Las gallinas de Villa Clara ponen un 25% de huevos menos que el promedio internacional. La mala alimentación y los problemas para reponer la masa avícola por déficit de combustible han repercutido en unos datos que hablan por sí solos. Mientras el promedio internacional roza los 300 huevos anuales en función de la “calidad de la alimentación” y la raza del animal, en la Empresa Avícola de la provincia apenas se quedan en 215-235.
Según Lázara Liset Montes de Oca Peñaranda, directora general de esa entidad, la mitad de las gallinas (el 50%) ha superado la etapa de mayor nivel reproductivo. Las gallinas comienzan a poner huevos a los cinco o seis meses de edad, aunque es entre las semanas 55 y 60 cuando alcanzan su mejor producción. Después de ese momento, es preciso reponerlas para que la cantidad sea óptima, algo que no se ha logrado.
A ello se une la falta de combustible, que impidió producir y distribuir la comida de las gallinas, al igual que la recogida y traslado de los huevos
A ello se une la falta de combustible, que impidió producir y distribuir la comida de las gallinas, al igual que la recogida y traslado de los huevos a la Unidad Empresarial de Base Acopio, ubicada en Santa Clara.
El resultado, como era de esperar, es el encarecimiento de los huevos en el mercado negro, ya que en la bodega el retraso es patente. En la primera quincena del mes de septiembre se está repartiendo la cantidad que correspondía entregar en agosto, que en la provincia son cinco unidades por consumidor.
El diario oficial de Villa Clara, Vanguardia, cuenta este lunes la penosa situación en que se encuentra este producto, aunque considera importante “reconocer el esfuerzo estatal para mantener[lo] la canasta básica” a la vez que califica los precios en el mercado negro, que pueden superar los 3.000 pesos cubanos por un cartón con 30 unidades, de “prácticas deshumanizadas por parte de quienes se aprovechan de las carencias de la población para obtener ganancias [que] deben ser enfrentadas de manera enérgica”.
Según la información oficial, sí se han entregado los huevos destinados al “consumo social” en círculos infantiles, escuelas, universidades, hospitales y el Sistema de Atención a la Familia (SAF). Además, aspiran a entregar a la población los que prevé la canasta familiar de septiembre entre la segunda quincena de este mes y la primera del próximo.
No está muy claro cómo se logrará, puesto que la misma nota explica que, mientras se siga dependiendo de las importaciones para elaborar el alimento, la producción será deprimida, pero insta a aumentar la “soberanía alimentaria” y afirma que la entidad tiene como plan sembrar maíz –entre otras cosas– en las tierras disponibles.
“Las condiciones objetivas del país han afectado otras opciones, como los huevos de codorniz, muy nutritivos y buscados por la población”. En la provincia apenas hay 8.000 codornices
El Gobierno comenzó a promover hace aproximadamente un año el consumo de huevos de codorniz como alternativa a la escasez de los de gallina. Este producto, que en otras latitudes se considera casi gourmet por su buen sabor pero escaso tamaño, se alabó en la prensa nacional por razones muy distintas, pero actualmente ese plan también ha naufragado.
Según la nota de Vanguardia, “las condiciones objetivas del país han afectado otras opciones, como los huevos de codorniz, muy nutritivos y buscados por la población”. En la provincia apenas hay 8.000 codornices, lo que afecta a la disponibilidad.
En medio de la situación, no solo los revendedores se benefician. En cadenas de venta como Supermarket, cuatro docenas de huevos de gallina salían a 27,40 dólares la pasada semana, a lo que hay que añadir los gastos de envío, según el importe total del pedido. “Qué descaro e impotencia”, contaba un cubano residente en Miami a 14ymedio. “Yo aquí los compro a 1,29 la docena”. También ha repercutido en la importación de huevo en polvo, una de las mercancías que más traen los emigrados cuando visitan a sus familiares.
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