MIAMI, Estados Unidos. — Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, considerada un derecho humano universal por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A pesar de los esfuerzos realizados durante años, todavía se aprecian conductas nocivas hacia personas aquejadas por problemas de esta índole, lo cual dificulta su inserción en la sociedad y obstaculizan cualquier vía posible para su realización personal.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el continente americano persisten estigmas, discriminación y constantes violaciones a los derechos humanos de pacientes mentales, quienes no tienen acceso a servicios de calidad y son sometidos a prácticas coercitivas. Muchos son víctimas de abusos y tratos inhumanos, incluso en centros de salud creados expresamente para su atención y cuidado.
En Cuba, que históricamente ha presumido de tener un sistema de salud equiparable al del primer mundo, la situación de las personas diagnosticadas con algún padecimiento mental se ha agravado de conjunto con el paulatino deterioro de su sistema de salud (gratuito, según el discurso oficial).
En febrero de 2023 la población cubana quedó impactada con la noticia de la muerte de trece pacientes en el Hospital Psiquiátrico de Holguín. Todos se hallaban en condiciones deplorables, afectados por bronconeumonía y desnutrición.
En la vía pública el número de personas mentalmente perturbadas ha aumentado de manera significativa. El régimen las llama “deambulantes” y, en su mayoría, son individuos solos, sin familia ni domicilio, abandonados y abusados, que llevan largo tiempo sin medicación. Todos pasan hambre y sed, viven de la basura por puro instinto, pues ni siquiera recuerdan que pueden mendigar, duermen donde les cae el sueño y desandan la ciudad en harapos, sucios y cubiertos en sus propios desechos sin que autoridad alguna tome cartas en el asunto.
La gente se aleja de ellos por el estado general en que se hallan, pero también porque algunos son agresivos y han atacado a personas que, al percatarse de su condición mental, optan por no responder al golpe o al insulto, y se alejan.
A juzgar por el estado de los hospitales psiquiátricos, las farmacias desiertas y la cantidad de enfermos mentales que “deambulan” por las calles, Cuba debe figurar entre los países con menos iniciativas regulatorias y normativas para promover la salud mental como un derecho humano universal, pese a estar entre las naciones firmantes de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, un documento aprobado en el año 2006.
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