Monday, November 25, 2024
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Sale más caro vivir y transportarse en Sancti Spíritus que en la capital cubana

Las autoridades de Transporte en Sancti Spíritus estiman que más de 500 triciclos eléctricos podrían estar circulando de manera ilegal en la provincia, en la cual solamente han sido registrados 561. La cifra ha provocado múltiples tensiones entre los inspectores y los choferes, que alegan ser víctimas de trabas legales para conseguir los permisos a pesar de que los triciclos, incluyendo los de combustible, mueven al 80% de los pasajeros solo en la capital provincial.

Desde que en el país comenzaron a venderse los ciclos eléctricos en moneda libremente convertible, su mayor comercializadora, Tiendas Caribe, ha registrado la adquisición de 467 vehículos en el territorio. El resto de los que circulan, tanto con matrícula como de forma ilegal, ha sido traído de otras provincias.

Los funcionarios de la Empresa Provincial de Transporte señalan otro problema: muchos de los vehículos cuentan con matrícula, pero no tienen los documentos en orden para el transporte de pasajeros que ejecutan a diario. “Solo nueve tienen otorgada la Licencia Operativa de Transporte”, resumieron los directivos en una entrevista con el periódico local Escambray. También indicaron que, además de no cumplir los requisitos para la transportación de pasajeros, los choferes cobran sus servicios a precios prohibitivos.

Además de no cumplir los requisitos para la transportación de pasajeros, los choferes cobran sus servicios a precios prohibitivos

Según cifras ofrecidas por el medio provincial, un triciclo de gasolina cobra unos 20 pesos por pasajero por una distancia media. Los eléctricos, sin embargo, casi todos informales, pueden cobrar por el mismo trayecto entre 100 y 250 pesos. Para tramos más largos, siempre alquilando el vehículo, la cifra alcanza los 350 pesos, un precio insostenible para el bolsillo de cualquier cubano.

Maritza, una habanera que viajó a inicios de agosto a Sancti Spíritus para visitar a su hija embarazada, contó a 14ymedio las dificultades que enfrentó para trasladarse en la ciudad. “El día que llegué, por adelantarme unas 15 cuadras hasta la casa –una distancia bastante corta–, el chofer de uno de estos triciclos me cobró 250 pesos”, reveló la mujer, que consideró que la tarifa era bastante elevada en comparación con los precios de la capital.

“Eso en La Habana no se atreven a cobrarlo ni los boteros. De Playa a Centro Habana, en un taxi, lo normal es pagar unos 200 pesos”. Según recuerda, los vehículos “ni siquiera son cómodos”. “Las personas altas tienen que encorvarse para entrar y en los asientos es casi imposible sentarse”.

La habanera, a quien llamó la atención la informalidad en la que circulan estos vehículos, contó a este diario el sistema que siguen los choferes para transportar pasajeros. “Generalmente los triciclos de gasolina están bien identificados, tienen carteles que dicen ‘taxi’, piqueras (lugares donde recogen pasajeros) y rutas fijas. Los eléctricos no. Por lo general no tienen señalización ninguna. Tú los paras y te montas en cualquier lugar y ellos te llevan a donde quieras. Lo normal es que no tengan rutas fijas”.

Con estos precios, Maritza acaba por darle la razón a los choferes. “Por supuesto que tienen que cobrar así”

Maritza no entiende cómo en el interior del país, donde circula menos dinero que en la capital, pueden estar los precios tan disparados, no solo en el transporte, sino en otros aspectos de la vida diaria en Sancti Spíritus. “Las bolsas de leche en polvo aquí me las encontré hasta en 2.600 pesos, mientras que en La Habana la compro a 1.800. Con los paquetes de galletas de soda, marca ‘Saltitacos’ pasa lo mismo. Aquí rondan los 2.000 pesos mientras que allá me salen a 900”.

Con estos precios, Maritza acaba por darle la razón a los choferes. “Por supuesto que tienen que cobrar así. Entre lo poco que vale el peso con la devaluación, lo caro que está todo y lo que deben pagar para poner el triciclo a circular, lo lógico es que cobren tarifas altas. Por otro lado, el pasajero, que tampoco tiene la culpa, se las tiene que arreglar como puede”.

Los dueños y choferes, por su parte, responsabilizan a las entidades estatales por la alarmante cifra de vehículos que circulan en estado de ilegalidad. Entrevistado por el mismo medio, un conductor declaró que había demorado más de un año para que le otorgaran la licencia, pues los trámites se vuelven engorrosos por la “cantidad tremenda de papeles” que exigen al solicitante entre sacar la matrícula, permiso de circulación y documentos que prueben una experiencia de tres años manejando este tipo de unidad. Mientras tanto, admite, trabajó sin legalizarse.

Otro chofer, que tardó también en conseguir sus permisos, señaló la demora de la conversión de los vehículos, que vienen originalmente diseñados para carga, y tiene costos elevados. “El Estado cobra por la gomita del triciclo una salvajada, 74 MLC”, dice el espirituano, que suma además el precio de la unidad, las piezas que tuvo que comprar para la conversión, el costo de los trámites y los impuestos que deberá pagar cuando obtenga su licencia. Y todavía se “habla del precio que cobramos” , agrega.

El resto de los choferes alegan situaciones similares, desde una batería que cuesta el “doble” del triciclo, hasta la demora en las oficinas de tránsito que viven expuestas a los apagones y la burocracia.

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