LA HABANA, Cuba. – José Gabriel Barrenechea Chávez (1971) es un pedagogo, escritor e investigador cubano cuyo pensamiento y obra le granjearon la represión y censura del régimen. En 2019 descubrió que tiene impuesta una “regulación” que le impide salir de la Isla, donde sus libros están prohibidos y se le niega el derecho a tener un empleo.
Natural de Villa Clara, Barrenechea es Licenciado en Educación, especialidad Física (1994). Además, es graduado del Curso de Formación Literaria del Centro Onelio Jorge Cardoso y de Educación Socio-Política del Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia San Agustín, de la Universidad Católica de Valencia, en España.
Asimismo, gracias a facilidades creadas por la Diócesis de Santa Clara para el desarrollo de estudios a distancia, pudo realizar un postgrado en Filosofía Antigua y Medieval a través de la Organización de Universidades Católicas de América Latina (ODUCAL).
En su vida laboral transitó por los preuniversitarios vocacionales Ernesto Guevara, de Villa Clara, y Vladimir Ilich Lenin, de La Habana, en calidad de profesor. No fue hasta 2008 que fue despedido, por razones políticas, tras presentar en el Consejo de Estado una queja dirigida al entonces gobernante Raúl Castro, criticando las complejidades de la realidad cubana.
Desde entonces ha sido víctima de una persecución que, entre otras privaciones, condiciona la posibilidad de que pueda resolver un empleo sin la aprobación previa de la Seguridad de Estado. Según aclara, la represión en su contra le impide trabajar como profesor, escritor o en cualquier otra actividad que genere ingresos para autosustentarse y ayudar a su madre y abuelas, ya ancianas y enfermas.
“Me han dicho [los oficiales de la Seguridad del Estado] que, si quiero trabajar, primero tengo que hablar con ellos, lo cual nunca va a pasar”, cuenta Barrenechea a CubaNet. El pasado año, amplía, pudo conseguir un empleo de ayudante de artesano en la confección de objetos religiosos. En ese momento atravesaba una difícil situación económica, detalló.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo y un oficial del Departamento Técnico de Investigación (DTI) visitó a la encargada de Vigilancia del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), con el objetivo de intimidar a las personas que lo habían contratado. En consecuencia, y para evitarle problemas a sus empleadores, Barrenechea tuvo que renunciar a la única forma de ingresos que tenía.
Censurado y regulado, el precio de pensar diferente
En 2013, junto al pastor Mario Félix Lleonart Barroso, fundó el Instituto Patmos en la ciudad de Santa Clara, con el objetivo de promover el diálogo interreligioso, monitorear el respeto a las libertades religiosas, la incidencia política y fomentar la educación en general de los Derechos Humanos Fundamentales consagrados en los treinta artículos de la Declaración Universal.
Formar parte de esa iniciativa desató un nuevo capítulo de acoso en su contra, quedando anulado el derecho a salir de su país. No obstante, opina que estaba regulado desde antes, cuando la Seguridad del Estado comenzó a cerrar el cerco sobre su persona, solo que se enteró en 2019 al intentar viajar a la ciudad de Miami para participar en la presentación de su primer libro publicado: Tubular Bells y otros relatos.
El libro, que vio la luz bajo el sello de Neo Club Ediciones, estuvo censurado en Cuba desde el principio. “De este solo se han podido entrar al país cinco ejemplares. Todas las veces que se ha intentado pasar alguno ha sido imposible, la Seguridad del Estado los confisca, no los deja pasar”, refirió el entrevistado.
De su segundo libro, Cuba, una isla entre la apatía y la Revolución, apenas dos ejemplares han logrado burlar el bloqueo y entrar al país. Barrenechea tiene un último libro, titulado José Antonio Saco se queda sin argumentos, del cual no se ha podido ingresar ni un solo volumen. Ambos libros fueron publicados por Patmos Ediciones, brazo editorial del Instituto Patmos.
Un autor que invita a pensar a Cuba de manera diferente
De acuerdo con Barrenechea, sus libros “son propuestas que no necesariamente presentan las ideas correctas”. Como autor entiende que la humanidad vive un diálogo intelectual constante, donde unos proponen y otros discuten. En tal sentido intenta hilvanar sus ideas “lo más argumentadas e interesantes posible”, para que las personas puedan debatirlas.
Desde su punto de vista, proponer ideas y discutirlas resulta vital, atendiendo a las posturas radicales y contrapuestas que en materia de política tradicionalmente han dividido a los cubanos y servido a la Seguridad del Estado como una estrategia exitosa en su labor de sostener al régimen.
Cuba, una isla entre la apatía y la Revolución es una colección de ensayos que analiza desde el siglo XIX el comportamiento político de la nación, sumida a través de ese periodo en posturas que oscilan entre la apatía y la exaltación política.
“Es necesario entender que estamos buscando los caminos para seguir adelante. No creo que el futuro de Cuba esté tan claro si no lo pensamos, si no empezamos a discutir entre nosotros cómo va ese futuro y qué tiene que ver con el pasado”, dijo.
Barrenechea, quien se considera no nacionalista, cree firmemente que la única solución para Cuba es un mayor acercamiento a EE.UU. Bajo la sombrilla de esa idea investiga en la historiografía cubana y escribe sus textos, entrelazando los contextos del pasado en su propuesta de lo que sería prudente trazar para el devenir de la nación.
En José Antonio Saco se queda sin argumentos, expone la idea de que la formación económica del país no permite que sobre ella se sustente una estructura política con el nivel de independencia que exige el tipo de nacionalismo impuesto por el régimen.
“Ese modelo de nacionalismo, de soberanía absolutista, para mí es algo que viene del siglo XIX. Parece adoptado del nacionalismo americano del siglo XIX, del aislacionismo que era extremadamente reacio a cualquier interferencia extranjera. Esa es la tónica de este libro, abiertamente anexionista”, concluyó.