La plataforma feminista e independiente Yo Sí Te Creo en Cuba (YSTCC) lleva más de cuatro años funcionando dentro de la isla, sorteando los obstáculos que impone un régimen totalitario como el cubano para acompañar a mujeres víctimas de violencia de género.
Ahora se puede afirmar que cada vez más personas conocen su labor, centrada en tres ejes: una línea de apoyo a personas afectadas por la violencia de género, donde dan orientación, acompañamiento, consejería legal y ayuda psicológica; presencia en redes sociales, para comunicar y sensibilizar sobre el problema; y la incidencia política.
Cabe destacar que la Línea de Atención Integral que tienen funcionando desde marzo de 2020 atendió a un total de 307 personas hasta inicios de noviembre del presente año, que se dividen de la siguiente manera por años: 2020 (46), 2021 (84), 2022 (61) y 2023 (116).
YSTCC surgió en junio de 2019 cuando la cantante cubana Dianelys Alfonso, conocida como La Diosa de Cuba, decidió denunciar públicamente por violencia al músico José Luis Cortés, El Tosco, ya fallecido.
El caso, aunque no fue el primero en salir a la luz pública, tuvo gran repercusión y levantó, de alguna forma, el llamado Mee Too cubano. El país se quedaba arás en medio de una época en que en el mundo las mujeres comenzaban a levantar su voz y contar historias de violencia de género y, en ocasiones, los presuntos agresores eran hombres famosos.
Entonces, seis feministas cubanas acordaron crear una plataforma que no dejara solas a estas mujeres, previamente abandonadas por el Estado.
“Surgió alrededor de un caso muy específico y como una iniciativa que primero creció en redes sociales, luego a la incidencia política con su apoyo a la Solicitud de Ley Integral contra la Violencia de Género en Cuba, en noviembre de 2019, y la consolidación termina con la creación, en marzo de 2020, de la primera independiente Línea de Apoyo a Personas en Situación de Violencia de Género. A partir de ahí, establecimos dinámicas colaborativas de trabajo entre nosotras y con profesionales que participan como colaboradoras. Con el tiempo, el proyecto ha ido creciendo y tomando acciones pioneras en el país”, declaró la colectiva en conversación con ADN Cuba.
Labor titánica: subregistro de feminicidios
El Estado cubano se ha mantenido ausente para enfrentar la violencia de género en el país, incluso su flagelo más grave: los feminicidios. Hasta la actualidad no existe un registro oficial y público de estos crímenes, salvo declaraciones aisladas de funcionarios en organismos internacionales.
Luego de mucho tiempo de silencio, el 15 de noviembre de 2023 la delegación del régimen cubano declaró, durante la sesión del Examen Periódico Universal (EPU) en Naciones Unidas, que en Cuba habían ocurrido 18 feminicidios en 2022.
Sin embargo, Yo Sí Te Creo en Cuba subregistró al menos 33 el año anterior, casi el doble de los feminicidios reconocidos por el gobierno, casi al terminar 2023. Esta es una de las labores titánicas que ha llevado a cabo la plataforma: documentar estos asesinatos, adonde el Estado no llega o llega muy tarde.
Este año ha sido histórico en el subregistro de feminicidios, reconoce YSTCC. Hasta la fecha, han contabilizado 78 asesinatos de personas por razón de género, una cifra que incluso podría ser mayor.
A esa cifra se agregan ocho intentos de feminicidio, dos asesinatos por motivo de género y cinco casos que necesitan acceso a la investigación policial.
“El Observatorio sabía, en 2021 y 2022, que si acaso llegaba a la tercera parte de los feminicidios que suceden realmente en el país. Esta alza de las verificaciones de los feminicidios de 2023 ha sido muy dolorosa, nos ha descolocado y llamado a cambiar la estrategia. No son números, son vidas, son personas, de las que ves sus fotos, sus esperanzas truncadas, sus recuerdos de familia en redes sociales, la cara de sus hijes… Varias de nuestras observadoras estuvieron con apoyo psicológico durante el autocuidado de agosto, porque hay un volumen de información muy dura que procesamos y no es pública. Y se registra el escenario desolador que sigue a un feminicidio: quedan niñes desamparades, a cargo de abueles muy mayores o de padres que nunca se ocuparon, quedan personas adultas mayores o con discapacidades sin su cuidadora. También afecta y desgasta la agonía para verificar casos de segmentos muy vulnerables como las mujeres trans, y aquellos de los que nadie quiere hablar porque el agresor era una persona, por decirlo de alguna manera, VIP, o la víctima era una niña, entre otros”, añaden.
