(EFE).- El Ejército ucraniano lanzó este domingo un ataque masivo con drones contra las afueras de la capital rusa y las regiones de Moscú, Tula, Kaluga, Briansk y Smolensk.
Según informó el Ministerio de Defensa ruso, los veinte aparatos no tripulados enemigos fueron derribados por las defensas antiaéreas durante la madrugada y a lo largo de la mañana.
El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, precisó que durante “el ataque masivo” varios drones fueron abatidos en las afueras de la ciudad. “En principio, no hay heridos ni grandes desperfectos”, dijo. Los drones no llegaron a alcanzar el territorio de la urbe de 13 millones de habitantes.
Posteriormente, el Gobernador de la región de Moscú, Serguéi Vorobiov, informó de que tres “construcciones” habían sufrido desperfectos de distinta consideración. Por ese motivo, los aeropuertos internacionales de Domodédovo y Vnúkovo, que se encuentran en los alrededores de la capital rusa, tuvieron que suspender provisionalmente sus actividades.
En Tula, región conocida por su industria militar, fueron dos los drones interceptados por el ejército ruso. Las autoridades de Kaluga no precisaron cuántos fueron los drones que alcanzaron la región, aunque confirmaron que la infraestructura civil no resultó dañada en el ataque, mientras que el Gobernador de la región de Briansk, Alexandr Bogomaz, elevó a cinco los drones enemigos que atacaron su territorio, que limita con Ucrania.
El ataque ucraniano es una represalia por el lanzado el sábado por Rusia, que incluyó un total de 75 drones, la mayoría de los cuales tenían como objetivo Kiev, donde resultaron heridas cinco personas.
El ataque ucraniano es una represalia por el lanzado el sábado por Rusia, que incluyó un total de 75 drones
También las defensas antiaéreas rusas frustraron un ataque ucraniano con misiles en el mar de Azov, donde se encuentra el puente que une Crimea con la Rusia continental, objetivo prioritario del ejército ucraniano.
El jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), Vasili Maliuk, aseguró esta semana que el puente de Crimea estaba “condenado” y que los ataques de los últimos meses impiden que esa infraestructura funcione con normalidad como cadena logística del ejército ruso.
No obstante, Ucrania debe conformarse por el momento con desgastar al enemigo y minimizar las vulnerabilidades propias en un conflicto que se prevé largo, pues no posee las armas suficientes para avanzar en el frente.
El año que termina ha estado marcado por la guerra asimétrica que los ucranianos han llevado con éxito en el Mar Negro, donde la Flota Rusa se ha visto obligada a retirarse a sus costas en el este.
Este revés inesperado para el Kremlin -que el Ministerio de Defensa británico ha calificado de “derrota funcional” rusa- ha permitido a Ucrania reabrir parcialmente sus puertos y reducir la presión sobre su territorio que suponía tener a submarinos y portamisiles rusos cerca de sus costas.
Si este ha sido el año de los éxitos en el mar, Kiev espera que el que viene sea el de la victoria en el cielo, a la espera de circunstancias más propicias para lograr también avances por tierra que le permitan recuperar su territorio.
“En 2023, Ucrania expulsó a la Flota Rusa de la mayor parte del Mar Negro. 2024 debe ser el año en que Ucrania expulse a Rusia de sus cielos”, declaró el presidente Volodímir Zelenski esta semana.
Si este ha sido el año de los éxitos en el mar, Kiev espera que el que viene sea el de la victoria en el cielo
Para conseguirlo, explicó, Ucrania deberá recibir más sistemas de defensa aérea de sus aliados occidentales, que siguen enviando a cuentagotas nuevos lanzamisiles Patriot, Hawk o IRIS-T de cara al invierno, cuando se teme que Rusia lance otra campaña de bombardeos contra la infraestructura energética.
Uno de los objetivos de la Administración Zelenski es garantizar la seguridad de las principales “7 u 8 ciudades” de Ucrania con sus respectivas regiones, de manera que “millones” de refugiados regresen del extranjero y reactiven la economía para “reducir la dependencia” del país de una ayuda internacional que podría menguar.
El escudo antiaéreo que aspira a desplegar Zelenski sobre sus puertos y grandes ciudades es ya una realidad en Kiev, donde se han posicionado los mejores sistemas de defensa recibidos de Occidente y se ha conformado una arquitectura de protección capaz de interceptar todos los drones y tipos de misiles que tiene Rusia.
La realidad es mucho menos alentadora en el resto de regiones de Ucrania, en las que los rusos pueden alcanzar muchos de los objetivos que se proponen mediante el uso de misiles difíciles de interceptar o a través de las tácticas de saturación que utilizan para desbordar a las defensas ucranianas donde éstas son más escasas.
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