(EFE).- Visibilizar a las mujeres negras en su cotidianidad como una muestra de empoderamiento. Esa es la propuesta de la joven artista cubana Daniela Águila en su serie Retratos Invisibles, cuya exposición se inauguró este jueves en La Habana.
El proyecto de Águila –su quinta exposición personal en la Isla– es resultado de dos años de trabajo y busca, según cuenta esta joven de 23 años en entrevista con EFE, reflejar “la afrocubanidad desde la perspectiva femenina”. Es su proyecto “más ambicioso hasta ahora”, asegura.
“A través de la historia, pienso que ha habido un vacío en cuanto a la representación de la mujer negra. Sobre todo si hablamos de una representación no sexualizada”
“A través de la historia, pienso que ha habido un vacío en cuanto a la representación de la mujer negra. Sobre todo si hablamos de una representación no sexualizada, que se base en el empoderamiento de la mujer en todos los sentidos de la palabra”, destaca desde la galería privada Máxima, en La Habana Vieja.
A través de nueve piezas, con una paleta que recuerda al pop art y relieves que sobresalen de la tela, Águila muestra su visión de lo que entiende que puede aportar su generación, muchas veces denostada por sus mayores como “frágil” y que prefiere la inmediatez propia de los tiempos de TikTok e Instagram.
“Que seamos una generación de consumo rápido no quiere decir que hagamos cosas de mala calidad”, sostiene.
Para ella, el mote peyorativo de ser parte de la “generación de cristal”, se refiere a algo positivo: “(Nos deberían llamar así) por lo transparentes que somos. No tenemos miedo de mostrar las cosas tal y como son”.
Su estreno fue en 2015, cuando aún estudiaba en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Ahora sigue compaginando la vida social –”bueno, intento de vida social (se ríe)”–, su trabajo y sus clases en la Universidad de las Artes (ISA) de Cuba.
Ese malabarismo normalmente falla porque su pasión le roba la mayor cantidad de tiempo en su rutina. Pasa, entre caladas de cigarrillo y pinceladas unas ocho horas en su estudio, su segundo hogar desde cuarto de primaria.
“De niña siempre intenté probar cosas. Estudié guitarra, estudié taekwondo, estudié tenis, hice un montón de cosas. Pero cuando llegué a la pintura definitivamente dije: ‘Este es mi medio, esto es lo que quiero hacer'”, rememora.
“Sí, es cierto que hay muchas personas que se gradúan, se van y proyectan su futuro en otro lugar, lo cual veo genial. Sin embargo no es de mi interés, por lo menos por el momento”
En el futuro se ve creando arte en Cuba, algo destacable en un momento en que muchos otros salen a miles de la Isla, sumida en una fuerte crisis económica desde hace más de dos años.
Solo en 2022, en torno al 3% de la población de Cuba emigró solamente a EE UU a través de la frontera con México, según cifras del Gobierno estadounidense. Muchos de ellos, jóvenes recién salidos de las universidades.
“Sí, es cierto que hay muchas personas que se gradúan, se van y proyectan su futuro en otro lugar, lo cual veo genial. Sin embargo no es de mi interés, por lo menos por el momento. Me parece que aquí hay mucho por hacer”, asegura a EFE.
Su interés, reconoce, es pensar “en las dos series que vienen después” de la actual. Siempre a futuro, pero no como una obsesión: “Prefiero decir enfocada (en vez de obsesiva)”.
Retratos invisibles estará expuesta hasta el próximo 21 de octubre en la capital insular.
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