MIAMI.- Tras una revisión fiscal a cargo de la Oficina Nacional de Administración Tributaria de Matanzas, se determinó que una de las mipymes más poderosas y conocidas de la provincia no habría pagado los impuestos requeridos. D’SOTO S.U.R.L, administrada por la familia del conocido atleta cubano Javier Sotomayor Sanabria, ahora tiene una deuda con el Estado de casi nueve millones de pesos.
En una publicación de Facebook (que fue retirada), Dariel Sotomayor Rivera, hermano del recordista mundial, denunció su inconformidad con el dictamen que los obliga a pagar exactamente ocho millones seiscientos treinta y dos mil ocho cientos veinte con ochenta y ocho centavos por “los daños causados a los fondos públicos”.
“Los mismos fondos públicos que fueron beneficiados por más de diez millones con el pago de todos los impuestos”, escribió el joven para respaldar que supuestamente no han dejado de pagar sus impuestos.
A pesar de que estos negocios son operados públicamente por Dariel, este es apenas un testaferro de su hermano; y sería el conocido exatleta el verdadero dueño de la mipyme.
De hecho, la vinculación Sotomayor Sanabria con los negocios que agrupa esta mipyme no es un secreto. Es común encontrar fotos del saltador promocionando la empresa privada y hasta cortando listones para inaugurar los nuevos negocios que se suman a su imperio.
También en los perfiles de la empresa publicitan otro negocios que oficialmente sí están a nombre de Javier Sotomayor como el Bar 2.45, ubicado en el municipio Playa, donde se realizaban con frecuencia eventos para promocionar el sector privado en Cuba con invitados como el agente de la Seguridad del Estado Alfonso Larrea o el cubanoamericano Hugo Cancio.
D’SOTO, un imperio que se extendió demasiado
Desde que se aprobaran en Cuba las micro, pequeñas y medianas empresas hace ya tres años, se han creado en la isla más de 11.000, según las cifras oficiales. Este es un número que podría parecer esperanzador para un país que satanizó por décadas la propiedad privada.
Sin embargo, expertos y prensa han alertado sobre un incremente en la ofensiva contra negocios privados que se traduce en multas, decomisos, cierre de negocios, investigaciones policiales.
Crear una mipyme en Cuba (con las revisiones ideológicas que demanda el proceso) no está al alcance de cualquiera. Mucho menos lo es lograr la prosperidad dentro de un sistema diseñado para frenar la iniciativa privada; excepto para quienes tributan con sus empresas a las estructuras del régimen o a miembros de la cúpula. Porque incluso figuras conocidas y que siempre han sido leales a la dictadura pueden ser pisoteadas, como ahora le sucede a Javier Sotomayor.
Ya un primer tropiezo empresarial lo tuvo “el príncipe de las alturas” a inicios de 2024 cuando cerraron su Bar 2.45 en la capital cubana. Desde el pasado marzo el negocio, ubicado en una mansión capitalista que le obsequió Fidel Castro, colgó en sus redes un cartel de cierre temporal y 10 meses después la situación no ha cambiado.
En cuanto al otro negocio de Sotomayor, la mipyme acusada ahora de evasión fiscal, inició en Matanzas como una simple pizzería con entrega a domicilio en 2022. Para junio de 2023 a los negocios de la familia se sumó un emprendimiento de venta de comida en un local que rentaron a la entidad estatal Cimex. En febrero del siguiente año abrieron el Bodegón con el sueño de convertirlo en un restaurante de lujo en la ciudad.
El imperio Sotomayor siguió creciendo y sumaron una tienda online que oferta alimentos, productos de aseo, aditamentos para autos. Son productos que se pagan en divisas a través de tarjetas asociadas a cuentas internacionales. O sea, Sotomayor también ha sacado una pequeña tajada del popular negocio de vender a los emigrados lo que necesitan sus familias en la isla.
Incluso el exaleta fue más allá y también incorporó a sus negocios “La Dieta”, un emprendimiento que permite desde una web comprar divisas en efectivo. Por ejemplo, si un cubano residente en el extranjero desea que alguien en la isla reciba 100 USD, puede adquirirlos a través de esta página. El proceso es simple: ingresar los datos del beneficiario y pagar una comisión del 5%. Luego la mipyme del saltador lleva el efectivo hasta la dirección del familiar en Cuba.
El pasado mayo, ya con el bar habanero cerrado, celebraron otro emprendimiento exitoso en Matanzas. El día dos inauguraron un centro gastronómico en el Aeropuerto Internacional Juan Gualberto Gómez Ferrer de Varadero. Para “bautizar” el negocio hasta el mismísimo Javier acudió de camisa blanca y jeans. El campeón olímpico se tomó fotos cortando el listón, mientras su hermano, el testaferro de sus negocios, observaba y audaba a sostenerlo.
Hoy con el dictamen de la reciente auditoría todos estos negocios de la familia Sotomayor podrían sufrir el mismo destino que el bar habanero 2.45.
El 1 de febrero, en la publicación que luego borró y donde denunciaba la multa millonaria, Dariel Sotomayor Rivero, cuestionó que fueran constantes en Cuba las alusiones al “bloqueo” y Donal Trump, cuando “el mal nos lo estamos haciendo nosotros mismos”. Sin embargo, el joven matancero enfatizó que no era culpa del gobierno, o del sistema. El mismo sistema que permitió a su hermano expandir sus negocios y sobrepasar límites impensados para la mayoría, hasta que un día cayó en desgracia.
Nota: Cubanet contactó con la familia Sotomayor a través de Whatsapp pero no han respondido a nuestras preguntas.