LA HABANA, Cuba. — A propósito de la proclamación por la UNESCO del bolero como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, a propuesta de Cuba y México, es oportuno recordar a dos destacados boleristas cubanos que fueron muy populares en la década de 1950, y que por haberse exiliado, han sido excluidos en Cuba: Orlando Contreras y Orlando Vallejo.
Orlando Contreras (su verdadero nombre era Orlando González Soto), llamado por sus admiradores “La Voz Romántica de Cuba”, nació en Palma Soriano el 22 de mayo de 1930. Se inició profesionalmente en la música con el trío de Arty Valdés, en 1951, en el muy popular espacio en vivo de Radio Cadena Habana, que tenía sus estudios en un pequeño local del antiguo Centro Gallego, por la calle San José.
Trabajó con la orquesta de Neno González de 1952 a 1956, con la que grabó su primer disco, que tuvo éxito y le dio renombre. Cantó también con el Conjunto Casino, hasta que se convirtió en solista.
En 1961 grabó dos discos de larga duración con las firmas discográficas Velvet y Maype, titulados Egoísmo y Mi Corazonada, respectivamente. Los temas más gustados de aquellos dos elepés fueron: Sin egoísmo, Donde tú irás, Muerto en vida, Dolor de hombre, Por borracha, Amigo de qué, y, sobre todo, Mi corazonada, que constituyó su mayor éxito.
Orlando Contreras se mantuvo en Cuba hasta septiembre de 1965, cuando emigró hacia los Estados Unidos. Según explicó después, en la Isla, donde ya no radiaban sus canciones, no contaba con oportunidades laborales debido al cierre de muchos cabarets y por no poder grabar ni presentarse en la televisión.
Continuó su trayectoria artística en Colombia, donde adquirió una gran popularidad, al extremo que él y otro consagrado, Daniel Santos, eran llamados “Los Jefes”.
Contreras murió en Bogotá, en 1994, a la edad de 64 años.
El otro intérprete del bolero también marginado en Cuba fue Orlando Vallejo. Nacido el 30 de abril de 1918 en La Habana, participó en numerosas agrupaciones musicales: Ritmo Alegre, Havana Casino, las orquestas de Yoyo Casteleiro, el Niño Rivera y Roberto Faz, Fajardo y sus Estrellas y la del Niño Rivera, Kubavana, Casino, Sonora Matancera, y el conjunto de Senén Suárez.
Ya como solista grabó en la firma Panart varios discos de larga duración, entre ellos uno dedicado a las canciones de la destacada compositora mexicana María Grever, con el título Cuando vuelva a tu lado.
Son famosas las interpretaciones de Vallejo de los números Que murmuren, Cuando ya no me quieras, De retorno, No pierdas este disco, Rosa peregrina, Un amigo mío y El madrugador. A propósito de El madrugador, cuya letra tiene cierto contenido patriótico, cuentan que Vallejo la cantó durante el cierre de una actuación la noche antes de escapar de Cuba en una lancha, en 1963.
Vallejo murió en Miami, el 20 de enero de 1981, a los 63 años.
Son memorables las actuaciones de Contreras y Vallejo en dos cabarets habaneros a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta: Contreras en el Sierra, ubicado en la Calzada de Concha, en Luyanó, y Orlando Vallejo en el Barbarán, en la Avenida 26, frente al Zoológico.
Vallejo, en el Barbarán, cantaba Un amigo mío, y la respuesta de Contreras, en el Sierra, era Amigo de qué. Los asistentes a estos shows gustaban mucho de esta original controversia a distancia, y con insistencia solicitaban a los dos cantantes esos números.
Amigo de qué es una pieza compuesta por el director del trío donde primero cantó Contreras, Arty Valdés, desaparecido de los medios y de quien ni siquiera existen datos en el Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana, de Radamés Giro.
Había una tercera parte en la controversia entre Un amigo mío y Amigo de qué, titulada La serpiente, y que interpretaba una cantante llamada Iluminada, de la que tampoco hoy se habla ni se difunde nada.
El estilo de Contreras era más rítmico, al cantar siempre con conjuntos, y el de Vallejo, más suave, pero ambos gozaban de gran popularidad.
En la primera mitad de la década de 1960, ambos cantantes fueron marginados, ya que a los comisarios culturales comunistas les disgustaban las letras fatalistas de los boleros morunos, que consideraban incongruentes con la formación del hombre nuevo.
Después que se fueron Contreras y Vallejo, durante décadas no se escucharon en la radio cubana. Recientemente han vuelto a poner algunos de sus boleros, pero muy raras veces en algún que otro programa dedicado a la música del ayer.
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