Joel Suárez Orozco, el ex diplomático cubano que denunció la semana pasada, en una entrevista con el periodista Mario Vallejo, el acoso al que lo había sometido la Seguridad del Estado tras abandonar su trabajo en la misión de la Isla en la ONU, respondió a las acusaciones de “traidor” lanzadas por la prensa oficial. En una nueva conversación con Vallejo, este martes, Suárez contestó a un artículo de Granma firmado por Michel Torres, vocero del régimen y presentador del programa Con Filo.
El texto de Torres comienza prometiendo un “desenmascaramiento” de Suárez, que nunca llega. “Un traidor no se gesta de manera espontánea: si revisamos su historia, su hoja de ruta, encontraremos el rastro de una persona llena de dobleces”, dramatiza.
“La suerte de los traidores siempre es la misma: terminan condenados al desprecio universal”
“Las traiciones indignan, asquean, incluso –en contadas ocasiones– pueden llegar a doler, pero la suerte de los traidores siempre es la misma: terminan condenados al desprecio universal”, continúa el presentador, que ironiza sobre las “mentiras” que contó el ex diplomático a Vallejo durante las protestas de cubanos el pasado 19 de septiembre frente a la sede de la ONU, tras la llegada de Miguel Díaz-Canel a Nueva York.
Torres aprovecha también para cuestionar la veracidad de la “seria y objetiva ‘prensa libre'” a la que, asegura, no le interesa “triangular fuentes” si el entrevistado ya dice todo lo que se espera de él. Torres se presenta como el conocedor de las verdades del diplomático con el cual, explica, tiene amistades en común. Varios párrafos después el lector, que espera la entrega del “impostor” en bandeja de plata, queda decepcionado, pues las supuestas revelaciones nunca se muestran.
En la entrevista de este martes con Vallejo, preguntado sobre el artículo de Torres, Suárez responde que, si una dictadura lo llama traidor, “eso significa estar en el bando correcto de la historia”.
“En el artículo hay muestras de poder extraordinarias, hay incluso una manifestación de destierro, aunque ya yo me había desterrado desde el momento en que me di cuenta de que en Cuba no iba a ser persona nunca más”, prosigue el cubano. “Es también un llamado a la disciplina porque tienen miedo de que otros [diplomáticos] decidan hacer lo mismo que yo: desertar”.
Ante el cuestionamiento de sus lazos con el Gobierno de la Isla, Suárez respondió que es “común” que se tenga ese tipo de dudas. “En un país tan enrarecido como el nuestro, donde nos han enseñado a temer, a desconfiar, donde es una práctica habitual introducir espías –porque la Seguridad del Estado funciona de esa manera–, hay un espacio legítimo para las dudas”, expuso.
“¿Qué tipo de persona sería yo, que estaría dispuesto a sacrificar a mi familia por el régimen?”
No obstante, señaló, “sería una historia muy bien entretejida por parte de la contrainteligencia”. “Mi hija y mi esposa atravesaron solas toda Centroamérica para llegar a EE UU. Cruzaron ríos en balsas inflables y se enfrentaron a policías corruptos por el camino. ¿Qué tipo de persona sería yo, que estaría dispuesto a sacrificar a mi familia por el régimen?”, argumentó.
“¿A quién no ha engañado el Gobierno cubano? ¿Quién no ha sido víctima del embuste de ese país? ¿Quién no fue un pionerito destacado? ¿Quién no recibió un beso de la patria?”, enumeraba el ex diplomático, quien también aseguró que, después de las protestas del 11 de julio de 2021, gran parte de los cubanos comenzó a notar las tácticas del Gobierno para mantener el control.
“Los que trabajan hoy para el Gobierno cubano saben que trabajan para una dictadura. Por más grande que sea el lavado de cerebro o sus intereses personales trabajan para una dictadura, lo saben, y muchos de ellos padecen ese trabajo”, agregó.
Suárez trabajó durante todo 2020 en la misión cubana de Naciones Unidas, ubicada en la tercera planta de la sede de esta organización internacional, al sur de Manhattan (Nueva York). “Mientras uno está en Cuba no puede saber lo que es la libertad (…) y este país (EE UU) me dio eso, me dio la posibilidad de mirar por encima del muro y decir: ‘Me han mentido toda la vida'”, dijo entonces Suárez a Vallejo, presente para dar cobertura a las manifestaciones convocadas por cubanos exiliados.
Durante la entrevista, de unos 10 minutos, Suárez contó las frecuentes trabas y acosos que sufrió por parte del Estado cuando les comunicó que no seguiría trabajando en la misión cubana en la ONU, lo que incluyó incluso un período de cárcel, la imposibilidad para encontrar trabajo y “asesinatos morales”.
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