LA HABANA, Cuba.- Frente a la tradición de escribir un trabajo periodístico en los días finales de un año para hacer el resumen de lo acontecido en este y hacer algunos pronósticos o expresar anhelos de cara al que está a punto de comenzar, este articulista ha preferido esperar algunas horas y hacerlo ya comenzado 2025.
Pero en la prensa independiente cubana sí hubo colegas prominentes que se ajustaron a la práctica habitual. Deseo citar y comentar con brevedad lo escrito por tres de ellos que, en mi modesta opinión, descuellan por su valía. Es el caso del ingeniero Dagoberto Valdés en Convivencia, un editorial del diario 14yMedio y un artículo de Luis Cino en estas mismas páginas de CubaNet.
El primero en el tiempo es el de don Dagoberto. Fiel a su costumbre, el colega pinareño dio a conocer su artículo Cuba 2024: Annus horribilis el último lunes de ese año, que fue el día 30. Creo que, al menos para un hispanoparlante, no resulta necesario traducir el latinajo, el cual se entiende perfectamente. Como bien dice el colega Valdés, “Cuba ha vivido el peor año de su historia conocida”.
El destacado laico católico caracteriza 2024 con una frase descriptiva lapidaria: “Inmedible catástrofe”. Los intentos de rebajarla de algún modo los califica como “una verdadera ofensa a la dignidad del pueblo cubano”. Y en una clara alusión a los descargos castrocomunistas sobre el “bloqueo recrudecido”, precisa: “Peor aún es atribuirle a esta calamidad sin límites una causa falsa, indirecta o foránea”.
Y después de referirse a “la causa” y “la dimensión” del “desastre antropológico, económico y social” que padece Cuba, sentencia: “Ocultarlo es patético. Justificarlo es un crimen moral. Reconocerlo es simple honestidad. Cambiar es un deber cívico. Demorar el cambio es perverso”.
Por su parte, el editorial del primer diario elaborado en la Isla, en su título, describe la esencia del período que acaba de concluir: 2024, el año de la oscuridad en Cuba. En el texto se aclara que esa denominación se ha empleado “no solo por los constantes apagones y las tres caídas totales del sistema energético nacional, sino también porque no ha brillado ni un solo rayo de esperanza”.
En el texto se destaca la contraposición entre el discurso del pueblo (que reconoce el “colapso”) y los eufemismos oficialistas (que aluden a “un ‘complejo’ escenario”); el contraste de los rostros famélicos de los ciudadanos de a pie con los rollizos representantes del Poder; el divorcio entre “la caída en picada del mercado racionado” y las declaraciones demagógicas y mendaces de los mayimbes, quienes alegaban que “nadie quedaría desamparado”.
Puesto a objetar, yo solo me animaría a mostrarme inconforme con la oración inicial del editorial: “2024 ha sido el año más difícil que han vivido los cubanos en este siglo”. No es que el planteamiento sea falso, sino que me parece limitado en demasía. Mejor me parece la alusión de Dagoberto (“el peor año de su historia conocida”).
Si se desea evitar tener que retrotraernos a los tiempos de la Guerra de Independencia (y a las inevitables comparaciones, que son totalmente justas, entre Valeriano Weyler y los actuales jerarcas de “la Continuidad”), pudieron haberse referido a “los siglos XX y XXI” o al surgimiento de Cuba como Estado internacionalmente reconocido. Es que desde 1902 a la fecha nuestro país no había caído en furnias de miseria, hambre y desesperación como aquellas en las que vegeta hoy.
En los tres trabajos periodísticos se adelanta posibles soluciones definitivas para el corriente 2025. Cino, más escrupuloso, se pregunta en el título de su artículo: ¿Será este el último año del régimen? Con gran honestidad, se remonta… ¡a 1991! El prominente autor constata de manera melancólica: “Muchos esperábamos que 1991 fuera el último año del régimen castrista”…
Pese a aquella imprecisión (fallida, por desgracia), Luis constata que ahora, ¡un tercio de siglo más tarde!, “vuelve a imperar, como en aquel diciembre de 1991, el presentimiento de que este año será el último de la dictadura”. 14yMedio se muestra más cauteloso: “La dictadura cubana entrará muy debilitada a 2025”. Y concluye: “Este año que termina, el castrismo ha perdido buena parte del poco apoyo popular que le quedaba y entrará renqueante en enero”.
El más optimista de todos es, por amplio margen, el ingeniero Valdés, con quien coincido. Él se pregunta si 2025 merecerá ser calificado como un annus mirabilis (expresión que puede ser traducida como “año del milagro” o “año prodigioso”). En su favor esgrime un argumento atractivo: “Va contra toda razón que algo que empeora por minutos no esté abocado a cambiar”…
Estos planteamientos han venido acompañados, este Fin de Año, por una harto instructiva primicia. El “palo periodístico” fue propinado al régimen por la colega Nora Gámez en las páginas del diario miamense El Nuevo Herald. La esencia de la misma información, por el gran interés que ella ofrece, puede leerse aquí en CubaNet, que de inmediato glosó y condensó la importantísima noticia.
Uno de los datos concretos desenterrados por Nora caracteriza por entero la esencia antipopular del régimen castrocomunista y su generalato: la empresa Gaviota, que regentea los hoteles del pulpo militar GAESA, tiene en sus cuentas bancarias, ella sola, más de 4.300 millones de dólares. Esto representa casi 13 veces los $339 que, según la manipuladora propaganda castrocomunista, bastarían para abastecer durante un año todas las farmacias de la Isla.
La autora subraya: “Aun cuando los cubanos han estado muriendo debido a la escasez de medicamentos y suministros en los hospitales, el gobierno dice que no tiene dinero para comprarlos debido a las sanciones estadounidenses”. ¿Y la millonada atesorada por el Grupo de Administración Empresarial, sociedad anónima (GAESA)! De eso no se habla…
Aclaro que este nuevo escándalo que involucra a los mayimbes castrocomunistas no representa una novedad para ningún cubano bien informado. Pero el gran mérito de El Nuevo Herald y la colega Gámez es que todas esas afirmaciones están respaldadas por registros financieros secretos obtenidos por el periódico miamense. ¡Y haberlo hecho a tres semanas de la toma de posesión de Donald Trump como presidente y Marco Rubio como secretario de Estado!
¿Pero qué dicen los castrocomunistas sobre este nuevo “culebrón” que apenas empieza ahora! Hasta el momento han dado la callada por respuesta. De hecho, un titular del Granma, tomado de un mensaje al pueblo emitido por el jefe formal del régimen, el gobernante Díaz-Canel, revela que este señor no se ha dado por enterado: “Gracias por el heroísmo frente a la barbarie de la guerra económica que se nos hace”.
¡Pero atengámonos a lo ya comentado! En mi modesta opinión, este “culebrón” no ha hecho más que empezar. Esperemos que vayan apareciendo más capítulos, y que estos sirvan para desenmascarar, en medida aún mayor, la esencia antipopular y criminal del régimen castrocomunista y sus generalotes de GAESA.