Ciudad de México, México.- El sacerdote cubano, Lester Rafael Zayas Díaz describió ante los feligreses reunidos en su iglesia la situación que padece la isla en la actualidad y cómo se ha deteriorado un grupos de valores.
Durante una misa celebrada en la parroquia del Sagrado Corazón, del Vedado habanero, el cura se refirió al éxodo indetenible de cubanos que ya no encuentran esperanza en su país de origen.
A propósito de la conmemoración a la Virgen de la Caridad del Cobre, Zayas aprovechó el espacio para lanzar una serie de preguntas “¿Qué hemos hecho mal? Algo muy malo hemos hecho, algo se nos rompió definitivamente. ¿Qué hemos hecho mal para que este año celebremos a María de la Caridad en Cuba con 250 mil voces menos”?, cuestionó.
El clérigo se preguntó también “¿qué hemos hecho mal para que los aviones que salen para Nicaragua salgan marcados todos con una misma característica, es un viaje solo de ida? Lo dicen las mochilas de los que viajan”.
El sacerdote también se refirió a la inserción de jóvenes cubanos en el ejército ruso para combatir contra Ucrania, a cambio de una ciudadanía rusa y dinero. Léster cuestionó qué ha llevado a los jóvenes a que “no se sientan orgullosamente cubanos”.
“¿Qué hemos hecho mal para que jóvenes cubanos prefieran irse a combatir a Ucrania, para conseguir la nacionalidad rusa?”, cuestionó. “¿Qué tendremos que ver nosotros con los rusos?”.
“Tal vez lo que hemos hecho mal sea sencillamente aprobar silenciosamente con nuestra cabeza gacha lo que no está bien (…) dejar que el miedo nos venza y entonces la mentira se apodere de todos los ámbitos de nuestra vida”, añadió.
“Se nos ha apagado la alegría, se nos ha ocultado la esperanza”, sentenció el sacerdote en una misa que ha sido compartida por el valor emotivo de sus palabras y su honestidad.
“Hemos de volver nuestra mirada a María de la Caridad para decirle señora, se nos agrió el vino, confiamos demasiado en las consignas, nos abandonamos demasiado a ideologías que dejaban fuera lo verdaderamente importante, la familia, lo humano, los hijos”, concluyó el clérigo.
