MADRID, España.- Benny Moré, cuyo nombre completo era Bartolomé Maximiliano Moré, nació en Santa Isabel de las Lajas el 24 de agosto de 1919. Devenido una de las figuras más icónicas en la historia de la música cubana y latinoamericana, su influencia, carisma y talento le valieron el apodo de “el Bárbaro del Ritmo”.
La versión más reconocida sobre el origen de este apodo tuvo lugar en Santiago de Cuba. Según Israel Castellanos, amigo cercano del Benny, la historia comenzó de manera espontánea cuando ambos estaban en una esquina de la ciudad. Benny, al ver pasar a una mujer hermosa, exclamó: “¡Oh, bárbara!”, inspirado en la popular canción que él mismo interpretaba, “¡Ah, Bárbara!”. Un joven que estaba cerca, al escuchar la exclamación, le respondió: “Qué va, compay, el bárbaro es usted”. Este comentario, que resaltaba tanto la expresión utilizada por Benny como su talento, marcó el inicio de un apodo que lo acompañaría para siempre.
Esa misma noche, tras conocerse lo ocurrido, Benny fue presentado en un programa de radio como “El Bárbaro del Mambo”, en referencia a su éxito en el género mambo junto a la orquesta de Dámaso Pérez Prado. Sin embargo, sería en La Habana, durante un programa de radio dedicado al ritmo batanga, donde el locutor Ibrahim Urbino refinaría el apodo a “El Bárbaro del Ritmo”. Este nuevo apodo capturaba mejor la versatilidad y el dominio que Benny tenía sobre diversos géneros musicales, más allá del mambo.
Aunque Benny Moré ya había alcanzado notoriedad en países como México, Panamá, Colombia, Brasil y Puerto Rico, su fama en Cuba no se consolidó plenamente hasta su regreso en la década de 1950. Al volver a su país natal en 1951, Benny grabó su primer gran éxito en la Isla, “Bonito y sabroso”, que rápidamente lo catapultó a la fama local.
En La Habana, Benny comenzó a trabajar en la emisora RHC Cadena Azul, colaborando con la orquesta de Bebo Valdés. Fue en este contexto donde Ibrahim Urbino le otorgó el sobrenombre. Este apodo no solo resaltaba su habilidad para interpretar ritmos cubanos como el mambo y el batanga, sino que también subrayaba su capacidad para improvisar y crear melodías sobre la marcha, características que lo distinguían de muchos de sus contemporáneos.
Es importante recordar que, en Cuba, el término “bárbaro” tiene una connotación especial. Lejos de referirse a alguien rudo o incivilizado, en el contexto cubano “bárbaro” es sinónimo de alguien extraordinario, un maestro en su arte. Benny Moré, con su incomparable habilidad para dominar el ritmo y su pasión arrolladora en cada interpretación, se ganó este título con creces.