Desde que La Habana en 2021 abrió una hendija a la empresa privada y permitió el alquiler de casas, restaurantes, entre otros negocios, se han establecido en Cuba unas 9.000 micros, medianas y pequeñas empresas particulares (MIPYMES).
La movida, que acabó con décadas de estatismo, llegó poco después de las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021, que dejaron más de mil detenidos y estallaron en medio de una economía estrangulada por un modelo de planificación estatal que ha probado distar mucho de la eficiencia.
En el plano externo, el gobierno de Estados Unidos ha mostrado interés en apoyar al naciente empresariado privado en la isla. Así lo han manifestado funcionarios del Departamento de Estado y el actual encargado de negocios de la Embajada de EEUU en La Habana, Bejamin Ziff.
“Hay mucha gente trabajando, digamos aún en contra de las limitaciones que intenta imponer el régimen cubano. Y esta gente está dando empleo, comida, ingresos a una gran parte de la isla. Así que parte de la visión de nuestros principios y nuestro trabajo en la isla es hacer lo posible para alentar y apoyar al sector privado”, dijo Ziff en una entrevista reciente con Martí Noticias.
Precisamente una representación de esa gente mencionada por el diplomático ha venido a Miami en busca de asesoramiento y para conocer las leyes que rigen las operaciones comerciales entre empresas de Cuba y Estados Unidos.
El excongresista federal por el Partido Demócrata, Joe García, es de los que apuesta por el desarrollo de una relación comercial profunda entre empresarios estadounidenses y el sector privado en la isla. De ahí que haya organizado la visita al sur de Florida de unos 70 empresarios privados cubanos y dos días de conferencias en las oficinas del bufete Akerman Inteternational, donde los visitantes intercambiaron con empresarios estadounidenses, en su mayoría, de ascendencia cubana.
“Hay algunos empresarios cubanos que llevan mucho tiempo, algunos que acaban de empezar, pero claramente esto es una nueva vertiente, una nueva realidad de Cuba. Sabemos también que para tener una estructura social tiene que existir una sociedad mercantil”, dijo el exdirector ejecutivo de la Fundación Nacional Cubanoamericana.
El gobierno de Cuba ha decidido que necesita al empresario, que se halla en medio de trabas, técnicas, burocráticas y no pocas veces caprichosas.
“Mira, si tú tienes familia en Cuba, si yo tengo amigos en Cuba, parte de la manera que esa persona come, vive, es precisamente con los envíos, con la ayuda de muchas de esas empresas”, comentó García.
La actual administración de Joe Biden ha revertido algunas de las medidas contra la isla adoptadas por su antecesor, Donald Trump, como la reanudación de los vuelos, el envío de remesas y los programas de capacitación a los emprendedores en la embajada de EEUU en La Habana.
John S. Kavulich, presidente del Consejo Económico Comercial Cuba-EEUU, recibió en mayo último la primera licencia que concede el gobierno de Estados Unidos para invertir en una empresa privada en Cuba. Pero aún espera el beneplácito de La Habana.
“El gobierno de Cuba lleva dos años negándose a regular la inversión y la financiación extranjeras. El sector privado todavía requiere que cualquier dinero dirigido a Cuba o que provenga de Cuba se canalice a través de un tercer país. Lo que significa que cada transacción tiene tres actores: un banco principal desconocido, el banco receptor y un banco en un tercer país”, explicó el inversionista.
La revolución, recordó Kavulich, trató de lograr la igualdad social y deshacerse de ricos y pobres. “Si, por definición, se recupera el sector privado, habrá algunas personas que tendrán más éxito que otras, y eso horroriza al gobierno cubano. ¿Cómo se justifica que la Revolución lo permita? Y luego, ¿cómo se maneja la balanza entre los que tienen y los que no? Entonces es realmente complicado”, concluyó el consultor sobre asuntos comerciales en Cuba.
Los organizadores de la reunión en Miami entre los empresarios cubanos y sus pares cubanoamericanos, no permitieron que Martí Noticias ingresara al salón de la reunión y entrevistara a los participantes de la isla.
Carlos Saladrigas, presidente de Cuba Study Group, desde 2012 ha estado promoviendo el emprendimiento en la isla, incluso, con la ayuda de la Iglesia Católica, estableció un centro de capacitación para interesados en crear negocios propios.
“No deja de sorprenderme la profundidad, la capacidad, el entusiasmo, las esperanzas que tienen estos jóvenes, algunos no tan jóvenes, emprendedores que quieren empezar sus nuevas vidas con la apertura que existe para la pequeña empresa en Cuba”, dijo Saladrigas que pudo conocer y conversar con algunos de los empresarios visitantes.
Saladrigas, que ha estado varias veces en Cuba, la última en enero pasado, considera que aún falta mucho para que el empresariado privado logre su pleno desarrollo porque no existe un marco jurídico amplio, sin limitaciones.
“Una pequeña empresa está limitada a no más de 100 empleados y como le dije a un funcionario cubano, ustedes están castigando el éxito. Ellos están tratando de modificar estas cosas, porque a todos yo creo les interesa que el sector privado resurja y contribuya a que el pueblo tenga un sustento, una economía, porque bajo cualquier opción política, Cuba lo necesita”, acotó Saladrigas.
Más que limitaciones son restricciones porque Cuba, además de no permitir el financiamiento a los privados, obliga a esas empresas a acudir a dependencias estatales para importar y exportar.
El gobierno cubano no obstante ha entreabierto una compuerta a potenciales inversionistas que se han quedado con la miel en los labios. Y ha sido el gobernante Miguel Díaz-Canel quien en días recientes prometió sin más detalles “nuevas oportunidades de negocios” a un grupo de empresarios estadounidenses con los que se reunió en Nueva York.
“Hemos oído esos cantos de sirena antes. Un gobierno muestra su disposición haciendo dos cosas: enséñeme el presupuesto y enséñeme las leyes. Si Cuba quiere, muéstrame tu disposición, escribe la ley, ponla en el registro nacional para nosotros poder participar en ese paso”, sostuvo García que en 2022 viajó con un grupo de empresarios estadounidense a Cuba y se reunió con Díaz-Canel.
La segunda licencia otorgada por EEUU a un empresario estadounidense para inventir en una empresa privada en Cuba está en manos del excongresista cubanoamericano.
“Tengo una licencia para hacer micro inversión en micro empresas cubanas, una licencia que tiene una serie de requisitos, hay que estudiar cómo hacerla, hay que ser bien específico con ella, porque es un honor que esté considerada, pero hay que encontrar la manera de canalizarlo precisamente para beneficiar a lo que son las mipymes”, reveló García.
La inversión conlleva riesgos, de eso es consciente Saladrigas, un empresario exitoso ya jubilado.
“El inversionista siempre gana dinero porque toma riesgos. Ahora hay ciertos riesgos que no se toman, como yo les expliqué a los muchachos el otro día, el riesgo que no se toma es el riesgo reputacional. Yo no voy a tomar un riesgo que afecte mi reputación ética en el mundo de los negocios. Yo no voy a tomar un riesgo que afecte mi trayectoria”, dijo Saladrigas.
El gobierno de Estados Unidos confirmó a Televisión Martí que no organizó o patrocinó la visita de los emprendedores cubanos a Miami.
“El crecimiento del sector privado en Cuba ofrece una ventana de oportunidades para presentar al pueblo un modelo diferente de sociedad, basado en la economía de mercado en vez del control gubernamental”, recalcó esta semana un vocero del Departamento de Estado.