MIAMI, Estados Unidos. – Menos la indiferencia, cualquier reacción puede asociarse con Tony Menéndez, el artista que cautivó la atención de los cubanos en los años 90 y 2000 con su extravagante presencia. Era una época diferente y Menéndez ganó tantos detractores como seguidores con su imagen colorida y queer, alejada del estilo simple y los prejuicios que pululaban en la sociedad de la Isla.
“Yo nací así. Desde niño nunca me vestí sencillo ni discreto. Diseñaba mi propio vestuario, y me combinaba mis zapatos con mi pantalón, mi calzoncillo y mis medias. Me ponía un sombrero con unas gafas y unos guantes, y una corbata o un lazo”, dijo el artista en una entrevista publicada por la revista El Estornudo.
José Antonio Menéndez Egües nació en La Habana el 20 de febrero de 1965, hijo de padres con motivaciones artísticas que se dedicaban al periodismo y la ingeniería, desde los cuatro años demostró sus aptitudes.
“Provengo de dos seres simpáticos, naturales, espontáneos. Artistas. Recuerdo que mi madre me enseñaba poemas y yo los cogía al vuelo. Desde pequeño recitaba, cantaba, tocaba instrumentos musicales, hasta que ella me llevó a las escuelas de arte”, destacó Menéndez en declaraciones al portal Cubarte.
En su niñez fue un excelente alumno, protagonizaba matutinos escolares y le gustaba involucrarse en actividades que tuvieran público. Todo ello lo llevó a ser captado por el Teatro Musical de La Habana y participar en programas televisivos como Escenario escolar, Que siempre brille el sol, además del espacio radial Corresponsal Rapilist en la emisora Radio Progreso.
Antes de obtener su título del Instituto Superior de Arte (ISA), Menéndez se formó con clases de actuación, baile, música, canto, folclore y actuó en varios países de Europa.
Sus créditos en pantalla se ampliaron durante su juventud con programas como Para bailar y actuaciones en conocidas novelas, series y teleplays como Furia blanca, El príncipe y el mendigo, Cumbres borrascosas, Mi prima Raquel y Shiralad.
Fuera de Cuba también se insertó en el elenco del musical francés Un americano en París y a presentarse como invitado del espectáculo televisivo italiano Roxy Bar, conducido por el periodista y crítico Gabriele Ansaloni.
Si bien Menéndez ha sido objeto de críticas y sorna por su excéntrico vestir, su trayectoria lo ha llevado a compartir escenario con relevantes artistas cubanos entre los que destacan Silvio Rodríguez, Omara Portuondo, Rosita Fornés, Pablo Milanés y Elena Burke, además de estrellas foráneas como los italianos Eros Ramazzoti y Jovanotti, el venezolano Oscar D’León y el británico Phil Manzanera.
Asimismo, su fama y experiencia han servido de guía para muchos bailarines que formó en la Escuela Taller de Espectáculos de la calle Reina y que lleva su propio nombre.
Tony Menéndez como personaje rimbombante logró hazañas en los escenarios de la Isla que han quedado en la memoria del público. En una ocasión “por poco tiene que pasar por encima del cadáver de la directora” del Teatro Nacional cuando se le ocurrió subir un caballo blanco a la tribuna en pleno Festival de Música Campesina Eduardo Saborit.
Luego de su etapa de esplendor llena de premios, giras y efervescencia, el controversial artista cubano ha mantenido una postura menos mediática durante los últimos años.
Aun así, en 2013 Menéndez volvió a ser noticia cuando varios medios especularon que lo habían acusado de asesinar a su padre.
“Por poco me vuelvo loco. Fue algo muy desagradable e inesperado. Yo me tuve que ir a pasar un tiempo a la casa de unos amigos, porque aquello parecía una película de terror”, contó al respecto.
Una de las últimas apariciones de Tony Menéndez ocurrió este 2023, cuando con un bajo perfil el “rey del espectáculo” en Cuba (como le gusta llamarse) visitó el Museo de Artes Decorativas y dio una pequeña entrevista que se publicó en la página de Facebook del centro.