Además de sus labores de verificación de feminicidios, denuncias por violencia de género, incidencia en cuanto a la aprobación de leyes, YSTCC también ha sostenido una línea en solidaridad con las prisioneras políticas y activistas que sufren violencia política en la isla.
Actualmente en Cuba hay 118 prisioneras políticas en las cárceles y cientos de activistas, opositoras y periodistas independientes que, aunque fuera de prisión, sufren acoso constante por parte del régimen.
¿Qué les ha costado esos posicionamientos?
“La violencia política con sesgo de género es parte de esta lucha en todos los países, no solo en Cuba, de hecho el ejemplo de una ley específica lo tiene Bolivia. No tenemos muy claro qué nos ha costado ese posicionamiento porque todavía hoy muchas personas no nos creen que estemos en Cuba, algunas piensan que somos parte de la FMC y otras que somos “mercenarias pagadas por el imperio”, por poner varios ejemplos”.
“En un país polarizado ideológicamente, la plataforma YSTCC en Cuba resulta incomprensible porque como colectiva hemos logrado tener claro que nuestra misión es la violencia de género en todas sus manifestaciones. Sí notamos que, a diferencia de otros post, los que se refieren a la violencia política con sesgo de género, a las personas privadas de la libertad y a sus familiares, tienen una baja interacción y alcance en redes sociales con respecto a otros temas que abordamos. Puede ser por muchas causas, entre ellas, la ausencia de libertades fundamentales que sufre el país, pero una simple búsqueda muestra que es parte constante de nuestra agenda, porque es una violencia de género, sistémica y sistemática, que sufren las mujeres y personas LGBTIQA+ en Cuba”.
El Estado cubano ha desoído sistemáticamente las demandas de las mujeres. Siempre nuestros derechos se posponen, se negocian.
¿Cuáles retos han sido los más complejos de enfrentar en estos últimos años, sobre todo lo referido a su relación con el Estado cubano?
“Llegar a más personas y poder crecer a un servicio que esté activo las 24 horas, además de tener una sede física al menos. También encontrar a profesionales y activistas en Cuba con alguna formación básica para atender a personas en situación de violencia de género. Todo esto lo ha provocado trabajar bajo criminalización, sin legalidad, sin la posibilidad de poder realizar talleres en comunidades de todo el país, de poder capacitar a psicólogas y abogadas en género y las características propias de este tipo de apoyo: no revictimizante ni asistencialista. De articular redes de apoyo más grandes entre las personas a las que hemos llegado de alguna manera en estos ya mas de tres años de trabajo”.
¿Cómo ha sido resistir en un entorno hostil para la sociedad civil independiente y si tienen algunos consejos para otras organizaciones cubanas o en otros regímenes autoritarios que funcionen de esta misma forma?
“El funcionamiento propio de cualquier iniciativa como YSTCC, que atienda a víctimas de violencia de género, ha sido una barrera protectora para el contexto hostil cubano. Es decir, la confidencialidad por seguridad personal que deben seguir en todo el planeta las personas que brindan apoyo en casos de violencia de género, ha salvaguardado el proyecto y le ha permitido bordear los diferentes obstáculos y ataques”.
“No obstante, tenemos varias buenas prácticas a compartir: Personas comprometidas con la causa y, entre ellas, algunas activistas con experiencia previa en el contexto cubano y trabajo de campo fuera de Cuba; tomar decisiones colectivas y consensuadas; capacitación desde el primer momento en seguridad, sobre todo digital, para realizar una estrategia; contar con un equipo de apoyo fuera de Cuba, que son imprescindibles para resolver obstáculos; trabajar en nodos y en red, no en grupos centralizados; y trazar alianzas estratégicas con otros proyectos”.
¿Cuáles son los próximos objetivos de la plataforma?
“El objetivo más importante es poder aumentar el servicio de la Línea de Apoyo, que pueda estar activa más tiempo. Y contar con más datos por parte de familias y ciudadanía para un mejor registro de los feminicidios, por ejemplo, como los dictámenes de las sentencias, entre otras”.