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Con apagones y sin maestros en las escuelas, la educación cubana se ha vuelto “opcional”

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Con apagones y sin maestros en las escuelas, la educación cubana se ha vuelto “opcional”
Con apagones y sin maestros en las escuelas, la educación cubana se ha vuelto “opcional”

La Habana/Hace varias semanas que Dayma no manda a su hija los viernes a su escuela en el municipio de Placetas, Villa Clara, donde cursa el tercer grado. Según cuenta a 14ymedio, no es porque la niña esté enferma ni porque haya una nueva “coyuntura”, sino porque la propia primaria ha establecido que los días de clases son de lunes a jueves. 

No sabe si la orden vino “de arriba”, pero desde el anuncio su vida se ha descolocado. “Todas las semanas tengo que hacer malabares para ver quién se queda con ella porque si dejo de trabajar, no comemos. Y sola, con diez años, no la puedo dejar”, lamenta la madre. Contratar a alguien que la recoja de la escuela y la cuide hasta que llegue del trabajo tampoco es una opción. Según cuenta, el servicio no es barato y, con las frecuentes salidas de su hija al mediodía –cuando le suspenden las clases–, se encarece. 

Para colmo, aduce, trabaja en la cabecera provincial, Santa Clara, lo que le dificulta hacerse cargo de su hija en horario laboral. Aunque ha intentado buscar un trabajo en Placetas, por ahora no puede dejar su única fuente de ingresos.

Dayma confiesa a este diario que está “angustiada” con el funcionamiento de la escuela: “No sé otros cursos, pero mi hija apenas da clases”. 

Según valora la madre, la niña no ha tenido un profesor guía fijo desde que empezó el curso

Según valora la madre, la niña no ha tenido un profesor guía fijo desde que empezó el curso y, por la falta de personal, muchas asignaturas “se han quedado colgando”. “El otro día la llevé un poco tarde porque tenía un turno médico, y cuando llegué al aula solo había dos niños, de más de 20 que tiene el grupo. Al resto, los padres no los habían mandado”, cuenta preocupada. 

Además, hace al menos dos años que la primaria no tiene director. La maestra que ocupaba el cargo se enfermó y da órdenes desde su casa, pero nunca está en el centro “ni tiene autoridad para exigir nada si ella misma no va”. En varias ocasiones se ha intentado “cubrir el hueco”, afirma Dayma, pero ningún otro trabajador da el paso adelante: “Nadie quiere meterse en esa candela”.

“Yo sé que la cosa está difícil entre los apagones, la falta de comida y la situación de los maestros, que tienen sus propios problemas. A veces yo misma no quisiera mandar a la niña a la escuela, porque siento que no aprovechan el tiempo y solo pasan hambre y trabajo, pero si las cosas siguen así, no van a aprender nada”, reconoce, y asegura que incluso en Santa Clara muchos de sus compañeros de trabajo se han quejado de lo mismo.

Una experiencia similar vive Carmen, residente en la barriada de Luyanó, en La Habana. Madre de un adolescente de séptimo grado, la habanera ha tenido que ingeniárselas para que su hijo, en la casa, vaya aprendiendo lo que no le enseñan en la escuela. 

Al paso que van, la habanera cree que solo los más inteligentes y “con padres que los obliguen a estudiar” podrán graduarse

“A inicios del curso dijeron que darían clases todo el día, pero mi hijo solo va por las mañanas y muchas veces regresa a las diez o a las once diciendo que el profesor no fue o que le suspendieron un turno”, relata. Otras veces, señala, “ellos van por la mañana y los profesores no van, o los dejan tres horas ahí, cumpliendo un horario, pero sin dar clases”, se queja. 

A raíz de la muerte de Jonathan Oliva, el niño de 12 años que se ahogó durante las inundaciones del pasado lunes en la capital, las escuelas del municipio han arreciado las medidas, cuenta Carmen. “Ahora les exigen a los muchachos que vayan también por la tarde, pero no están haciendo nada. Al final, sin maestros y recursos, no van a poder mantener ese sistema”, vaticina. 

Al paso que van, la habanera cree que solo los más inteligentes y “con padres que los obliguen a estudiar” podrán graduarse. Los más rezagados, valora, no tienen oportunidad: “Si sacan el año es porque la escuela los aprobó para no tener una mala promoción”. 

Alarmadas por las situaciones en las escuelas, ambas madres coinciden en que la educación en la Isla está lejos de ser exigente y controlada. “A cualquier hora puedes encontrarte un grupo de muchachos de pre universitario, o de cualquier enseñanza, en la calle. Y no es que se fugaran, sino que los soltaron porque suspendieron las clases”, critica Dayma.

Si antes esas situaciones solo se veían en días en que la crisis energética obligaba a cerrar las escuelas y ciertos centros de trabajo –como hizo el Gobierno hace dos semanas–, ahora, valora la madre, “parece que la educación en Cuba es opcional”. 

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