Sunday, November 24, 2024
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Una cámara de seguridad capta a un delincuente armado en un asalto contra una pareja cubana

Una familia de Nuevo Vedado, en La Habana, teme por su vida. Tras denunciar a un ladrón que robó dos veces en su vivienda de Nuevo Vedado, el delincuente irrumpió en su patio, con un arma de fuego, para intentar silenciar a los testigos de sus tropelías, Omar Díaz Escaurido y Liss Echevarría González. Ahora, la pareja se siente indefensa y pide una actuación más contundente de parte de los órganos policiales.

Cerca de la medianoche del 16 de diciembre de 2023, Echevarría sintió un ruido en su patio, de la calle 38 y avenida Zoológico. En un video grabado por una cámara de seguridad se ve a un individuo, ataviado con sombrero y una chaqueta, que irrumpe en el perímetro de la casa con un arma en la mano y explora la zona de la puerta trasera y la ventana cercana. La familia identifica al hombre como Randiel Alexis Anca Álvarez, acusado de robar dos veces en esa misma vivienda.

El matrimonio supo quién era el culpable porque lo conocían como cliente del taller de mecánica que tiene en su casa. Anca había ingresado con anterioridad en el hogar de la pareja, el 29 de julio de 2021, y aprovechó que Echevarría y Díaz dormían para acceder al garaje y robar dos motocicletas. Aunque la policía logró recuperar los vehículos tras haber sido vendidos a terceros, tres meses después de la primera incursión, el delincuente penetró otra vez en la casa y volvió a robar aquellas dos motos y una tercera más.

“Estaba el oficial del caso y los otros acusados, dos por receptación y otro por no haber denunciado el robo a pesar de conocer los detalles desde el primer momento, pero él nunca llegó”

Por aquellos delitos, Anca fue dejado en libertad a la espera del juicio. La vista oral, planificada para el 17 de octubre del pasado año fue suspendida porque el acusado principal nunca apareció. “Estaba el oficial del caso y los otros acusados, dos por receptación y otro por no haber denunciado el robo a pesar de conocer los detalles desde el primer momento, pero él nunca llegó”, cuenta Echevarría a 14ymedio.

Tras la suspensión del juicio, la familia pensó que el juez iba a exigir la detención inmediata de Anca, pero el procedimiento demoró más de una semana. “Fue por nuestra insistencia, porque inicialmente cuando llamamos a la estación de Policía nos dijeron que no había ninguna orden de arresto en su contra, así que tuvimos que exigir que la hicieran. Desde entonces está prófugo de la justicia”.

En el video de la cámara de seguridad, se ve a Echevarría salir por la puerta trasera de su vivienda alertada por el ruido que Anca produjo al acercarse a la ventana. Para ese momento, el delincuente se había desplazado hacia un lateral de la casa pero regresó sobre sus pasos tras sentir la presencia de la mujer y le apuntó a la cabeza con el arma. Echevarría retrocedió rápidamente y cerró la puerta. Ese gesto, asegura, le salvó la vida.

“Me apuntó con el revólver y me fue para arriba de forma amenazante”, cuenta la mujer a este diario. “Mi esposo, que conoce algo de eso, dice que se trataba de un revólver calibre 38, pero más allá de ese detalle, la tenencia de armas en este país es un delito bien grave”, subraya. “Quiso intimidarme, en el mejor de los casos”, aunque la pareja se inclina por pensar que el asaltante quería matarlos para evitar que testificaran en su contra.

“No tenemos ninguna duda de que es él, incluso en la grabación se ve que cojea” y Anca sufrió fracturas en una pierna el mismo día del segundo robo en la vivienda de Echevarría y Díaz

Cuando Echevarría logró refugiarse en el interior de la casa y comenzó a dar gritos para alertar a los vecinos, Anca huyó saltando el muro perimetral, pero su rostro y sus acciones quedaron registradas en la grabación que la familia llevó ante la policía. Hasta el momento, el atacante no ha sido encontrado y la pareja teme que vuelva para matarlos.

“No tenemos ninguna duda de que es él, incluso en la grabación se ve que cojea” y Anca sufrió fracturas en una pierna el mismo día del segundo robo en la vivienda de Echevarría y Díaz. El joven conducía una de las motos robadas cuando chocó contra otro vehículo y terminó en el hospital. Su convalecencia le sirvió para evadir la cárcel, bajo el argumento de que tenía que recuperarse. La única limitación que le impusieron en aquel momento fue la de ir a firmar, con frecuencia, un acta en la estación policial más cercana.

“Ahora la Policía nos dice que esto se va a resolver, pero después de tanto tiempo entre el primer robo y esto, ya no tenemos mucha confianza de que termine en prisión”, asegura la mujer. “Mucha gente me dijo que si lo hubiera denunciado por poner un cartel de ‘Patria y Vida’ en el garaje, enseguida lo habrían arrestado”, ironiza.

Además de la sensación de vulnerabilidad que les dejaron los dos robos, Echevarría y Díaz temen no salir con vida de esto

La familia no ha recibido ninguna protección policial y está molesta con el trabajo de las fuerzas del orden. “Mi esposo y yo intentamos llevar el caso a la Fiscalía Militar por abuso de poder y negligencia y no nos aceptaron la demanda”. La inconformidad de ambos con el proceso comenzó desde el tratamiento que la policía dio a los dos robos. Tanto así que después de muchas presiones, lograron que el caso pasara al Departamento Técnico de Instrucción Penal de la calle Picota, en La Habana Vieja.

Sin embargo, la investigación demoró tanto que Anca aprovechó ese tiempo y vendió por piezas los vehículos, según denunciaron en su momento a 14ymedio las víctimas. Sirvieron de poco las denuncias a las fiscalías municipal y provincial, al Departamento de Atención a la Ciudadanía del Ministerio del Interior y, mucho menos, las cartas enviadas al Consejo de Estado. Todos los reclamos parecían caer en saco roto.

La única explicación que se les ocurre a Echevarría y Díaz para tanta desidia policial es que Anca haya pagado un soborno a algún uniformado con suficiente poder para demorar la investigación. “Hemos tratado de concertar una entrevista con la persona a cargo de la investigación en Picota, pero nos dijeron que ahora estaba en México en un viaje oficial”, lamenta.

Además de la sensación de vulnerabilidad que les dejaron los dos robos, Echevarría y Díaz temen no salir con vida de esto. Apenas pueden dormir y cualquier ruido en los alrededores de la vivienda los hace revivir la pesadilla de diciembre pasado. Mientras, Anca “está suelto allá fuera y no se está haciendo todo lo posible para arrestarlo y ponerlo donde debe estar: en prisión”, sentencia la mujer.

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