Durante 2024, Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, ha sido víctima de una campaña de represión sistemática por parte del régimen cubano. Desde principios de año, Soler y su esposo, el ex preso político Ángel Moya, han sido detenidos con frecuencia los domingos, al salir de la sede de la organización en La Habana, cuando intentaban asistir a misa por la libertad de los presos políticos. Esta represión, claramente dirigida a obstaculizar su participación en actividades pacíficas y a restringir su visibilidad pública, ha incluido amenazas directas, cortes de internet y detenciones arbitrarias semanales, creando un ambiente de acoso constante para ella y su familia.
El 15 de septiembre, Berta Soler fue arrestada nuevamente por agentes de la Seguridad del Estado mientras intentaba salir de la sede de las Damas de Blanco. Durante la detención, un agente, identificado como “Felo”, le ofreció tramitar su pasaporte para viajar a Estados Unidos con la condición de que abandonara su activismo. Soler rechazó la oferta, asegurando que no cedería ante presiones que condicionaran su libertad. En respuesta, el agente la amenazó con encarcelarla “sin regreso” si continuaba manifestándose los domingos en defensa de los presos políticos.
El 17 de septiembre, Berta Soler utilizó un video en directo a través de Facebook para narrar su experiencia y expresar su preocupación por la situación que enfrentan ella y su esposo. Relató cómo fue detenida violentamente por mujeres vestidas de civil que la trasladaron a la estación de policía de Aguilera y luego a la unidad del Cotorro, donde fue recluida en un calabozo en condiciones insalubres. A pesar de estas adversidades, Soler dejó claro que no se detendría en su lucha por la libertad de expresión y manifestación en Cuba.
El 22 de septiembre, Berta Soler fue detenida nuevamente por agentes vestidos de civil al salir de la sede de la organización, y desde entonces se encontraba en paradero desconocido. Su esposo, Ángel Moya, denunció su desaparición ante la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), pero el oficial que lo atendió negó tener información sobre su detención. A pesar de la insistencia de Moya, el agente aseguró que Soler no figuraba en ningún registro de personas detenidas, sugiriendo una posible desaparición forzada.
Audio tomado del perfil en Facebook de Ángel Moya Acosta.
El 25 de septiembre, luego de casi 72 horas de detención arbitraria, Berta Soler fue liberada. Sin embargo, la negativa inicial de las autoridades a reconocer su detención y proporcionar información sobre su paradero constituye un delito de desaparición forzada según la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas. Esta situación refleja la falta de transparencia y la vulnerabilidad en la que se encuentran los activistas en Cuba.
A lo largo de 2024, se han registrado 194 detenciones arbitrarias de 29 miembros de las Damas de Blanco, aunque se sospecha que esta cifra es un subregistro. Las detenciones, acompañadas de torturas como mantener a las activistas durante horas bajo el sol en patrullas policiales, afectan especialmente a las mujeres de la tercera edad. Además, las violaciones a sus derechos incluyen vigilancia constante, arrestos domiciliarios arbitrarios, cortes de internet y acoso a sus familiares.
Berta Soler ha soportado una carga desproporcionada de estas detenciones, representando el 18.6% del total, mientras que el resto de las activistas ha sido arrestado un promedio de 6.7 veces durante el año. Esta persecución evidencia que Soler es un blanco principal para el régimen, quien busca debilitar su liderazgo y enviar un mensaje intimidatorio a otras voces críticas.
La situación de Berta Soler y las Damas de Blanco refleja la política sistemática de represión que el régimen cubano aplica contra quienes desafían su autoridad. A pesar de estas amenazas, ellas continúan luchando por la libertad y los derechos humanos en Cuba, evidenciando una valentía inquebrantable frente a la represión estatal.
