SAN LUIS POTOSÍ, México.- Que en Cuba han aumentado los pepenadores, quienes encuentran en los desechos una alternativa para obtener dinero en medio de la crisis, no asombra. Asombraría, quizás, conocer que muchos de ellos, incluso, viven en la basura.
Así sucede con el vertedero ubicado en el Primer Anillo y autopista Habana-Melena, donde más de 70 personas se reúnen diariamente para “espigar” en la basura, según confirmó un colaborador de CubaNet que pidió anonimato por temor a represalias.
En esa zona, hay personas que han hecho del basurero un hogar: cocinan, encuentran objetos de cierta utilidad y muchos trozos de materiales que pueden intercambiar después por dinero.
Este es el caso de un pepenador que habita en el lugar. Otrora maestro, ahora ha montado su casa, de desechos, y una cocina improvisada en el vertedero.
Aunque tiene su domicilio en El Cotorro, el hombre, educador de profesión, halló en la basura un modo de vida y cada vez ha ido adentrándose más en el lugar, al punto de terminar viviendo ahí.
Su historia no es la única de este tipo. “Es un basurero donde van a buscar cosas, pero pasan días allí, se cocinan, duermen en casas improvisadas”, dijo el colaborador de CubaNet.
¿Y las autoridades?
La policía parece no tener incidencia alguna allí. Solo acude para acompañar algún camión cuando arroja desechos químicos o alimentos descompuestos, y los entierran un poco, “lo tapan”.
No obstante, los pepenadores, cuando la policía se marcha, desentierran todo y rescatan lo que puedan “y venden en esos mercadillos que hay en La Habana”.
Del vertedero obtienen aluminio, cobre, gomas de vehículos, que veden después en casas que se dedican a comprar lo que ellos recolectan.
“Ese es su trabajo, dicen”, y durante horas observan, escarban, recogen. Ante la inacción del gobierno y la policía, y ante la falta de opciones para ingresar dinero, el grupo seguirá creciendo.
Cuando la realidad imita la ficción
Las imágenes parecerían extraídas de la novela Avenida Brasil, brasileña y transmitida en Cuba hace alrededor de una década.
En la producción, otra de las que paralizó los hogares cubanos por narrar historias impactantes, un hombre ambicioso se aprovecha de niños para conseguir dinero con la basura que estos reciclan.
Numerosas y estremecedoras escenas transcurren en un vertedero. Ahí consiguen su modo de subsistencia y pasan largas jornadas en contacto con la basura.
En un hábitat de roedores e insectos transmisores de enfermedades, los pepenadores de esta realidad (nunca ficción) que se ubica en Cuba están expuestos a constantes riesgos para su salud. Sin embargo, para ellos, al parecer, no existe el peligro.
Historias de “buzos”, como se le llama popularmente a quienes hurgan en los basureros, abundan. Ancianos, jubilados, y personas de toda índole han encontrado en depósitos de basura verdaderos nichos que los han ayudado a subsistir.
Vivir de la basura se ha vuelto una opción en aumento en Cuba. Bajos salarios y deficientes pensiones contrastan con los altos precios de los productos de primera necesidad y hacen que hombres, mujeres y ancianos estén por doquier con sacos o bolsos llenos de latas vacías o plásticos que esperan vender como materia prima.
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