Los directivos de la Empresa de Reciclaje se felicitaron este jueves en el programa Mesa Redonda por ser una de las pocas “industrias” del país que han sobrecumplido su plan: en lo que va de año, la empresa ha recolectado 74.000 toneladas de materia prima y ganado más de 41,6 millones de dólares, de los cuales 29 millones provienen de la exportación.
El presidente del grupo empresarial, Jorge Luis Tamayo, lamentó que las secuelas económicas de la pandemia de coronavirus no le permitieran lograr “resultados superiores”. Aun así, hubo éxito con lo acumulado entre los puntos “fijos” de reciclaje, que recogieron 16.400 toneladas, y los “móviles” –que recolectaron 16.000–, además de las escuelas y organizaciones estatales, que aportaron 1.500. Los Servicios Comunales, que deberían llevar el peso de la recolección, sólo entregaron a Reciclaje unas 1.900 toneladas, se quejó el dirigente.
Nada supera, sin embargo, la capacidad de los hoteles de la Isla para generar basura que luego Reciclaje expurga y colecta. En lo que va de año, los establecimientos turísticos han “aportado” la no despreciable cantidad de 2.240 toneladas de materia prima utilizable, 556 más que el año pasado.
Tamayo aseguró que, además de venderla, su empresa usa la materia prima para fabricar 65 productos “sin ejecutar grandes inversiones”
Tamayo aseguró que, además de venderla, su empresa usa la materia prima para fabricar 65 productos “sin ejecutar grandes inversiones”. Lo que genera más dinero –y por tanto, lo que más se exporta– son “envases de cartón, plásticos, vidrio, partes, piezas, agregados, laminados, tuberías, angulares”. Además, por la venta de chatarras no metálicas, lograron obtener cinco millones de dólares.
Lo que se reinvierte en el mantenimiento de los equipos de reciclaje es mínimo: unos 109 millones de pesos, precisó Tamayo. Su empresa, además, se beneficia de un “esquema cerrado de financiamiento en divisas” –por el que han abogado, sin éxito, otros sectores, como el editorial– y de “una tasa de cambio diferenciada”, de 1 dólar por 120 pesos, que el dirigente calificó de “fundamental para la organización”.
Reciclaje, se enorgulleció Tamayo, sabe sacar provecho de cualquier revés. En los mayores desastres de los últimos años –el derrumbe del hotel Saratoga, el incendio de la Base de Supertanqueros de Matanzas y el desplome del entrepiso en una torre de la termoeléctrica Antonio Guiteras– su empresa ha recogido y reaprovechado los materiales que ya no eran utilizables en la reconstrucción.
La directora de la empresa de Reciclaje en La Habana, Rosa Reyes, no fue tan optimista con la situación. Durante su intervención, admitió que en la capital a nadie le interesa demasiado el reciclaje y atribuyó a la “gran insatisfacción de la población”, asediada por la “situación energética”, el hecho de que los habaneros arrojen basura a las calles sin distinguir entre materiales que son reciclables y los que no.
“El producto reciclable una vez que se mezcla con la basura pierde calidad, pierde valor, y es muy difícil su recuperación”
“El producto reciclable una vez que se mezcla con la basura pierde calidad, pierde valor, y es muy difícil su recuperación”, lamentó. Por otra parte, “la capital no cuenta con infraestructura óptima para poder hacer esa clasificación en origen, de los materiales reciclables desde el hogar”, dijo, en referencia a la ausencia de contenedores y cestos en las calles. No obstante, acabó llamando a los cubanos a tener “un poco de disciplina y conciencia”. La recogida de materia prima, insistió, podría ayudar a la “economía del hogar”.
Aunque lastrada por las restricciones sanitarias durante la pandemia, la recogida de materias primas fue el medio de subsistencia de muchos ancianos y personas de bajos recursos en Cuba. En las calles de la Isla es frecuente ver, también, a mendigos recolectando latas y cartones que luego venden en los puntos de reciclaje por unos pocos pesos.
El fenómeno conlleva un grave riesgo sanitario, pues la búsqueda de estos artículos se realiza sin la más mínima protección y no es raro encontrar “buzos” –personas que se sumergen en los contenedores buscando materiales y comida– hurgando en la basura. A nada de esto aludieron Tamayo y Reyes, que tienen la mira puesta más allá, en lo lucrativo que se ha vuelto el negocio.
Ambos directivos terminaron el programa con un llamado a las micro, medianas y pequeñas empresas de la Isla a unirse a su “accionar” para elevar las ganancias de Reciclaje. Los “exhortamos a todos”, finalizó Tamayo.
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