de lata.
Además, tiene también servicio de mercado: un kilo de leche en polvo por 1.800 pesos, aceite por 600, yogur de un litro por 500, un kilo de maní tostado a 1.200 e incluso whisky, entre 1.200 y 1.300 pesos, son algunos de los productos ofertados.
No había, a diferencia de cuando el local era estatal y barato, muchos clientes este martes. “Aquí la gente mataba el hambre porque vendían pan con perro muy barato y siempre había tremenda cola. Yo iba los viernes y llenaba mi jaba de pan con perro y la metía en frío para comerlo después el fin de semana viendo televisión”, relata Ranier, que se acercó al lugar a pedir una única pieza de perro caliente. “Pero de todas maneras, quien se haya quedado con esto, es buen negocio, porque mira tú dónde está”, dice haciendo un gesto circular señalando la avenida 23.
Perros Calientes Lalola se une a toda una ristra de locales que eran estatales y que han pasado a manos privadas, especialmente en esta céntrica zona de La Habana. Entre los últimos y más notorios, el restaurante La Carreta y el viejo BimBom, que se llamará ahora Bueníssimo. “Definitivamente parece que van a privatizar todo El Vedado”, observa Ranier.
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