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Aborígenes cubanos y el enigma de sus esferas rituales

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Aborígenes cubanos y el enigma de sus esferas rituales
Aborígenes cubanos y el enigma de sus esferas rituales

AREQUIPA, Perú – Las esferas líticas, también conocidas como esferolitias, son esferas de piedra elaboradas mediante las técnicas de picado y pulido. Estas forman parte de los objetos ceremoniales utilizados por los grupos aborígenes durante el mesolítico medio o Ciboney Cayo Redondo.

Variando en tamaños, estas bolas de piedra destacan por su sorprendente pulido y forma esférica. Solían ser colocadas junto a los individuos sepultados, estableciendo una conexión entre la edad del difunto y el diámetro de la esfera.

Desde el primer informe sobre estas piezas en el sur de Camagüey en 1932, los descubrimientos de estas esferas se han multiplicado a lo largo de todo el territorio nacional.

La habilidad impresionante del artesano aborigen al lograr tal perfección, a través de la laboriosa tarea de golpear piedra contra piedra, resulta verdaderamente sorprendente. Esto cobra mayor relevancia al considerar la dureza de las rocas utilizadas para crear las esferolitias, muchas de las cuales exhiben una curvatura casi perfecta.

Algunas teorías propuestas en torno a estas esferas plantean que los aborígenes las consideraban como núcleos de concentración de fuerzas mágicas con el poder de protegerlos durante su tránsito por las tinieblas de la muerte. Otras presunciones incluso sugieren que estas esferas fueron lanzadas por seres de otro mundo.

Un relato en particular, ocurrido en zonas cercanas a La Salud, en la actual provincia de Mayabeque, narra cómo un grupo de personas que jugaban dominó en una vivienda experimentó un estruendo que provenía de algo que parecía “caído del cielo”. Al investigar, descubrieron y recogieron una bola lítica.

La prensa oficial de la Isla compartió en 2022 la experiencia de un anciano residente en Ciénaga de Zapata. De acuerdo con el hombre, en su juventud enfrentaba una severa enfermedad psiquiátrica. Un día, mientras vivía en un bohío en las Cuchillas de Guasasa, experimentó un torrencial aguacero. Después de que el clima se calmara, descubrió una bola y decidió recogerla.

Desde ese momento hasta su fallecimiento a los más de 90 años, afirmó haber recuperado la cordura, atribuyéndolo a su enigmática esfera. En realidad, habría encontrado una auténtica bola lítica aborigen, las cuales son también conocidas en otras culturas precolombinas de América.

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