AREQUIPA, Perú.- La casa natal de José Martí, ubicada en la habanera calle Paula número 41, se convirtió en un museo en 1925. La familia Martí-Pérez, conformada por don Mariano Martí y doña Leonor Pérez, habitó la modesta vivienda, pero debido a problemas económicos y otras razones, cambiaron frecuentemente de domicilio.
Después de vivir en diversas partes de la capital, la familia enfrentó estrecheces económicas, agravadas por la personalidad irascible de don Mariano. Tras la muerte de Martí, doña Leonor regresó a la casa de Paula viuda y casi ciega.
En una foto de la época, se refleja la sencillez y bondad de doña Leonor, quien vivió hasta 1907, acompañada de su hija Amelia, también fallecida en 1944 en condiciones paupérrimas.
No pocos cubanos, reunidos en la asociación Por Martí, intentaron comprar la casa, pero los propietarios se negaron. El interventor militar estadounidense, Leonardo Wood, propuso también adquirirla e igualmente la organización rechazó la oferta.
Se estableció entonces una suscripción popular para la adjudicación de la casa y, de paso, brindar apoyo económico a la madre de Martí.
Veinticinco años después, el pueblo cubano adquirió la casa para convertirla en el Museo. Aunque hubo colectas para su sostenimiento, los recursos eran limitados, y la situación financiera del museo seguía siendo precaria.
A finales del siglo XIX, la emigración cubana en Cayo Hueso colocó una tarja conmemorativa en la fachada de la casa natal de José Martí, antes de que se convirtiera en patrimonio de la nación. Esta lápida fue el primer homenaje público y posiblemente el primer monumento en honor al héroe en su tierra natal después del cese de la dominación española.
Antes de finalizar la Guerra de Independencia, el General en Jefe Máximo Gómez también dejó un vestigio en Dos Ríos al formar una pirámide rústica con piedras del lugar donde cayó Martí.
El museo casa natal de José Martí es el más antiguo de la La Habana. En 1949 el inmueble fue declarado Monumento Nacional. Para 1978, la Comisión Nacional de Monumentos, declaró igualmente Monumento Nacional los documentos originales y manuscritos del apóstol cubano. Allí se atesoran hoy la mayoría de los objetos que se conservan de él.
El museo depende desde 1994 de la Oficina del Historiador de la ciudad y en él se realizan un gran número de actividades culturales relacionadas con la comunidad donde está enclavado.
También presta servicios en su pequeña pero valiosa biblioteca. El prestigioso centro patrimonial es muy conocido en todo el país y fuera de Cuba y recibe un promedio superior a los 70.000 visitantes por año.
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