Un año y ocho meses después de que saliera a la luz la donación de unos tres millones de dólares (50 millones de rands) del Gobierno de Sudáfrica al de Cuba, el dinero va a seguir paralizado. El tribunal que el año pasado detuvo de manera urgente la transacción, se ratificó esta semana en mantener la suspensión mientras se examina su legalidad.
Dunstan Mlambo, juez del tribunal de Gauteng (provincia en la que está ubicada la capital, Pretoria), dictaminó esta semana que la decisión de hacer este donativo está sujeta a un escrutinio legal que no se realizó, ya que fue adoptada sin que hubiera quorum en el comité asesor. Por tanto, la medida debe ser revisada antes de hacerse efectiva o no.
En febrero de 2022, durante una sesión parlamentaria, el viceministro de Relaciones Internacionales y Cooperación, Alvin Botes, anunció el envío de esta ayuda apelando a la solidaridad entre ambas naciones. “Pensé que era importante que el comité parlamentario que usted preside y sus miembros fueran informados sobre el hecho de que nos hemos comprometido a asignar una cantidad de 50 millones de rands para una intervención especial dirigida al pueblo cubano, cuya seguridad alimentaria pasa por grandes desafíos por las sanciones extraterritoriales impuestas por Estados Unidos”, dijo.
La oposición consideró escandaloso ese regalo en medio de las necesidades del país y desde el partido Alianza Democrática se acusó directamente al Ejecutivo
La oposición consideró escandaloso ese regalo en medio de las necesidades del país y desde el partido Alianza Democrática se acusó directamente al Ejecutivo de “hacer todo lo posible para encontrar nuevos medios con los que derrochar dinero en Cuba”.
AfriForum, una organización afrikáner que se autodenomina no gubernamental y rechaza la etiqueta de grupo nacionalista blanco que le cuelgan algunos, denunció rápidamente el envío de dinero, que la Justicia suspendió con carácter urgente hasta tomar una decisión en profundidad.
“Estamos muy contentos de haber logrado detener esta donación ilegal y escandalosa”, señaló Reiner Duvenage, coordinador de estrategias de la organización, que se comprometió a “seguir luchando contra los gastos excesivos y derrochadores que malgastan el dinero de los contribuyentes”.
AfriForum no solo pedía la nulidad de la transferencia, sino que se dejara claro que cualquier operación similar hecha en el futuro no pueda ser realizada sin la aprobación del Parlamento.
“Un país con una economía en dificultades y un Gobierno a punto de quedarse sin dinero no puede repartir decenas de millones a sus amigos. Es indignante donar esta cantidad de dinero bajo las actuales condiciones socioeconómicas”, dijo este miércoles Charné Mostert, portavoz de AfriForum, tras conocerse la decisión.
La organización pidió, además, al departamento de Relaciones Internacionales y Cooperación que redirija los fondos destinados a Cuba hacia temas nacionales urgentes, como la atención de la salud, la educación y la creación de empleo.
La decisión no supone el fin de esta disputa, ya que el Gobierno del presidente Cyril Ramaphosa aún podría conseguir los apoyos para sacar adelante el envío
La decisión no supone el fin de esta disputa, ya que el Gobierno del presidente Cyril Ramaphosa aún podría conseguir los apoyos para sacar adelante el envío de dinero.
Los Gobiernos de Cuba y Sudáfrica han mantenido excelentes relaciones durante décadas, en la lucha contra el apartheid y por la amistad entre Fidel Castro y Nelson Mandela. Los espacios de colaboración son abundantes en varios ámbitos y han propiciado múltiples disputas con los partidos de la oposición y sindicatos de profesionales que se consideran maltratados por su Gobierno, en favor de los cubanos.
En los últimos años han estado en el centro de la polémica el envío de ingenieros o el de médicos de refuerzo por el covid-19 (que se agregaron a la misión que ya estaba presente en Sudáfrica), en los que estaba prevista una inversión de al menos 14 millones de dólares, según las estimaciones de los sanitarios.
Otro gran escándalo fue el de la venta de interferón alfa 2b, cuya compra no fue autorizada por la autoridad farmacéutica de Sudáfrica, sino que se adquirió con el consentimiento de las Fuerzas Armadas, que lo adquirían bajo la categoría de “arma de defensa”, ya que –según su versión en aquel momento– creían que el covid-19 podía ser un ataque bacteriológico. El importe pagado por ese producto ascendió a más de dos millones de dólares.
“Durante la última década, el Gobierno del ANC ha gastado 1.400 millones de rand (91,2 millones de dólares) solo en acuerdos con el Gobierno cubano para emplear a trabajadores y proveedores de servicios cubanos en Sudáfrica, dinero que podría haberse gastado en crear oportunidades laborales y aliviar los problemas de seguridad alimentaria en casa”, insistió Willem Faber, diputado de la Alianza Democrática.
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